jueves, 2 de diciembre de 2010

"EL RELATO MÁS HERMOSO DEL MUNDO" DE KIPLING Y LA METEMPSICOSIS


“El relato más hermoso del mundo” narra la amistad entre un escritor maduro y un aspirante a poeta de veinte años, sin la experiencia, las lecturas ni el talento, necesarios para ser lo que cree ser. Sin embargo, el protagonista detecta en él una especial intuición para imaginar aventuras en el mar (esclavos griegos, guerreros vikingos…) con todo lujo de detalles históricos, esto le lleva a fascinarse por la imaginación de su amigo más y más, hasta la felicidad de un descubrimiento y la amargura de una decepción.

La importancia del relato está unida a la filosofía oriental: a metempsicosis.  ¿Cómo es posible que un chico tan joven, que apenas ha leído, pueda narrar aventuras históricas con tanta facilidad y detalle? Metempsicosis es un término griego , perteneciente a los órficos y a los pitagóricos. Fue usado para designar las mutaciones póstumas que sufren ciertos elementos psíquicos del hombre que se disocian y pueden pasar entonces a otros seres vivos, léase hombres o animales. Estos elementos pueden contribuir a dar la ilusión de una acción real de los muertos; de una manera análoga, pueden también, en algunos casos, dar la ilusión de una reencarnación.

Estos elementos comprenden todas las imágenes mentales que, al resultar de la experiencia sensible han formado parte de la memoria y la imaginación: estas facultades, o más bien estos conjuntos, son perecederos, es decir, sujetos a disolverse, porque al ser de orden sensible son dependencias del estado corporal.

Debe ser distinguida de otros dos términos al menos, que tienen una significación totalmente diferente. Estos son transmigración y reencarnación. La reencarnación ocurre cuando un ser que ya ha estado incorporado retoma un nuevo cuerpo, es decir, vuelve al estado por el que ya ha pasado; por otra parte, se admite que eso concierne al ser real y completo, y no simplemente a los elementos más o menos importantes que hayan podido entrar en su constitución, en lo que se diferencia de la metempsicosis. En cuanto a la transmigración de las almas, es una doctrina hinduista (tampoco es ajena al budismo) que se suele relacionar con la reencarnación en apoyo a la supuesta antigüedad de esta última. En este caso el implicado es el ser real, pero no se trata para él de un retorno al mismo estado de existencia, es, al contrario, el paso del ser a otros estados de existencia, que están definidos por condiciones enteramente diferentes de aquellas a las cuales está sometida la individualidad humana; quien dice transmigración dice esencialmente cambio de estado.

El término se utiliza como leitmotiv en la novela Ulises, del escritor irlándes James Joyce. También aparece en la novela Ana Karenina de León Tolstói. Edgar Allan Poe hace referencia a ella en algunas de sus obras, incluso uno de sus cuentos se titula “Metzengerstein”. Eduard Raban utiliza el concepto explícitamente en el segundo acto de Los Enemigos, su versión restaurada del drama inmortal de Jaromir Hladík: la idea de transmigración del alma es utilizada como punto de partida al proceso de anamnesis que le permite concebir la multiplicidad de almas enfrentadas que puede albergar un solo cuerpo. Rudyard Kipling, en "El mejor relato del mundo", aborda con maestría las vivencias de un ciudadano en otros cuerpos.

 La historia forma parte de Many Inventions (1893). En ella R.Kipling mezcla, quizá sin saberlo, los dos ingredientes más agrios de la pócima que la vida formuló para él: la paternidad y la incomprensión.  Es en este sentido que existe un vínculo intenso y misterioso entre la vida de Kipling y la paternidad. Una de sus caras literarias era la de educador; aquella parte de sí sentía el deber de predicar la belleza y la asunción del propio destino. Como hombre sensible, su vida y obra quedaron marcadas por una infancia escindida entre dos continentes y dos progenitores. Su razón se quedó con la madre y con Inglaterra, pero sus emociones estaban ligadas a la India y a su padre. Ya entrado en la madurez se casó y tuvo un hijo y una hija. Su primogénito, John, murió en la Primera Guerra Mundial.

Borges dijo de él: “La esencial grandeza de Kipling ha sido oscurecida por algunas circunstancias adversas. Kipling reveló el Imperio Británico a una Inglaterra indiferente y quizá un poco hostil. Wells y Shaw, socialistas, miraron con alguna extrañeza a ese imprevisto joven que les mandaba un vago Indostán y que predicaba que el Imperio es el deber y el fardo del hombre blanco. Fatalmente incurrieron en el error de juzgar a ese hombre genial por sus opiniones políticas. Ese mal ejemplo tiene hoy muchos seguidores: es normal oír hablar de literatura comprometida.”

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