El poema del Enuma Elish o Poema
babilónico de la creación
Cuando, en las alturas, el Cielo no había recibido nombre,
y abajo, el suelo firme no había sido llamado;
nada, salvo el primordial Apsu, su Engendrador,
Mummu y Tiamat -la que les dio a luz a todos;
sus aguas se entremezclaron.
Ninguna caña se había formado aún, ni tierra pantanosa había aparecido.
Ninguno de los dioses había sido traído al ser aún,
nadie llevaba un nombre, sus destinos eran inciertos;
fue entonces cuando se formaron los dioses en medio de ellos.
Sus aguas se entremezclaron...
Los dioses se formaron en medio de ellos:
el dios Lahmu y el dios Lahamu nacieron;
por su nombre se les llamó.
Antes de que hubieran crecido en edad
y en estatura hasta el tamaño señalado,
el dios Anshar y el dios Kishar fueron formados,
sobrepasándoles en tamaño.
Cuando se alargaron los días y se multiplicaron los años,
el dios Anu se convirtió en su hijo -de sus antepasados un rival.
Entonces, el primogénito de Anshar, Anu,
como su igual y a su imagen engendró a Nudimmud.
Los hermanos divinos se agruparon;
perturbaban a Tiamat con sus avances y retiradas.
Alteraban el vientre de Tiamat
con sus cabriolas en las moradas del cielo.
Apsu no podía rebajar el clamor de ellos;
Tiamat había enmudecido con sus maneras.
Sus actos eran detestables...
Molestas eran sus maneras.
En la Cámara de los Hados, el lugar de los Destinos,
un dios fue engendrado, el más capaz y sabio de los dioses;
en el corazón de lo Profundo fue Marduk creado.
El que lo engendró fue Ea
Su silueta era encantadora, brillante el gesto de sus ojos;
Nobles eran sus andares, dominantes como los de antaño...
Grandemente se le exaltó por encima de los dioses, rebasándolo todo.
Era el más noble de los dioses, el más alto;
sus miembros eran enormes, era excesivamente alto.
Cuando movía los labios, estallaba el fuego;
éstos lanzaban sobre él sus impresionantes relámpagos,
vestido con el halo de diez dioses,
haciéndolo bueno para sus objetivos.
Anu extrajo y dio forma a los cuatro lados,
relegando su poder al líder del grupo,
arremolinándose como un torbellino.
Él produjo corrientes, alteró a Tiamat; los dioses no descansaban,
llevados como en una tormenta.
Diluyó las vitales de aquellos... pellizcó sus ojos.
Tiamat iba de un lado a otro muy turbada.
De ella emergieron once monstruos, rugientes y furiosos;
y marcharon junto a Tiamat.
Los coronó con halos.
El primogénito entre los dioses que formaron la asamblea de ella;
Ella elevó a Kingu,
en medio de ellos lo hizo grande...
El alto mando en la batalla
confió a su mano.
Ella ha creado una Asamblea y ha montado en cólera...
les ha dado armas incomparables, ha dado a luz monstruos-dioses...
además once de esta clase ha dado a luz;
de entre los dioses que formaban su Asamblea,
ella ha elevado a Kingu, su primogénito, le ha hecho jefe...
le ha dado una tablilla de destinos, se la ha sujetado al pecho.
Aquel que es potente será nuestro Vengador; aquel que es agudo en la
batalla:
¡Marduk, el héroe!;
El besó los labios de Anshar:
¡Si yo, realmente, como vuestro Vengador
he de vencer a Tiamat, he de salvar vuestras vidas,
convoca una Asamblea para proclamar mi Destino supremo!
Anshar abrió la boca,
a Gaga, su Consejero, una palabra dirigió...
Ponte en camino, Gaga,
toma tu puesto ante los dioses,
y lo que yo te cuente
repíteselo a ellos.
El Señor salió, siguió su curso;
Hacia la furiosa Tiamat dirigió su rostro...
El Señor se acercó para explorar el lado interno de Tiamat-
los planes de Kingu, su consorte, apreciar.
Mientras observaba, su curso se vio afectado,
su dirección se distrajo, sus actos eran confusos.
Cuando los dioses, sus ayudantes,
que marchaban a su lado,
vieron al valiente Kingu, su visión se hizo borrosa.
Tiamat lanzó un rugido...
el Señor levantó la desbordante tormenta, su poderosa arma.
Tiamat creció, las raíces de sus piernas se sacudían adelante y atrás.
Tiamat y Marduk, los más sabios de los dioses,
avanzaban uno contra otro;
prosiguieron el singular combate,
se aproximaron para la batalla.
El Señor extendió su red para atraparla;
el Viento del Mal, el de más atrás, se lo soltó en el rostro.
Cuando ella abrió la boca, Tiamat, para devorarlo-
él le clavó el Viento del Mal para que no cerrara los labios.
Los feroces Vientos de tormenta cargaron entonces su vientre;
su cuerpo se dilató; la boca se le abrió aún más.
A través de ella le disparó él una flecha, le desgarró el vientre;
le cortó las tripas, le desgarró la matriz.
Teniéndola así sojuzgada, su aliento vital él extinguió.
Después de matar a Tiamat, la líder,
su grupo fue destruido, su hueste hecha pedazos.
Los dioses, los auxiliares que marchaban al lado de ella,
temblando de miedo,
dieron la espalda para salvar y preservar sus vidas.
Al echarles la red, se encontraron atrapados...
A todo el grupo de demonios que había marchado junto a ella
les puso grilletes, sus manos ató...
Estrechamente rodeados, no podían escapar.
Marduk volvió entonces a Tiamat, a la que había sometido.
El Señor se detuvo a ver su cuerpo sin vida.
Dividir al monstruo él, entonces, ingeniosamente planeó.
Después, como un mejillón, la desgarró en dos partes.
El Señor puso su pie sobre la parte posterior de Tiamat;
con su arma le separó el cráneo;
cercenó los canales de su sangre;
e hizo que el Viento Norte lo llevara
a lugares que habían sido desconocidos.
La otra mitad la levantó como pantalla para los cielos:
encerrándolos juntos, como vigías los estacionó...
Dobló la cola de Tiamat para formar la Gran Banda como un brazalete.
Poniendo la cabeza de Tiamat en posición,
él elevó las montañas encima.
Abrió manantiales, y torrentes para sacar el agua.
De los ojos de ella dejó salir el Tigris y el Eufrates.
Con sus ubres formó las altas montañas,
perforó manantiales para pozos, para sacar agua.
Y a Kingu, que había sido el principal entre ellos,
lo hizo encoger;
como al dios DUG.GA.E lo consideró.
Le quitó la Tablilla de los Destinos,
que no era legítimamente suya.
ANÁLISIS
1. Introducción
El poema del Enuma Elish o Poema
babilónico de la creación es un texto que puedo haberse escrito afines del
II milenio a.C.[1], el texto fue redactado en lengua acadia, plasmadas en siete
tablillas cuneiformes[2], fueron encontrados en las ciudades de Kish, Assur y
Nínive, en esta última ciudad fue encontrado en la biblioteca de Asurbanipal.
Los diversos fragmentos archivados en la biblioteca de Asurbanipal datan del I
milenio a.C., siglo IX y las más recientes datan del siglo II. Otras hipótesis
afirman que el texto se redacto en los años del reinado de Hammurabi, otros
aseguran que fue durante la II dinastía Sin (1150 – 1025), específicamente en
el reinado de Nabucodonosor I (1124 – 1103) y unos que lo ubican entre la etapa
mesobabilónica.
El Enuma Elish era recitado en la
festividad de Año Nuevo en Babilonia y en el cuarto día del mes de nisan[3].
Los diversos autores que trabajan e investigan este poema concluyen que su
creación debió estar destinada para las ceremonias religiosas. Según Wilfred
George Lambert, estudioso y experto en asiriología y estudios del Cercano
Oriente, afirma que este poema se recitaba frente a la estatua de Marduk.
Este poema relata la lucha que se
desata entre la diosa Tiamat y el dios Marduk, a partir del cual surgen el
orden, el universo y el hombre.
2. Enuma Elish: ¿cosmogonía y
antropogonía?
El Poema de la Creación pertenece a la narración mítica, su finalidad
trata de responder al origen del cosmos, el universo e incluso de la humanidad.
Este tipo de mitos se remontan a un tiempo en el cual los elementos que
constituirán el cosmos se hallan en desorden. En relación al tema Eliade
escribe:
“[…] el mito cosmogónico, además
de tener una importante función como modelo y justificación de todas las
acciones humanas, es el arquetipo de todo un conjunto de mitos y de sistemas
rituales. Toda idea de renovación, de "retorno", de "restauración", por distintos que sean los planos en que se
presente, puede ser reducida a la noción de "nacimiento", y ésta,
a su vez, a la de "creación cósmica".”[4]
Siguiendo la cita anterior, el "retorno", "restauración" y "nacimiento" del tiempo son características del mito cosmogónico.
En la búsqueda de la regeneración del tiempo se apela a la realización de ritos
que aseguren la renovación del tiempo y del cosmos. El Poema babilónico de la
creación se uso como medio para la dramatización y representación de la
regeneración del tiempo. Al respecto se puede decir que:
“[…] el carácter dramático del
acto de la creación tal como se nos ofrece en este tipo de mitos: el cosmos no
es creado ex nihilo por la divinidad suprema, sino que cobra existencia por el
sacrificio (o el autosacrificio) de un dios […] de un monstruo primordial
(Tiamat,…) […]”[5]
La dramatización en los mitos
cosmogónicos nos permiten observar como se presenta el transito del caos al
orden, en el cual se produce cambio del tiempo hierofánico al tiempo profano y
viceversa, allí se destruye al “tiempo viejo” en el cual tuvieron lugar
acontecimientos “sin sentido” o ahistóricos[6]. La cosmogonía busca crear una realidad
nueva o distinta, momento desde el cual se puede ubicar el orden, dentro de un
mundo físico.
El otro aspecto en el Poema de la
creación es la presencia de la antropogonía, esto se refiere a todo aquel
origen o creación del hombre en etapas muy pretéritas, esto último dependerá de
las culturas en las cuales se creó los relatos míticos[7]. En la antropogonía
el hombre es resultado de una creación divina. Por tal, la naturaleza del
hombre es resultado en algunos casos, de barro y espíritu, en otros a partir
del sacrificio de un determinado dios.[8]
En el caso del Enuma Elish la
relación entre cosmogonía y antropogonía puede sintetizarse con la siguiente
cita:
“[…] toda cosmogonía es una
antropogonía (relato de los orígenes del ser humano), pues revela la identidad
humana en el origen de sus relaciones con Dios, con el otro y con el mundo.”[9]
3. Orden, creación y regeneración de
la vida
El nombre del poema Enuma Elish,
proviene de la traducción del primer verso, “Cuando en lo alto”. Es de origen
babilónico, posiblemente fue escrito durante el reinado de Hammurabi. Aquí se
resalta al dios Marduk como el supremo entre los dioses, creador del mundo y de
los hombres.
La lucha entre el orden y el caos
(Marduk contra Tiamat), tiene como inicio la “etapa” en la cual el universo –
lo se llamaría después así - era
atemporal, ahistórico, desconocido, indefinible y materialmente caótico. Por
ello lo versos del poema inician señalando que la totalidad del cosmos aun no
se encontraba en un estado temporal.
Existía un caos primigenio
representado en una masa acuosa en la cual coexistían dos géneros: por un lado
estaba el agua salada, representado por Tiamat (mujer) y por el otro el agua
dulce, representado por Apsu. En este principio ex nihilo no existen aun los
dioses, ni el universo y ni los seres humanos, el poema empieza:
“Cuando arriba los cielos no habían sido nombrados
(y) la tierra firme abajo no había sido llamada con nombre;
[…] cuando cualesquiera de los dioses no habían sido traídos al ser
ni llamados con nombre, no destinados sus destinos […]”[10]
El texto continúa narrando la
genealogía de los dioses y como a partir de la unión de Tiamat con Apsu, dará
origen a los primeros dioses, llamados Lahmu y Lahamu, quienes luego
engendraran a Anshar y Kishar[11]. Los mismos que engendraran al dios Anu[12],
este dios engendro a Ea[13] y por último Ea y Damkina procrearon a Marduk[14].
En la primera tablilla del poema
también se cuenta el inicio de la lucha entre los dos grupos de dioses: el
sector de los dioses “viejos”, encabezados por Tiamat-Apsu; y el sector de los
dioses jóvenes liderados por Anshar y Kishar (en un primer momento, luego la lucha
será continuada por sus descendientes). El inicio de la lucha directa se debió
al asesinato de Apsu a manos de Ea. Este suceso provoco la reacción furibunda
de la diosa Tiamat, esposa de Apsu.
“[…] […daremos] batalla, contra los dioses […”].
Se apretujaban e iban a los lados de Tiamat.
Enfurecidos maquinaban de día y de noche.
Están resueltos al combate; gruñidores, furibundos,
[…] cuando Tiamat hubo hecho así vigorosamente la obra de sus manos,
se dispuso ella misma para la batalla contra los dioses, su linaje.
Para vengar a Apsu, Tiamat obró lo malo”[15]
A la muerte de Apsu, los dioses
Ea y su esposa Damkina procrean a
Marduk[16], a pesar de ello los dioses entran en una etapa de enfrentamientos,
el miedo que infundio Tiamat al formar un ejército de seres infernales. Los
dioses no querían enfrentarla, ante la negativa de los demás dioses Anshar
propone a Marduk para que le hiciera frente a la diosa Tiamat; el dios Sol
acepto, bajo la condición de que si derrotaba a Tiamat los demás dioses lo
reconocieran como el supremo dios.
En la lucha entre Tiamat y
Marduk, este último invita a no resistirse a la lucha inevitable entre ellos,
acusa a Tiamat de haber corrompido la casa de los dioses porque tomo un nuevo
esposo, Kingu, de manera ilegal y además le dio poderes supremos que no debía.
Ante las acusaciones de Marduk, Tiamat se abalanzo sobre él, mientras el dios
repetía:
“[…] acércate; tú y yo nos encontraremos en combate singular
[…] El soltó la flecha, esta desgarro su vientre,
corto a través de sus entrañas,
hendiendo el corazón.
Habiéndola subyugado así, extinguió su vida.”[17]
La muerte de Tiamat a manos de Marduk, hace
posible la creación del mundo y más tarde la del hombre. Luego de haberle dado
muerte, Marduk inicia la creación del mundo a partir del cuerpo de Tiamat.
Parte el cuerpo en dos, una de las mitades lo ubica en el cielo, dando origen a
los astros y estrellas, reserva estos lugares como ambiente para la vivienda de
los dioses. Dividió el cielo en Enlil y Ea, determina la salida y ocultamiento
de la luna y el sol. De la otra mitad de Tiamat crea la tierra. La narración
continúa con la organización del gobierno del mundo y elige a Babilonia como
primera ciudad que debe ser edificada.
En las tablillas del I al V, se
puede extrapolar que el conflicto de fondo entre Tiamat y Marduk, plantea la
dicotomía entre el caos y el orden; la ilegalidad y la legalidad.
En el poema, la creación del
hombre resulta ser a causa de la rebelión de los dioses de baja clase, los
llamados igigi. Por ello la creación del ser humano, es para el servicio de los
dioses, a través del trabajo y las ofrendas rituales; se modela el cuerpo
humano en arcilla, con la finalidad que tenga una finitud y no aspire a lograr
el rango de divinidad[18].
“entretejeré sangre (y) ensamblare huesos.
Suscitaré un ser humano, Hombre será su nombre.
En verdad, construiré al ser humano (denominado) Hombre.
Estará encargado del servicio de los dioses; […]”[19]
El Enuma Elish fue usado por los
sacerdotes de Marduk para la dramatización del triunfo del dios ordenador sobre
los dioses del desorden. Estas escenificaciones, en cual se recitaba el poema
frente a la estatua de Marduk, se llevaron a cabo en las ceremonias de Años
Nuevo y la llegada de la primavera. Al respecto Eliade escribe:
“En Babilonia, en el curso del
ceremonial del Año Nuevo, ekitu (que dura doce días), se recitaba varias veces
en el templo de Marduk el poema llamado de la creación, el Enuma Elish: era una
manera de reactualizar por la magia oral y ritos que la acompañaban la lucha
entre Marduk y el monstruo marino Tiamat, lucha que había tenido lugar in illo
tempore y que puso fin al caos con la victoria final del dios.”[20]
Lo que se trataba se escenificar
es el paso del caos al universo (orden). Los sacerdotes recitaban: <>[21]. La aspiración de todo esto es la idea de volver a empezar y
regenerar, el llamado “tiempo viejo”. Dicha regeneración supone la repetición
del rito cosmogónico de manera continua, la finalidad de la repetición es traer
al presente los hechos del tiempo ex nihilo.
Notas
[1] Blazquez, José María (2008)
“La mitología entre los hebreos y otros pueblos del Antiguo Oriente”.
Biblioteca Miguel de Cervantes.
[2] Presenta alrededor de 1100
versos, después de su reconstrucción.
[3] Blazquez, José María, óp.
cit., p. 1. El autor cita R. Labat para afirmar que los babilonios consideraban
este poema “como narración, himno, ritual, drama litúrgico, tratado de astronomía.”
[4] Eliade, Mircea (1974).
Tratado de historia de las religiones. Tomo II. Madrid: Cristianidad, p.198.
[5] Ídem, p. 126. Véase el tomo
I.
[6] En relación esto puede
mencionarse que en el Poema de la creación la relación tiempo profano – hierofánico,
puede identificarse en la lucha entre la diosa Tiamat y el dios Marduk (lucha
entre caos y el orden), la ocurrencia se esos hechos no puede registrarse ni
ubicarse temporalmente, el tiempo aun no existe.
[7] Ibarra Grasso, Edgar (1997).
Cosmogonía y mitología indígena americana. Buenos Aires: KIER, p. 29.
[8] En el caso del Enuma Elish
esto se refleja con la muerte de Tiamat, de la cual se usa los huesos y la
sangre para moldear al hombre.
[9] Rodríguez, María Paula
(2011). La palabra de Dios, la palabra de la gente. Bogotá: San Pablo, p. 104.
[10] Universidad Autónoma
Metropolitana (1989). El poema de la creación, Enuma Elish. Traducción de Luis
Astey. México: Universidad Autónoma Metropolitana.
[11] Estos dioses estarán
asociados al cielo (Anshar) y a la tierra (Kishar), de género masculino y
femenino, respectivamente.
[12] Dios del cielo.
[13] En el texto también es
llamado Nudimmund, dios de las aguas dulces. Este dios es calificado como el
sabio y poderoso, incluso más que sus antecesores.
[14] Universidad Autónoma
Metropolitana, óp. cit., p. 9. Véase la tablilla 1 del poema.
[15] Ídem, pp. 11 -13. Véase las
tablillas I y II
[16] Marduk es descrito de la
siguiente manera:
“[…] en la mansión de los destinos,
un dios fue generado, el más apto
y sapiente entre los dioses.
[…] Era el más elevado de los
dioses, sobrepasaba a todas su estatura;
sus miembros eran enormes, era
extraordinariamente alto [...]” (ibíd., p. 10).
[17] Universidad Autónoma
Metropolitana, óp. cit., pp. 24 – 25. Véase la tablilla IV.
[18] García Fernández, Marta
(2010) “<>”. Verbo Divino.
Navarra, número 68, p. 7 – 8.
[19] Universidad Autónoma
Metropolitana, óp. cit., p. 32.
[20] Eliade, Mircea, óp. cit.,
184 – 185. Véase tomo II.
[21] Ibíd., p. 185.
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