Sándor Márai (Kassa, 11 de abril de 1900 - San Diego, 22 de
febrero de 1989) fue un novelista y periodista húngaro.
Sándor Károly Henrik Grosschmid de Mára, conocido como Sándor
Márai, nació en Kassa (hoy en Eslovaquia), una pequeña localidad del antiguo
Reino de Hungría, en aquel momento conformante de la potencia mundial, el
Imperio Austrohúngaro, desaparecido tras ser derrotado en la primera guerra
mundial. Descendiente de una familia acomodada de origen sajón, su infancia y
su pubertad fueron algo conflictivas, ya que se escapó de casa varias veces y
por ello fue ingresado en un internado religioso. Posteriormente se instaló en
Leipzig para estudiar periodismo, carrera que abandonó. Durante su juventud
viajó por Europa, sobre todo por Europa Central, y visitó París, la capital
cultural de la época, donde convivió con algunos de los representantes más
destacados de las vanguardias estéticas del momento.
Tras decantarse en un principio por escribir en alemán
(lengua que dominaba desde pequeño), se decidió finalmente por su lengua
materna, el húngaro. En diversas obras, y también en disquisiciones de
personajes de sus novelas, Márai exaltó la belleza que atribuía al idioma
húngaro, especialmente por su fonética. En 1928 se instaló en el pequeño barrio
de Krisztinaváros, en Budapest.
Durante la década de 1930 se labró un gran prestigio por la
claridad y precisión de su prosa de estilo realista, prestigio que pocos años
después era casi comparable al de Thomas Mann o Stefan Zweig. Sus obras se
traducían a numerosos idiomas.
Thomas Mann y Sándor Márai en 1935
Si bien alabó con entusiasmo los Acuerdos de Viena, en los
que la Alemania nazi obligó a Checoslovaquia y a Rumanía a devolver a Hungría
parte de los territorios perdidos por ésta en el Tratado de Trianon, escribió
contundentes artículos en contra del nazismo y se declaró "profundamente
antifascista", algo poco recomendable en la Hungría del momento. No
obstante, su inmensa fama lo tuvo a salvo de represalias de calado.
Su estrella empezó a apagarse con la ocupación soviética de
Hungría y con el establecimiento del régimen comunista. Tildado de
"burgués" por los comunistas, Márai abandonó definitivamente su país
en 1948 y, tras una breve estancia en Italia, emigró a Estados Unidos. La posterior
prohibición de su obra en Hungría hizo caer en el olvido a quien en ese momento
estaba considerado uno de los escritores más importantes de la literatura
centroeuropea. Así, habría que esperar varios decenios, hasta el ocaso del
comunismo, para que este escritor fuese redescubierto en su país y en el mundo
entero. Márai se quitó la vida en 1989 en San Diego, California, pocos meses
antes de la caída del Muro de Berlín.
Aunque Sándor Márai destacó sobre todo por su obra narrativa,
también escribió poesía, teatro y ensayo, además de múltiples colaboraciones
periodísticas, entre las que se encuentran algunas de las primeras reseñas
sobre las obras de Franz Kafka. En sus novelas, escritas originariamente en
húngaro y cuidadosamente desarrolladas, Marai analiza la decadencia de la
burguesía húngara durante la primera mitad del siglo, en títulos como Divorcio
en Buda, El último encuentro o La herencia de Eszter. Además de sus
novelas, Márai escribió libros de memorias que retratan las convulsiones
sufridas por Hungría durante la primera mitad del siglo XX, como la Primera
Guerra Mundial (retratada en Confesiones de un burgués) o las
invasiones del ejército nazi, primero, y soviético, después (en ¡Tierra,
tierra!).
(Algunas) Reseñas de obras traducidas al castellano
A la luz de los candelabros / El último encuentro (A
gyertyák csonkig égnek ), ed. Salamandra, 1999 (Círculo de Lectores, 2001):
Un general anciano vive apartado en su castillo. Un día
recibe comunicación de que Konrad, un viejo amigo, ha regresado a la patria, de
modo que envía una comunicación para invitarlo a cenar. Es el punto de partida
a una serie de recuerdos de toda una vida: los padres del general, su infancia,
su amistad en apariencia inquebrantable con Konräd... Pero a medida que se
acerca la hora del esperado encuentro, se descubre que la planeada cena es,
sobre todo, el fin de una espera, el colofón a una venganza. Cuando los dos
ancianos se sitúan frente a frente, el general expone un cúmulo de sentimientos
y reflexiones, rumiadas a lo largo de cuarenta y un años, desde que el que
fuera su amigo huyera por lo que se va dibujando como una dolorosa traición.
La herencia de Eszter (Eszter hagyatéka), ed. Salamandra 2000 (Quinteto,
2003):
Instalada en la casa que heredó de su padre y con la sola
compañía de una pariente anciana, Eszter es una mujer soltera que vive con la
placidez y tranquilidad de quien ha logrado adaptarse a lo que la vida le ha
deparado. Hasta que un día, inesperadamente, recibe un telegrama de Lajos,
viejo amigo de la familia, anunciando su inminente visita. Canalla encantador y
sin escrúpulos, cuyas magníficas dotes de actor le confieren un poder de
seducción irresistible, Lajos no sólo traicionó a Eszter, sino también destruyó
a su familia y les quitó todo lo que poseían, salvo la casa en la que viven y
cuyo jardín es su único y escaso medio de subsistencia. Ahora, tras una
prolongada ausencia, Lajos regresa y Eszter se prepara para recibirlo conmovida
por un torbellino de sentimientos contradictorios. Con la inevitabilidad del
destino como eje central de la narración, La herencia de Eszter se desarrolla
de una forma totalmente inesperada y paradójica. El vividor y mentiroso Lajos,
con su inagotable energía, es un vendaval de vitalidad, alegría y pasión por la
vida que sólo por el hecho de existir pone permanentemente en entredicho la
aparente solidez de las convenciones morales más arraigadas.
Divorcio en Buda (Válás Budán), ed. Salamandra 2001 (Quinteto, 2004):
Cuenta la historia del juez Kristóf Kömives, un respetable
miembro de la alta burguesía húngara, quien vive en Buda, la parte antigua de
Budapest. Está casado y tiene dos hijos. Lleva una vida apacible, dictada por
una moral rígida. Se considera un fiel heredero de una tradición familiar que
incluye otros jueces. La novela empieza con con Kristóf Kömives, sentado en su
despacho, ante los papeles de divorcio de una pareja de conocidos, el médico
Imre Greiner y Anna Fazekas. Esta anécdota inicial sirve para narrar la
historia familiar y de su clase social. Se percibe que ya no gozan del
predicamento de antaño, que la Primera Guerra Mundial ha marcado el final de
una época. Un síntoma de esos aires de cambio se manifiesta con este divorcio
inminente. Además, en medio de esa evocación de su origen, el juez muestra que,
pese a que ha tenido apenas cuatro encuentros con Anna Fazekas, siempre ha
pensado en ella. Su casamiento no lo ha privado de ese sentimiento. En la
víspera de la audiencia, tras volver de una reunión social con su esposa,
encuentra en su casa a Imre Greiner. Viene a contarle que se ha desatado una
tragedia, que no va a ser posible la audiencia. Los dos hombres permanecen toda
la noche hablando. De fondo, se cuenta un conflicto de clase. El médico se
presenta como un advenedizo. Tiene un origen humilde y ha logrado terminar la
carrera de medicina gracias a la ayuda de un tío rico. Ese origen bajo, pese a
sus triunfos en la sociedad, son presentados como un gran problema sin
resolución. Cuando Imre siente que su mujer no lo ama, y esto ocurre en el
cuarto año del matrimonio, se produce el desencanto. Ya no quiere ser parte de
la buena sociedad. De ahí en más hay un camino recto hacia el divorcio.
La amante de Bolzano (Vendégjáték Bolzanóban), ed. Salamandra 2003
(Quinteto, 2005):
Fugitivo de la justicia, Casanova se refugia en Bolzano,
ciudad donde reside la única mujer que ha amado en toda su vida. Pese a los
años transcurridos desde que perdió a Francesca en un duelo con el conde de
Parma, el gran seductor nunca ha podido desprenderse del anhelo de poseer a la
otrora bellísima joven. Ahora, el destino pone en sus manos la gran ocasión de
saciar su deseo insatisfecho: el conde, viejo, cansado y temeroso de perder a
su mujer, que sigue enamorada de Casanova, le ofrece dinero y libertad a cambio
de decepcionar a Francesca, para lo cual el cínico y superficial mujeriego
deberá, en el transcurso de unas horas, realizar la actuación más difícil de su
largo historial donjuanesco. Al caer la noche, mientras Casanova se prepara
para acudir al baile de máscaras, Francesca lo sorprende presentándose en su
aposento. Antes del alba, con el único instrumento de un discurso sincero y
apasionado, la amante ingenua despojará al curtido aventurero de todas sus
máscaras, obligándolo a enfrentarse con el terror del vacío, la soledad y el
exilio.
Confesiones de un burgués (Egy polgár vallomásai) (memorias),
ed. Salamandra, 2004 (Quinteto, 2006):
A la temprana edad de treinta y cuatro años, Sándor Márai
escribía un libro de memorias de una madurez sorprendente. Fruto de una vida
intensa y viajera, las asombrosas páginas de Confesiones de un burgués
contienen la raíz de toda la obra del gran escritor húngaro. Aquí están sus
lecturas, su obsesión por escribir, su pasión por el periodismo, sus amantes,
su matrimonio, los encuentros con autores célebres, los viajes, el sentimiento
de desarraigo, el fantasma del alcoholismo.
Descendiente de una rica familia de origen sajón, afincada
desde hacía siglos en Hungría, Márai inicia su relato con una descripción de la
próspera y confiada burguesía a la que pertenece, que parece vivir en un mundo
ideal en el que reinan la cultura y la tolerancia. Esta plácida existencia se
verá truncada abruptamente el verano de 1914, en Sarajevo, con el asesinato del
heredero al trono de los Habsburgo. Márai es llamado a filas con diecisiete
años y, al finalizar la guerra, su familia lo envía a Alemania a estudiar
periodismo. Allí, como periodista del prestigioso diario alemán Frankfurter
Zeitung, Márai comienza un peregrinaje por la Europa de los años veinte: de
Leipzig a Weimar, de Francfort a Berlín, será testigo de la rápida
transformación de un continente que, entregado a la frivolidad y el desenfreno,
ignora las corrientes de odio que crecen en su seno y que lo conducirán
irremediablemente a la catástrofe. Florencia, Londres, Oriente Medio y, por
supuesto, París, eje central de la vida bohemia y cosmopolita, serán parte del
itinerario de Márai, hasta que por fin, desaparecida su familia y su clase
social y desmembrado su país, opta por recluirse en la única patria posible
para un escritor, «la patria verdadera, que quizá sea la lengua o quizá la infancia».
Así pues, su destino iba a ser dejar constancia de una cultura cuyo esplendor y
ocaso había vivido en carne propia, y relatar la historia de esa dolorosa
ruptura como último narrador de un universo «que creía en la fuerza de la
inteligencia y el espíritu».
La mujer justa (Az igazi) ed. Salamandra, 2005 (Círculo de Lectores, 2005):
Una tarde, en una elegante cafetería de Budapest, una mujer
relata a su amiga cómo un día, a raíz de un banal incidente, descubrió que su
marido estaba entregado en cuerpo y alma a un amor secreto que lo consumía, y
luego su vano intento por reconquistarlo. En la misma ciudad, una noche, el
hombre que fue su marido confiesa a un amigo cómo dejó a su esposa por la mujer
que deseaba desde años atrás, para después de casarse con ella perderla para
siempre. Al alba, en una pequeña pensión romana, una mujer cuenta a su amante
cómo ella, de origen humilde, se había casado con un hombre rico, pero el
matrimonio había sucumbido al resentimiento y la venganza. Cual marionetas sin derecho
a ejercer su voluntad, Marika, Péter y Judit narran su fallida relación con el
crudo realismo de quien considera la felicidad un estado elusivo e
inalcanzable.
¡Tierra, tierra! (Föld, föld) (memorias), ed. Salamandra, 2006:
Escrita veinte años después de los acontecimientos evocados,
¡Tierra, tierra! sitúa al lector como testigo directo de la agonía de la cultura
europea, del proceso brutal de bolchevización emprendido por Rusia y de la
indiferencia de Occidente hacia la suerte de cien millones de europeos de esa
«periferia» que formaba el antiguo imperio austrohúngaro. Primero, el regreso a
Budapest, su casa reducida a escombros, los seis mil libros de su valiosa
biblioteca desaparecidos. Después, la terrible constatación de la nueva era que
se iniciaba: «Los que llevaban los uniformes eran iguales porque hacían lo
mismo: ejecutar el Terror con eficacia. [...] De nuevo se empezaba a perseguir
en nombre de la Única Idea Salvadora.» Más tarde, las críticas al sistema
represor soviético y su saqueo institucionalizado. Y por último, al comprender
que su mera presencia, aunque silenciada por la censura, avalaba el régimen
dictatorial impuesto en su país, la decisión del exilio, el precio a pagar para
que «no puedan comprarme como individuo».En el verano de 1948, el escritor
húngaro aceptó una invitación para participar en unas jornadas literarias en
Suiza. El telón de acero todavía no estaba completamente cerrado y él aún
resultaba políticamente indiferente a los comunistas. Era su última oportunidad
de conseguir un pasaporte para abandonar el país. Márai salió de Hungría con su
mujer y su hijo adoptivo para no volver nunca más. A partir de entonces su
única patria sería la lengua húngara.
La hermana (A nővér), ed. Salamandra, 2007:
En la cumbre de su carrera como pianista, Z. se dirige en
tren a Florencia invitado por el gobierno italiano para dar un concierto. Poco
antes de cruzar la frontera, se siente indispuesto y, tras su actuación, debe
ser ingresado en un hospìtal florentino aquejado de una rara enfermedad vírica.
Allí, mientras se debate entre la vida y la muerte, tendrá lugar un diálogo
intenso y decisivo con el médico que lo atiende, una indagación sin concesiones
sobre el precario equilibrio entre el poder curativo de la ciencia y el
espíritu de lucha del paciente. Una noche, presa del delirio causado por la
morfina, Z. escucha una voz femenina que le susurra: "no quiero que
mueras". Las palabras actúan como un
revulsivo que lo llevará a replantearse aspectos fundamentales de su
vida.
La extraña ed. Salamandra, 2008:
Rodeado del bullicio de las numerosas familias que veranean
en el concurrido Hotel Argentina, en Dubrovnik, Viktor Askenasi, respetado
profesor del Instituto de Estudios Orientales de París, soporta a duras penas
la asfixiante canícula de la costa dálmata. Cercano a la cincuentena, el
profesor ha emprendido un viaje en solitario por el Mediterráneo movido por una
inquietud que lo perturba desde siempre y que lo llevó, unos meses antes, a dar
un vuelco radical a su vida. Pese a haber descubierto un reducto de libertad, y
estar dispuesto a asumir las consecuencias de sus actos como un paso ineludible
en el camino hacia la plenitud, Viktor constata que esa libertad tiene otra
cara imprevista que lo sume en el desconcierto. Así pues, atormentado por la
duda, en un arrebato llama a la puerta de la mujer desconocida con la que acaba
de cruzarse en el vestíbulo del hotel, sin saber si del otro lado del umbral lo
aguarda la penumbra de la locura o la luz de la verdad.
Diarios: 1984-1989 (Napló 1984-1989) ed. Salamandra, 2008:
Márai escribió cinco de los seis tomos de sus diarios en el
exilio; el último, redactado entre 1984 y 1989, es un testimonio apasionante y
profundamente conmovedor de un hombre decidido a enfrentarse sin ambages con la
muerte. Alternando recuerdos personales, instantáneas reveladoras de la vida
cotidiana, con comentarios sobre diversos temas de actualidad y apuntes sobre
la lectura y la tarea de escribir, el gran autor húngaro —que destaca por la
potencia de su palabra y la perfecta lucidez de su mente— se convierte en
observador implacable de su propio deterioro físico y narra, sin embellecerlo,
el último drama de su existencia: la enfermedad y muerte de su amada esposa,
Lola Matzner, con quien durante sesenta y dos años lo había compartido todo.
Márai reflexiona sobre el luto y la soledad, cada vez más insoportable, al
tiempo que se prepara para el momento final: «Estoy esperando el llamamiento a
filas; no me doy prisa, pero tampoco quiero aplazar nada por culpa de mis
dudas. Ha llegado la hora.»
Los Rebeldes, ed. Salamandra, 2009:
Apenas unos meses antes del final de la Primera Guerra
Mundial, cuatro jóvenes acaban sus estudios y se enfrentan al último verano de
la adolescencia. En cuestión de semanas serán llamados a filas y enviados al
frente, un frente del cual sólo llegan noticias nefastas. Así, unidos por su
aversión a lo que promete ofrecerles la madurez, Tibor, Ábel, Erno y Béla crean
un universo particular y juegan a desafiar todas las reglas: beben y fuman en
exceso, juegan a las cartas, se inventan extravagantes historias, cometen
pequeños hurtos... Ante la ausencia de padres, tíos y hermanos mayores,
realizan su propio aprendizaje de la vida libres del control familiar, hasta que
la aparición de un improvisado mentor, un avieso actor que está de paso en la
ciudad, hará que sus juegos, y sus vidas, se precipiten por caminos
insospechados que los llevarán hacia un dramático desenlace.
La gaviota (Sirály, 1943) ed. Salamandra 2011:
Alto funcionario ministerial, culto, solitario y seguro de sí
mismo, el hombre acaba de dictar una orden de enorme trascendencia, una
decisión que en cuestión de horas afectará inexorablemente a millones de
personas. Sin embargo, su aparentemente inmutable serenidad se resquebraja con
la inesperada aparición de Aino Laine, una hermosa joven finlandesa de nombre
poético y que tiene un parecido asombroso con la única mujer que el hombre amó,
fallecida años atrás. Entonces, contra lo que aconsejan la prudencia
profesional y el decoro, éste invita a la joven desconocida a acompañarlo esa
misma noche a la ópera. Da comienzo así entre ambos un diálogo íntimo y
profundo, un juego de seducción no exento de riesgos, donde la pasión, la
nostalgia y la fuerza destructora del destino obran una perturbadora
transformación en el sólido equilibrio burgués de un hombre sensato y
honorable.
Liberación (Szabadulas, 1945) ed. Salamandra, 2012:
En los días previos a la Navidad de 1944, en Budapest, una
joven llamada Erzsébet trata de asegurar un nuevo escondite para su padre, un
célebre hombre de ciencia, astrónomo y matemático, a quien persiguen la Gestapo
y los cruces flechadas por sus conocidas simpatías liberales. Finalmente, tras
dejar a su padre a salvo en un pequeño escondite subterráneo, Erzsébet halla
refugio en un sótano del otro lado de la calle, junto con un nutrido grupo de
sus conciudadanos. Ahí permanecerá las cuatro semanas que durará el asedio del
Ejército Rojo, que lleva en las inmediaciones de Budapest desde noviembre. En
ese rincón oscuro de caos y hacinamiento, Erzsébet nunca deja de creer que
llegará la «liberación», que los rusos no tardarán en llegar y que todo
cambiará. La madrugada del 19 de enero, aparece ante la puerta del refugio el
primer ruso, pero nada será como Erzsébet ha imaginado.
Las reseñas están basadas en la presentación de Ediciones Salamandra:
http://www.salamandra.info/autores.php?autor=122
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