(Bombay, 1865 - Londres, 1936) Narrador y poeta inglés, controvertido por sus ideas imperialistas y uno de los más grandes cuentistas de la lengua inglesa. Pertenecía a una familia de origen inglés (su padre, John Lockwood Kipling, era pintor y superintendente del Museo de Lahore), y pasó en la India los primeros tiempos de su infancia. A los seis años fue enviado a Inglaterra, donde estudió en el United Services College de Westward Ho, en Devonshire, ambiente que luego describió en la novela Stalky C.
Vuelto en 1882 a la India, se dedicó al periodismo en calidad de subdirector de The Lahore Civil and Military Gazette y, después, entre 1887 y 1889, de The Pioneer. A los veintiún años publicó su primer libro, Departmental Ditties (1866), colección de versos de circunstancias, y a los veintidós el primer volumen de narraciones, Cuentos simples de las colinas (1887), al que siguieron, en 1888-89, otros seis: “Tres soldados”, “Bajo los cedros deodaras”, “El rickshaw fantasma”, “La historia de los Gadsby”, “En blanco y negro” y “El pequeño Guillermo Winkie”.
En tales relatos, situados en el ambiente de la vida india según podía entenderla un inglés y escritos en un lenguaje directo y vigoroso que recuerda la jerga militar, Kipling reveló un agudo espíritu de observación, capacidad inventiva y una habilidad especial en la descripción de tipos característicos de oficiales y muchachos inspirados en la realidad inmediata. El estilo rápido y escueto, el tono rudo y frecuentemente cínico, y el crudo realismo ofrecen un sabor de experiencia vivida, con matices de anécdota narrada bajo las tiendas de un campamento de soldados en el curso de las prolongadas velas nocturnas.
Luego de un largo viaje por el Japón y los Estados Unidos, que relató en una serie de cartas (Letters of marque) publicadas en The Pioneer y más tarde en los dos volúmenes de De mar a mar (1889), escribió otra serie de narraciones indias para The Macmillan's Magazine, reunido luego en Peripecias de la vida (1891). En Inglaterra publicó también una colección de baladas, Canciones de cuartel (1892), que, junto con los versos siguientes de Siete mares (1896) y de Las cinco naciones (1903), inspirados en las épicas empresas de la estirpe anglosajona y en sus fieles centinelas esparcidos por todos los lugares de la Tierra, su poderío industrial y colonial y sus glorias marineras, hizo de Kipling el poeta del triunfante imperialismo británico de la época victoriana.
Luego de haber intentado sin demasiado éxito la novela en La luz que se apaga (1891), realizó otros largos viajes a Estados Unidos, Australia y Sudáfrica. En 1892 contrajo matrimonio con Caroline Starr Balestier, de Nueva York, y se estableció con ella en Battleboro, en Vermont, donde vivió cuatro años y compuso varias obras que revelan el influjo americano, en la exaltación de la vida primitiva y del retorno a la naturaleza: Invenciones varias (1893), El libro de la jungla (1894), El segundo libro de la jungla (1895) y Capitanes intrépidos (1897).
En El libro de la jungla y su continuación presenta un mítico mundo animal, regulado por las férreas leyes de la fuerza, donde Mowgli, el cachorro humano, es acogido fraternalmente y encuentra de nuevo las huellas de una afinidad y una simpatía atávicas; se trata de la primera obra maestra de cuantas escribiera Kipling para muchachos. A ella siguieron más tarde Precisamente así. Historias para niños (1902) y las delicadas leyendas, llenas de humor y lirismo sutil, reunidas en Puck (1906) y Recompensas y hadas (1910).
Vuelto a Inglaterra en 1896, se estableció definitivamente en una localidad de Surrey, donde permaneció -excepto en el curso de un viaje a América y de otro realizado a Sudáfrica durante la guerra anglo-boer- hasta su muerte. En 1907 obtuvo el Premio Nobel y en 1926 la medalla de oro de la Royal Society of Literature.
Sus últimas obras son colecciones de relatos y de textos diversos escritos con ocasión de la primera Guerra Mundial. Las más importantes son Debits and Credit (1926) y Limite and Renewals (1932). La obra maestra de Kipling es Kim (1901), en la que a través del hilo conductor de las aventuras de un muchacho ofrece un cuadro clásico de los aspectos más pintorescos de la India. Así como la producción poética de nuestro autor ha perdido gran parte de su interés debido a su carácter excesivamente declamatorio y circunstancial, en sus textos narrativos, en cambio, se da todavía, como dice Henry James, "la magia irresistible de los soles tórridos, de los imperios sometidos, de las religiones salvajes y de las guarniciones inquietas".
If
If you can keep your head when all about you Are losing theirs and blaming it on you;
If you can trust yourself when all men doubt you,
But make allowance for their doubting too;
If you can wait and not be tired by waiting,
Or, being lied about, don't deal in lies,
Or, being hated, don't give way to hating,
And yet don't look too good, nor talk too wise;
If you can dream - and not make dreams your master;
If you can think - and not make thoughts your aim;
If you can meet with triumph and disaster
And treat those two imposters just the same;
If you can bear to hear the truth you've spoken
Twisted by knaves to make a trap for fools,
Or watch the things you gave your life to broken,
And stoop and build 'em up with wornout tools;
If you can make one heap of all your winnings
And risk it on one turn of pitch-and-toss,
And lose, and start again at your beginnings
And never breath a word about your loss;
If you can force your heart and nerve and sinew
To serve your turn long after they are gone,
And so hold on when there is nothing in you
Except the Will which says to them: "Hold on";
If you can talk with crowds and keep your virtue,
Or walk with kings - nor lose the common touch;
If neither foes nor loving friends can hurt you;
If all men count with you, but none too much;
If you can fill the unforgiving minute
With sixty seconds' worth of distance run -
Yours is the Earth and everything that's in it,
And - which is more - you'll be a Man my son!
Si
"Si puedes mantener la cabeza cuando los otros
Han perdido la suya y están culpándote,
Si puedes confiar en ti cuando los demás dudan,
Pero a la vez, eres indulgente con sus dudas;
Si puedes esperar y no te cansas por esperar,
O, siendo mentido, no te entregas al odio,
Y, aun así, no presumes demasiado ni hablas demasiado sabiamente.
Si puedes soñar y no permites que tus sueños te gobiernen;
Si puedes pensar y no haces de tus pensamientos tus aspiraciones;
Si puedes enfrentarte al Triunfo y al Desastre
Y tratas a esos dos impostores como si fuesen lo mismo,
Si puedes soportar que la verdad que has dicho
Sea retorcida por bellacos para ser convertida en una trampa para necios,
O, al contemplar como se rompen las cosas por las que diste la vida,
Te inclinas a rehacerlas con herramientas gastadas.
Si puedes hacer un montón con todas tus ganancias
Y arriesgarlas en una jugada a los dados,
Y perderlas, y empezar otra vez desde el principio
Y no rechistar nunca acerca de tus pérdidas,
Si puedes forzar tu corazón, tu nervio y tu fuerza
Para que te sirvan aun después de que se hayan ido
Y te sostienes cuando ya no queda nada en ti
Excepto la Voluntad que te hace decir: "Resiste"
Si puedes hablar a las masas y conservar tu virtud
O caminar entre reyes sin perder el contacto con la gente,
Si ni los enemigos ni tus amigos pueden dañarte,
Si todos los hombres cuentan contigo, pero ninguno de ellos demasiado;
Si puedes llenar el inexorable minuto
Con el equivalente a sesenta segundos de distancia recorrida,
Tuya es la Tierra y todo lo que hay en ella,
Y, lo que es mas, ¡serás un Hombre, hijo mío!"
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