Nietzsche poseía una de las mentes filosóficas que más ha
maravillado a los estudiosos del pensamiento. Su vida, apenas equiparable con
su forma de hacer lectura de la existencia permeada por el arte, la sublimación
de los intereses mundanos y una obcecación por reconstruir desde el futuro al
hombre del presente, son características de este ser enmascarado de Dionisio,
del crucificado y del Anticristo. Todos ellos como el prólogo de aquel que
advierte la llegada del Übermensch, Zaratustra.
Nietzsche inauguró una faceta del filósofo no fue aceptada en
su contemporaneidad y que, como toda gran obra, superó –en términos
histórico-filosóficos- a todos aquellos que
no menguaron en críticas hacia el cambio paradigmático promovido por
Nietzsche con respecto a los estilos de expresión que buscan la fama e ignoran
la genuinidad que el pensamiento construido individualmente requiere para dar
cuenta de la existencia del ser.
Dias de Nietzsche Em Turin es un rodaje que haciendo uso
integro de fragmentos que Friedrich Wilhelm Nietzsche realizó en su estancia en
la ciudad italiana de Turín, se documenta el pensamiento y últimos días de este
filósofo que llevó la sublevación moral a sus últimas consecuencias, enloquecer
como producto de la búsqueda de la esencia última de la verdad; tal y como él
lo escribió 30 años antes en una carta a su hermana: Si quieres la felicidad,
con la fe bastará; pero si lo que se quiere es ser un esclavo de la verdad,
búscala.
Lo ocurrido con el estado psicológico de Nietzsche como
producto de ese escudriño ha escapado a todo intento de clasificación que han
intentado los expertos en psiquiatría y medicina.
No resulta una exageración sostener que la vida de este autor
fue similar a una obra trágica griega, el dramatismo que siempre lo acompañó,
los destellos de belleza mezclados con el carácter vitalista llevaría al
desnudó del artista teórico para deponer el emblema de este creador de obras
sublimes como un ser racional que vive en su arte y no hacer de su vida el arte
en sí mismo, carácter último de la existencia de Nietzsche. A su vez, los
aportes que al naturalismo tan admirado por él, lo que llamaba “La Bestia
Darwiniana”, serían la filosofía necesaria para con respecto a una metateoría
del darwinismo social tan necesaria para no sufrir el menoscabo vulgar del
creacionismo divino.
El tiempo histórico de Nietzsche conmemora el momento en el
cual los filósofos vivían su filosofía en carne a pesar de sus consecuencias;
Karl Marx, a pesar de las diferencias abismales que existen entre él y el
pensador tratado, perteneció a esta especie de filósofos. Marx desde el
discurso racional económico habló de la irracionalidad como principal elemento
destructor de una sociedad caracterizada que puede alcanzar la justicia; pero,
para Nietzsche, esta justicia solo será otorgada hacia aquellos que hagan de la
voluntad de poder su fin último, la sobrevivencia del más fuerte no está en la
fuerza física, ni en las masas, ni en la sociedad en su conjunto, sino en la
inventiva del intelecto humano individual (el sujeto no sujetado a los
parámetros morales caducos), carácter, este último, de la diferenciación del
hombre con respecto a su elemento bestial.
Días de Nietzsche Em Turin es un documento impresionante, contiene
una ambientación, manejo de cámara, iluminación, música, actuación, sonido y
armado del factor subjetivo que deleita de forma envidiable a aquellos que
gustamos de examinar el día a día psicológico de aquellos que sobrepasan al
aburrido humano corriente. A su vez, muchos estarán de acuerdo con que un alto
presupuesto monetario ha echado a perder lo que pudieron ser excelentes
películas, el sobreuso de efectos especiales para impactar al admirador visual
alejan al cinéfilo de aquel factor psíquico/místico que tanta falta le hace a las obras fílmicas
del mayor destructor del cine: Hollywood. Por fortuna y quizás a ello, se
justifica el concepto del film muy a
tono con lo que se sabe de la vida de este filósofo. Una vida que genera un
aturdimiento adónico como sí de una puesta escénica clásica se tratase por su
ritmo, velocidad, simetría y sencillez que conlleva al hábitat metafísico del
mensaje que hacia la humanidad guarda todo personaje promotor de mitos.
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