miércoles, 24 de marzo de 2010

... y Rita se pregunta?

No sé por qué ha Rita le da por preguntarse su apego -casi religioso- a la amistad de un médico sabio e insoportablemente científico.

¿Cómo es que hemos sido tan compatibles, si él se ocupa de las estadísticas y yo de las letras? ¿Qué hay en común entre dos amigos "de toda una vida", si él es un perfecto apocalíptico y yo una perfecta escapista?

Pocas veces me escribe, pocas veces sé de él, pocas veces lo veo y, sin embargo, sigo sabiendo tanto de él a través de sus intereses científicos. Y cuando los veo siempre me afirmo y me digo: "estamos hechos de la misma materia; nos preocupa lo humano."

Va el último video que recibí de él... de esos que invitan a la reflexión, de esos que confirman que la vida pende de un hilo, entonces, ¿por qué vivimos tan tristes?, ¿por qué nos empeñamos en la detención de la felicidad, de la alegría de vivir?, ¿por qué adoramos nuestras estructuras cotidianas sin permitirnos gozar a plenitud el latido de nuestro corazón?

Creo que ésto jamás se lo preguntará mi amigo... él diría, "Ay, Meg, siempre estás licuando tus ideas."

Vean el video...

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martes, 16 de marzo de 2010

Y qué hay antes de las Vanguardias?

1. EL IMPRESIONISMO

Antecedentes:

1.1. EL ECLECTICISMO
El término "ecléctico", fue usado por primera vez por Johann Joachim Winckelmann para caracterizar el arte del Carracci, que se incorporó a sus elementos en pinturas a partir del Renacimiento y las tradiciones clásicas. Agostino, Annibale y Lodovico Carracci habían tratado de combinarse en la línea del arte de Miguel Ángel, el color de Tiziano, el claroscuro de Correggio, la simetría de Rafael y la gracia.

1.1.1. EL ARTE DE CARRACCI
Carracci o Caracci, apellido de una familia de artistas italianos que se destacaron principalmente durante el barroco, los más conocidos de ellos son:

* Annibale Carracci (Bolonia, 3 de noviembre de 1560-Roma, 15 de julio de 1609) fue un pintor y grabador italiano del clasicismo romano-boloñés (destaca la importancia que le dio a la naturaleza y al paisaje, expresado con belleza, equilibrio y serenidad. Se le llamó paisaje "clasicista" o "heroico"). Es el más famoso de la saga Carracci. Se le ha considerado el rival de Caravaggio (el caravagismo es una corriente pictórica dentro del barroco. Estos pintores también son conocidos como tenebristas, por su uso de la técnica del claroscuro. En otras ocasiones, se hace referencia a su naturalismo o realismo. Los pintores caravaggistas reproducen la figura con gran realismo, representándola generalmente contra un fondo monocromo, e iluminados por una luz violenta) , pues encarnó una opción artística opuesta a la de aquél.

"Cupido junto a Venus descubierta por Adonis" de Annibale Carracci
En la Bolonia de principios de los años 1580, su hermano mayor Agostino Carracci junto con el primo de ambos, Ludovico Carracci, abrieron la "Academia de Pintores de Desiderosi" (Deseosos de fama y aprender), que posteriormente se llamó la "Academia de los Incamminati" (Progresistas) y finalmente la "Escuela de los Eclécticos". El principal objetivo de los tres Carracci fue renovar la pintura, que entendían que había degenerado durante el Manierismo (El término "manierismo" proviene de maniera moderna, en referencia a aquellas obras que se decían realizadas a la manera de los grandes maestros del Alto Renacimiento: Leonardo, Rafael y Miguel Ángel. No se intenta representar la realidad de manera naturalista, sino que se hace extraña, un poco deformada, como un capricho. Los cuadros ya no transmiten el sereno orden y equilibrio del Alto Renacimiento sino que se inclinan por representaciones anticlásicas, intrincadas y complicadas en cuanto a su sentido. Los modelos adoptan posturas complicadas. Se las representa de manera desproporcionada, elásticas, alargadas. La perspectiva es infinita. El manierismo resulta refinado y de difícil interpretación, debido tanto a su sofisticación intelectual como a las cualidades artificiales de la representación. La luz no es natural sino fría y coloreada de manera antinatural, lo mismo que los colores: son extraños, fríos, artificiales, violentamente enfrentados entre sí, en vez de apoyarse en gamas.) y que también veían en peligro por el naturalismo de Caravaggio (1571-1610), fue un pintor italiano, considerado como el primer gran exponente de la pintura barroca. Caravaggio colocó la oscuridad (sombras) en el claroscuro, oscureciendo las sombras y transformando el objeto en un eje de la luz, cada vez más penetrante. Con este tipo de pintura, los artistas comenzaron a plasmar el físico y la psicología de los personajes de una forma cada vez más real y aguda), al que algunos apodaban "Anticristo del arte".

Los Carracci pusieron un énfasis especial en el dibujo, frente a los diseños sin boceto previo, aparentemente descuidados, de Caravaggio. Su estilo se mueve entre el énfasis por las formas sólidas, duras, como Miguel Angel, y al uso del color rico y muy matizado, con efectos atmosféricos. 

* Agostino Carracci o Caracci (1557-1602), pintor y grabador italiano. Seguía como ideal la naturaleza. Compuso un soneto para explicar a Niccolo dell'Abate lo de "ecléctico":

"Éxtasis de Santa Catalina de Siena" de Agostino Carracci
Quien quiera ser pintor con maestría
dé a sus dibujos línea Romana,
con movimiento y sombra Veneciana
y el colorido de la Lombardía.

De Miguel Ángel la terrible hombría,
la natural postura del Tiziano,
como Correggio puro y soberano,
de Rafael la pulcra simetría,

del Tibaldi reparto y decorado,
del Primaticcio docto el inventar,
del Parmigiano el grácil modelar.

Sin tanto estudio el fin será logrado
solamente, imitando el peregrino
arte de nuestro amigo Niccolino.

* Ludovico Caracci (1555-1619). Pintor y grabador italiano. Fue primo de los hermanos Agostino Carracci y Annibale Carracci.

"Madonna Bargellini" de Ludovico Carracci
Profundizó en el estudio directo de la naturaleza, especialmente a través de sus dibujos. Se inspiró fuertemente en la obra de Correggio (-1489–1534- Considerado como pionero del uso de la luz. Consigue sensación de ingravidez. De gran sensibilidad y delicadeza, pinta a niños, adolescentes y figuras femeninas suaves y de blanda sensualidad. Comienza como un renacentista clásico, posteriormente recibe la influencia manierista y acaba, por su dinamismo y profundidad espacial, anticipando el barroco)  y de la Escuela veneciana (El poderío de su luz, la policromía natural, su afición al lujo y a la diversidad de vestimentas, y hermosura de la mujer). Sin embargo, resta en su obra un residuo del estilo manierista que dominó la Escuela Boloñesa durante el siglo XVI. Ludovico mantuvo un equilibrio entre su formación manierista, su innata piedad y el naturalismo del trabajo de sus primos.

1.2. PAISAJISTAS INGLESES ROMÁNTICOS
En la primera mitad del siglo XIX, en pleno Romanticismo, Joseph Mallord William Turner (1775-1851. Es considerado un artista romántico del paisaje inglés, cuyo estilo condujo a la fundación del impresionismo) y John Constable (1776-1837) fue un pintor inglés de paisajes. La región de Suffolk fue el tema preferido de sus paisajes, hasta el punto de que el área del Valle de Dedham, en Suffolk, se conoce como el país de Constable. Su obra más famosa es El carro de heno) —pintores paisajistas ingleses— sentarían las bases sobre las que más adelante trabajarían los impresionistas.

De Turner los impresionistas tomarían su gusto por la fugacidad, sus superficies borrosas y vaporosas y el difuminado y mezcla de colores intensos. Así como la descripción de un momento visual más allá de la descripción formal, en el que la luz y los colores dan lugar a una "impresión" más poderosa. El máximo exponente de estas características lo encontramos en "Lluvia, vapor y velocidad" (1844), cuadro que podríamos considerar ya preimpresionista. Los impresionistas eliminarán el componente sublime de la obra de Turner, propio de la pintura romántica.
Lluvia, vapor y velocidad. El gran ferrocarril del Oeste
(Rain, Steam, and Speed –The Great Western Railway) Joseph Mallord William Turner, 1844
 
"La carreta de heno" John Constable, 1821



1.3. ÉDOUARD MANET (1832-1883) fue un célebre pintor francés, que se destacó al ser uno de los iniciadores del impresionismo. Ningún pintor del grupo impresionista ha sido tan discutido como Manet. Para algunos, fue el pintor más puro que haya habido jamás, por completo indiferente ante los objetos que pintaba, salvo como excusas neutras para situar un contraste de líneas y sombras. Para otros, construyó simbólicos criptogramas en los que todo puede ser descifrado según una clave secreta, pero inteligible. Para algunos, Manet fue el primer pintor genuinamente moderno, que liberó al arte de sus miméticas tareas. Para otros, fue el último gran pintor de los viejos maestros, demasiado enraizado en una multitud de referencias histórico-artísticas. Algunos creen todavía que fue un pintor de deficiente técnica, incapaz completamente de conseguir una coherencia espacial o compositiva. Otros piensan, por fin, que fueron precisamente estos "defectos" los que constituyeron su deliberada contribución a las drásticas y enormemente fructíferas transformaciones que introdujo en la estructura pictórica.
 

Le déjeuner sur l'herbe (El desayuno sobre la hierba), 1863
En su Desayuno sobre la hierba Manet presenta un bodegón. Pese a que las figuras representadas son humanas, el autor trabaja el cuadro como si fuera una naturaleza muerta. Esto se evidencia por la ausencia de conexión de unos personajes con otros, tres personajes van vestidos mientras que el cuarto está desnudo; las miradas nunca se encuentran aunque haya un personaje hablando y la disposición en primer (cesta y comida), segundo (grupo) y tercer término (mujer en el agua) es meramente compositiva. Este trabajo influenciará a los impresionistas en la desatención del modelo y de la narración.


Le déjeuner sur l'herbe (El desayuno sobre la hierba), 1863


1.4. COROT Y LA ESCUELA DE BARBIZON
Jean-Baptiste Camille Corot (1796-1875), pintor francés de paisajes.
Corot tuvo un importante papel en la formulación del Impresionismo, porque renunció a muchos de los recursos formales renacentistas prefiriendo concentrar su atención en espacios más planos, más sencillos y en superficies más luminosas. Y, aunque a diferencia de los impresionistas nunca llegó a fragmentar la luz en sus componentes cromáticos y siempre organizó y simplificó sus formas para conseguir una cierta composición clásica, también usó con frecuencia una elevada clave tonal así como, en términos generales, un frescor y una espontaneidad.
Corot fue el primero que le dio carta de naturaleza a la pintura al aire libre. La revolución impresionista radicaba precisamente en la fidelidad a la sensación óptica obtenida ante la naturaleza en determinadas condiciones de atmosféricas y de luz. Corot fue el primer pintor que expresó esa sensación en sus cuadros.


Camille Corot "Recuerdo de Mortefontaine" (1864)

La Escuela de Barbizon de pintura (aprox. 1830–1870) fue el conjunto de pintores franceses reunidos en torno al pueblo de Barbizon, cercano al bosque de Fontainebleau, donde los artistas de este círculo llegaron a establecerse. Los integrantes fundadores de la escuela de Barbizon fueron Théodore Rousseau, Jean-Baptiste Camille Corot, Jean-François Millet y Charles-François Daubigny.

Mantienen un estilo realista, pero de entonación ligeramente romántica, que se caracteriza por su especialización casi en exclusiva en el paisaje y su estudio directo del natural. Esto influirá en el resto de la pintura francesa del siglo XIX, en especial en el Impresionismo. Usualmente tomarán sus apuntes al aire libre para realizar sus obras definitivas en sus estudios

Renunciaron a la estampa pintoresca de la vida campestre y se lanzaron a analizar de un modo casi escrupuloso la Naturaleza. Esta observación de lo natural produce efectos sentimentales en el alma del pintor, por lo que sus paisajes adquieren una calidad dramática bastante perceptible.
"El Ángelus" Jean-François Millet  

EL IMPRESIONISMO

el Impresionismo es el primer movimiento moderno, resultado de una prolongada evolución, que coloca definitivamente al siglo XIX bajo el signo del paisaje y que busca un lenguaje nuevo basado en un naturalismo extremo (naturalismo en las artes plásticas se refiere a la representación de objetos realistas en un ambiente natural. Naturalista es el arte que presta atención a detalles muy precisos y apropiados, y que retrata las cosas tal como son. El naturalismo comenzó a principios del Renacimiento, y se desarrolló más aún durante el Barroco, como ocurre con la Escuela florentina. Suelen pintar lienzos de gran formato en el que lo principal es la figura humana, más que el paisaje).
Tiende a usar con creciente frecuencia colores puros y sin mezcla, sobre todo los tres colores primarios y sus complementarios, y a prescindir de negros, pardos y tonos terrosos. Aprendieron también a manejar la pintura más libre y sueltamente, sin tratar de ocultar sus pinceladas fragmentadas y la luz se fue convirtiendo en el gran factor unificador de la figura y el paisaje.

2.1. SU NACIMIENTO
Aunque el término Impresionismo se aplica en diferentes artes como música y literatura, su vertiente más conocida, y aquélla que fue la precursora, es la pintura impresionista. El movimiento plástico impresionista se desarrolló a partir de la segunda mitad del siglo XIX en Europa —principalmente en Francia— caracterizado, a grandes rasgos, por el intento de plasmar la luz (la "impresión" visual) y el instante, sin reparar en la identidad de aquello que la proyectaba. Es decir, si sus antecesores pintaban formas con identidad, los impresionistas pintarán el momento de luz, más allá de las formas que subyacen bajo éste. El movimiento fue bautizado por la crítica como Impresionismo con ironía y escepticismo respecto al cuadro de Monet "Impresión: sol naciente". 


Claude Monet, "Impresión: soleil levant", 1872–1873

LITERARUTA IMPRESIONISTA
Movimiento literario nacido en Francia en la segunda mitad del siglo XIX. Corresponde al impresionismo pictórico inaugurado por Manet en 1863. El impresionismo surgió como una reacción contra el realismo y se propuso en el terreno literario, lo mismo que en la pintura, registrar primariamente las sensaciones, restaurando al mismo tiempo una nueva era imaginativa. Trataba de suprimir el elemento intelectualista y reflexivo en literatura, haciendo que el escritor se identificara con las cualidades del objeto observado. Una novela impresionista presenta a sus personajes en una serie de detalles, palabras, reacciones, gustos y preferencias que terminan por caracterizarlos para el lector.

El impresionismo literario fue iniciado en Francia por los hermanos Goncourt, (escritores franceses del siglo XIX, pertenecientes a la corriente naturalista: Edmond y Jules de Goncourt.) quienes publicaron numerosas novelas de este tipo, y fundaron su famosa "Revista" en 1856.


Octave Mirbeau (1848-1917) fue un escritor francés, periodista, crítico de arte, autor de novelas, de obras teatrales y de cuentos) es el mejor ejemplo de la novela impresionista del fin de siglo.

Crítico de arte y de literatura de Auguste Rodin, Claude Monet, Camille Pissarro, Paul Cézanne, Félix Vallotton y Pierre Bonnard, así como “descubridor” de Vincent Van Gogh, Camille Claudel, Aristide Maillol , Maurice Maeterlinck, Marguerite Audoux y Maurice Utrillo.
debuta oficialmente con el éxito de Le Calvaire (El Calvario) (1886), novela en la que se libera de los traumas de una pasión devastadora por una mujer llamada Judith y rebautizada Juliette en la ficción. En 1888 publica L'Abbé Jules (El Abate Julio), primera novela dostoievskiana y prefreudiana de la literatura francesa, en la que aparecen dos personajes fascinantes : el abate Jules y el padre Pamphile. En Sébastien Roch (1890), se alivia de otro trauma : el de su estancia con los jesuitas de Vannes y la violencia padecida con ellos, transgrediendo un tabú que cien años después perdura : la violación de adolescentes por sacerdotes.
Poco después, publica tres novelas: Le Jardin des supplices (El Jardín de los suplicios (1899), Le Journal d'une femme de chambre (Diario de una camarera) (1900), y Les 21 jours d'un neurasthénique (1901). Ya en ellas pone en jaque el género novelesco, practicando la técnica del collage, transgrediendo los códigos de la verosimilitud, de la credibilidad novelesca.
El remate de la vieja novela supuestamente realista se deberá a sus dos últimas obras narrativas, La 628-E8 (628-E8) (se trata de una oda al automóvil; el número corresponde a la placa) (1907) y Dingo (1913), donde la fantasía se libera y cuyos héroes son su automóvil y su perro.
En el teatro Mirbeau alcanzó un primero éxito con un tragedia proletaria, Les Mauvais bergers (Los malos pastores) (1897), y después un triunfo mundial con una comedia clásica de costumbres y caracteres en la tradición de Molière: Les affaires sont les affaires (Los negocios son los negocios) (1903), en la que aparece el personaje de Isidoro Lechat, arquetipo del moderno hombre de negocios, producto de un mundo nuevo, ancestro de los especuladores de hoy, que de todo hace dinero y expande sus tentáculos por el mundo. En 1908, al término de una larga batalla judicial y mediática, hace representar en la Comedia Francesa Le Foyer, una obra destinada al escándalo en la que transgrede otro tabú: la explotación económica y sexual de adolescentes en hogares de supuesta caridad.
Mirbeau hizo representar seis pequeñas obras en un acto, muy innovadoras, publicadas con el nombre de Farces et moralités (1904); en ellas anticipa el teatro de Bertolt Brecht, Marcel Aymé, Harold Pinter y Eugène Ionesco, y lleva la revuelta al seno del lenguaje. Desmitifica la ley, la monogamia y las instituciones sociales, además de poner en ridículo el discurso de ciertos políticos y el lenguaje trivial del amor.

La obra de Marcel Proust (1871-1922, en París, Francia), por su constante tendencia a la evocación y la captación del mundo de los sentidos puede considerarse dentro de esta tendencia.
En busca del tiempo perdido (Por el camino de Swann, A la Sombra de las Muchachas en Flor y El tiempo recobrado intenta abarcar la realidad en todas sus posibles percepciones, en todas las facetas del prisma de los diferentes participantes, y agregándoles además su monstruosa extensión en la dimensión del tiempo y sus efectos sobre la identidad, la sociedad y las relaciones. Esto, si bien constituye una obra singular que parece aún hoy resistirse a ser incluida fácilmente en la homogeneidad de un "ismo" o de una tendencia literaria más amplia, concuerda con las preocupaciones de los impresionistas: la realidad sólo tiene sentido a través de la percepción, real o imaginaria, del sujeto. En nuestros días, se han reconocido las notables proximidades entre Proust y el impresionismo, y él mismo confiesa las similitudes entre su proyecto estético y esta tendencia particular de la pintura cuando en el tomo de A la Sombra de las Muchachas en Flor articula un personaje que es pintor y se guía por principios de creación parecidos, que le permiten agregar algo nuevo a una imagen cotidiana al permearla de su individualidad como creador.

El prisma no es sólo el de los distintos actores, es también el del autor, que se encuentra con el tiempo que pasa desde distintos ángulos, el punto de vista del presente, el punto de vista del pasado, el punto de vista del pasado tal y como lo revivimos en el presente. Pero no son los aspectos psicológicos e introspectivos los únicos que aparecen en la obra. Los aspectos sociológicos están presentes en muchos sitios. Esta complejidad, sitúa el ciclo de En Busca del Tiempo Perdido, entre las "novelas mundo" como puedan serlo la Comedia humana de Honoré de Balzac o los Rougon-Macquart de Émile Zola.

Igualmente el teatro de Chejov, en el que la historia y las motivaciones de los personajes se van revelando fragmentariamente y la trama se divide en varias subtramas, ha sido considerado por algunos críticos dentro de este estilo. Su originalidad consiste en el uso de la técnica del monólogo, adoptada más tarde por James Joyce y otros escritores del Modernismo anglosajón (se caracterizan por la voluntad de jugar con las expectativas del lector, el psicoanalizar a sus personajes empleando técnicas como el monólogo interior,por ejemplo: Virginia Woolf), además del rechazo de la finalidad moral presente en la estructura de las obras tradicionales. No le preocupaban las dificultades que esto planteaba al lector, porque consideraba que el papel del artista es realizar preguntas, no responderlas.

En España pueden considerarse como escritores impresionista Juan Ramón Jiménez (busca conocer la verdad y de esta manera alcanzar la eternidad. La exactitud para él, es la belleza. La poesía es una fuente de conocimiento, para captar las cosas) y Azorín (se caracteriza por el impresionismo descriptivo, por el uso de una frase corta y de sintaxis simple, por el menudeo de un léxico castizo y por las series de dos adjetivos unidos por una coma. Entre sus técnicas literarias más innovadoras está el uso, a la manera de Virginia Woolf, de personajes que viven al mismo tiempo en varias épocas de la historia, fundiendo a la vez mito y eterno retorno), de principios del siglo XX.

Miguel de Unamuno: "San Manuel Bueno, Martir"


1. CONTEXTO HISTÓRICO HISTÓRICO Y LITERARIO
La pérdida de Cuba, Puerto Rico y Filipinas provocó en España una crisis de tal tamaño que se le denominó el desastre del 98 o la crisis del 98. La pérdida de nuestras posesiones antillanas y del Pacífico está íntimamente conectada, pues, con la remodelación del mapa colonial impuesto por las grandes potencias industriales a fines del siglo XIX y, en concreto, con la expansión imperialista de EEUU. España en el contexto de reajuste colonial iba a dirigir sus deseos imperialistas a Marruecos. Pero sobre todo la crisis del 98 significó una depresión moral y anímica colectiva. Fue el fin de una época y el inicio de otra. Es el inicio de la crisis de la Restauración y, del lado intelectual la Generación del 98.
De la derrota surgía una nueva idea y un nuevo impulso: LA MODERNIZACIÓN DE ESPAÑA, ya que para todos la causa fundamental del desastre estaba en nuestro retraso con respecto a los países del entorno. En este contexto, se instaló en España el movimiento regeneracionista, un regeneracionismo que va a llegar hasta nuestros días. Se puede definir el regeneracionismo como un movimiento ideológico que hace culpable a la Restauración de todos sus radicalizados males y propugna la necesidad de una modernización política, económica y social. Modernización que vendría europeizando a España.
El movimiento regeneracionista fue liderado por una serie de intelectuales entre los que destaca Lu-cas Mallada, Macías Picavea, la Generación del 98, y, sobre todo, Joaquín Costa. Joaquín Costa propugnaba la necesidad de modernizar España y olvidar las glorias del pasado. "Escuela y despen-sa y cien llaves al sepulcro del Cid". Pretendía sustituir la política del régimen de la Restauración, que favorecía a la oligarquía, por otro que lo hiciera a las clases medias. Así proponía: 1.- El reparto de la tierra, la restauración de la antigua práctica española del colectivismo agrario eliminado con las des-amortizaciones. 2.- La construcción de grandes obras hidráulicas, capaz de aliviar la agricultura en un país de muy escasas precipitaciones, irregulares y mal repartidas territorialmente. 3.- La extensión de un programa educativo, acompañado de la construcción de escuelas que sacará a las masas de su tradicional ignorancia.
Desde el punto de vista literario, se va a formar un grupo influenciados por el desastre del 98, el re-generacionismo y Joaquín Costa. Es la generación del 98. Unamuno, Machado, Azorín, Baroja, Ma-eztu, Ganivet, etc tienen en común su procedencia periférica y su interés por Castilla, pero sobre todo les une su "común dolor" por España y su decadencia. Su preocupación giró en torno al "pro-blema de España", de su definición como nación, de la búsqueda de sus señas de identidad nacional, del alejamiento entre la España real y la España oficial, y de las causas de su atraso con relación a Europa, tal vez la verdadera causa del desastre. A partir de entonces, el problema de España se iba a convertir en el gran tema de debate político nacional, debate que todavía no ha concluido.

2. MIGUEL DE UNAMUNO (1864-1936)

2.1. Vida y Personalidad
El bilbaíno Miguel de Unamuno es una de las personalidades más destacadas de la literatura española del siglo XX. Nació en Bilbao en 1864 y vivió la guerra carlista. En Madrid cursa la carrera de Filosofía y Letras y después de varios fracasos, ganó en 1891 la cátedra de Griego en la Universidad de Salamanca, donde vivó casi toda su vida. En 1901 sería elegido rector de esa Universidad.
Tuvo una amplísima cultura antigua y moderna, filológica, literaria y filosófica. Fue un gran crítico de los distintos regímenes políticos en los que vivó y como consecuencia de su oposición a la dictadura del general Primo de Rivera fue desterrado (1924 - 1930) y se marchó primero a Fuerteventura y luego a Francia. Tras la caída del general vuelve triunfalmente a España y fue diputado durante la República. Ante las fuerzas de Franco su actitud inicial fue cambiante. Sin embargo su postura definitiva ante las fuerzas de Franco (con la famosa frase: "Venceréis pero no convenceréis") le valió ser destituido y confinado en su domicilio, donde murió el último día de 1936.
Unamuno fue siempre un hombre inquieto y rebelde, paradójico y contradictorio, ferozmente individualista, siempre rindiendo culto a su propia personalidad. Luchador contra todo, en guerra consigo mismo, en continua tensión, no encontró nunca la paz, acosado de dudas religiosas y existenciales. Su vida estaba presidida por una intensa actividad intelectual, de incesante lucha consigo mismo.
En cuanto a su ideología, Unamuno fue militante del PSOE y manifestaba ideas socialistas en su juventud. Sin embargo con el paso del tiempo va perdiendo la fe y abandona su militancia política.

2.2. Temas:
Unamuno cultivó todos los géneros - teatro, poesía, ensayos, prosa - todos ellos presididos por dos ejes temáticos recurrentes: España y el sentido de la vida humana. Se le ha considerado como uno de los primeros escritores existencialistas modernos.

* El problema de España:
Reflexionó sobre el pasado de España, su literatura y su historia y sobre su presente, sus males y la necesidad de una renovación espiritual, de nuevos ideales de vida para vencer la pereza y atonía españolas. En su recorrido por toda España retrata sus pueblos y tierras, su paisaje y paisanaje y dedica una atención especial a Castilla. Amó a España y se sintió español ante todo. "Me duele España" - decía Unamuno -; "¡soy español, español de nacimiento, de educación, de cuerpo, de espíritu, de lengua y hasta de profesión y oficio; español sobre todo y ante todo".
La preocupación por España queda patente en muchas obras: En torno al casticismo (1895) donde plantea la idea de la intrahistoria. En Vida de don Quijote y Sancho (1905) expresa su interpretación de la novela cervantina como expresión del alma española. Y acabó por sustituir el anhelo de europeizar a España por la pretensión de españolizar a Europa. La preocupación por España también se refleja en otras obras: Por tierras de Portugal y España (1911), Andanzas y visiones españolas (1922). .

* El sentido de la vida humana:
Unamuno está preocupado por el hombre de carne y hueso, con sus angustias y problemas, con el sentido trágico de su existencia. Plantea el pavoroso problema de la personalidad humana; si uno es lo que es y seguirá siendo lo que es; la tensión entre el ser o la nada. En definitiva, el problema de Dios y de la inmortalidad, el saber si moriremos del todo o no.

2.3. Estilo:
Unamuno tiene un estilo que refleja con gran perfección los rasgos de su personalidad. Es sobrio y al mismo tiempo vivo y expresivo, despegado de viejas retóricas. Propone un estilo desnudo, frente a los estilistas que lo visten de galas. Pone en circulación muchos términos populares. Él mismo escribió que "quería sacara a ras de lengua escrita voces de la lengua corrientemente hablada, desentonar y desentrañar palabras que chorrean vida según corres frescas y rozagantes de boca en oído y de oído en boca de los buenos lugareños de Castilla y León".
Juega con el idioma, inventa términos nuevos, desentierra el primitivo significado etimológico de las palabras. Además busca la densidad de ideas, la intensidad emotiva, la exactitud de sus descripciones, no la elegancia. Su lucha interna se aprecia en su gusto por paradojas, antítesis, exclamaciones.

2.4. Obra:
Practicó todos los géneros. Sus cualidades como poeta fueron infravaloradas durante mucho tiempo, aunque en la actualidad se le tiene por uno de los grandes líricos del siglo XX. Es una poesía que se caracteriza por su gran riqueza de pensamiento; los principales libros son: Poesías (1907), Rosario de sonetos líricos (1911), El Cristo de Velázquez(1920), Romancero del destierro (1928) y el Cancionero póstumo, Diario poético que fue publicado en 1953 y recoge poesías escritas entre 1928 y 1936.
También es autor de importantes novelas. Figura Unamuno entre los más decididos renovadores de la novela a principios de siglo que a él le servía como cauce adecuado para la expresión de los conflictos existenciales.
Su primera novela fue Paz en la guerra (1897) , una novela histórica sobre la última guerra carlista. Con Niebla (1914) inicia lo que él denominó nivolas: frente a la novela tradicional presenta nuestro autor el enfrentamiento de las almas, de las pasiones humanas, sin paisajes, ambientes ni costumbres. Niebla plantea el problema de la existencia y la personalidad. El protagonista, Augusto Pérez, se rebela contra el propio Unamuno, porque se da cuenta de que no es más que un ser de ficción, manejado al capricho del autor, y le recuerda que también él, Unamuno, como ser humano, depende del capricho de Dios. En 1917 publicaría Abel Sánchez y en 1921 La tía Tula . Su obra maestra llegaría en 1931, San Manuel bueno mártir . Esta es la dramática historia del párroco de una aldea perdida que, entregado ejemplarmente a su pueblo y manifestándose como un santo, oculta el tremendo desgarro interior de la duda en la otra vida.
Escribió también numerosos libros de ensayo: En torno al casticismo (1902), Vida de Don Quijote y Sancho (1905), Por tierras de Portugal y España (1911), Andanzas y visiones españolas (1922), Del Sentimiento trágico de la vida (1922).
Las obras dramáticas más importantes: Fedra (1910), El otro (1926) y El hermano Juan (1934). Son el intento de un teatro de ideas que resulta excesivamente esquemático y falto de acción dramática.

3. UNAMUNO NOVELISTA
El Unamuno novelista hunde sus raíces en el ideólogo y en el poeta. A estos debe su fuerza principal. Como dice Torrente Ballester, para enjuiciar y valorar al escritor lo hemos de hacer fijándonos en su biografía. Sus libros son su testamento más veraz.
En toda la obra de Unamuno hemos podido ver junto a la reiteración de ciertos temas una variedad de enfoques y de modos de ejecución. En cuanto a significados y significación última podríamos dividir su obra en cuatro grandes grupos:
■narraciones grotescas y tragicómicas, donde Unamuno alecciona y moraliza. Presenta la precariedad y contingencia de la vida humana: Niebla
■historias de pasión, muy románticas en esencia, pero tristes, pesimistas y desoladoras: Abel Sánchez
■novelas de la voluntad creadora, de la imposición del querer ser o ser ultimo frente y contra el yo dado e mundo real: La tía Tula
■buceos novelescos en la personalidad íntima: San Manuel Bueno, mártir
Cronológicamente estos grupos aparecen irregularmente entrelazados y discontinuos y es muy aventurado hablar de una evolución o un avance en su narrativa. La soltura y plena madurez ya son evidentes en Niebla.
Estéticamente su valor es muy desigual. Esto se debe a su sangrante entraña problemática y a la especial parcialidad artística del autor, pues parece que ignora ciertas parcelas de la persona humana. En estas obras encontramos trazos vigorosos de narrador genial, destellos de criaturas autónomas, pero nunca nos presenta a toda una persona. Como novelista es un dibujante genial, pero no nos deja ninguna novela ple­na, ningún cuadro acabado.

4. SAN MANUEL BUENO, MÁRTIR

4.1. Génesis
Miguel de Unamuno escribe esta novela en noviembre de 1930. La 1ª edición se publica en 1931 en la revista “La Novela de Hoy”. Hay que esperar hasta 1933 a la edición definitiva publicada en Espasa-Calpe junto con tres otras historias: La novela de don Sandalio, jugador de ajedrez y Un pobre hombre rico o el sentimiento cómico de la vida, más Una historia de amor.
La presente novela no es fruto de la espontaneidad; Unamuno llevaba algún tiempo pensando en publicar una novela que girara entorno a un cura que había perdido la fe. Determinadas lecturas (Nietzsche, Kirkegaard, …) y visitas a ciertos lugares le ayudan a dar un cuerpo novelesco a su obra.
En junio de 1930 Unamuno hace una excursión al lago de Sanabria (Zamora) donde se conserva la leyenda de un lago y de un pueblo que se haya sumergido en el mismo: Valverde de Lucerna. Esta leyenda, que también aparece en algunos textos medievales franceses, inspira de manera determinante la que podemos denominar la novela más autobiográfica de Unamuno.

4.2. Arte del relato

Hay que subrayar el arte del relato, la maestría, la firmeza de pulso con que Unamuno conduce la narración. Durante la primera parte vamos asistiendo a una caracterización progresiva del personaje central, mediante un hábil engarce anécdotas.
Pronto, sin embargo, comienza el autor a intrigarnos, a hacernos entrever algo oculto en el sacerdote. Tras el nuevo impulso narrativo con que pasamos a la segunda parte, la intriga, la suspensión, va en aumento; de una manera gradual – verdaderamente admirable – vamos acercándonos al secreto, cuyo descubrimiento es el momento culminante del relato. Con la misma seguridad, y a través de diálogos que ahondan en el problema, caminará la novela hacia su final.

4.3. Personajes

De pasada hemos aludido a la caracterización del protagonista, de cómo progresivamente va adquiriendo su talla humana, su fuerza inolvidable. Menos relieve tendrán los personajes de Ángela y Lázaro, aunque también destacan ciertos rasgos interesantes. Es igualmente destacable el papel de Blasillo.
Destaca el intencionado valor simbólico de los nombres de los personajes: el nombre de don Manuel, coincide con uno de los nombres de Cristo: Emmanuel, que significa “Dios con nosotros”. Ángela significa “mensajera” y tienen relación con la palabra “evangelista”. En cuanto a Lázaro, él mismo se relaciona explícitamente con el “resucitado” del Evangeliio. Análogo simbolismo se transparenta en los nombres de lugares: Valverde de Lucerna, Renada.

4.4. Elementos del paisaje
Muy importante es la carga simbólica que adquieren ciertos elementos del paisaje: el nogal, la montaña, el lago. Especialmente complejo es el de este último, que refleja el cielo a la vez que esconde una aldea muerta, y que invita ora a elevarse hacia lo alto, ora a hundirse fatalmente en él.

4.5. El diálogo y el estilo
El diálogo tiene una importancia fundamental como vehículo de las ideas, como exteriorización de los conflictos ideológicos y de los dramas íntimos. Tienen igualmente una función narrativa: así, las conversaciones en que Lázaro refiere a Ángela las tribulaciones de don Manuel. En relación con ello, destaca un aspecto original: la aparición del diálogo dentro del diálogo.
En cuanto al estilo, la lectura nos permite comprobar los rasgos de la lengua literaria de Unamuno en toda su madurez, la intensidad emocional, la densidad de ideas, el gusto por las paradojas… sin pasar por alto el lirismo de ciertos momentos.

5. EL ARGUMENTO
Ángela Carballino escribe la historia de don Manuel Bueno, párroco de su pueblecito, Valverde de Lucerna. Múltiples hechos lo muestran como “un santo vivo, de carne y hueso”, un dechado de amor a los hombres, especialmente a los más desgraciados, y entregado a “consolar a los amargados y atediados, y ayudar a todos a bien morir”. Sin embargo, algunos indicios hacen adivinar a Ángela que algo lo tortura interiormente: su actividad desbordante parece encubrir “una infinita y eterna tristeza que con heroica santidad recataba a los ojos y los oídos de los demás”.
Un día, vuelve al pueblecito el hermano de Ángela, Lázaro. De ideas progresistas y anticlericales, comienza por sentir hacia don Manual una animadversión que no tardará en trocarse en la admiración más ferviente al comprobar su vivir abnegado. Pues bien, es precisamente a Lázaro a quien el sacerdote confiará su terrible secreto: no tiene fe, no puede creer en Dios, ni en la resurrección de la carne, pese a su vivísimo anhelo de creer en la eternidad. Y si finge creer ante sus fieles es por mantener en ellos la paz que da la creencia en otra vida, esa esperanza consoladora de la que él carece. Lázaro, que confía el secreto a Ángela, convencido por la actitud de don Manuel, abandona sus anhelos progresistas y, fingiendo convertirse, colabora en la misión del párroco. Y así pasará el tiempo hasta que muere don Manuel, sin recobrar la fe, pero considerado un santo por todos, y sin que nadie, fuera de Lázaro y de Ángela, haya penetrado en su íntima tortura.
Más tarde morirá Lázaro, y Ángela se interrogará acerca de la salvación de los seres queridos.

6. TEMAS: ALCANCE Y SENTIDO 
La novela gira en torno a las grandes obsesiones unamunianas: la inmortalidad y la fe. Pero se plantean ahora con un enfoque nuevo en él: la alternativa entre una verdad trágica y una felicidad ilusoria. Y Unamuno parece optar ahora por la segunda; todo lo contrario de lo que harían existencialistas como Sartre o Camus. Así, cuando Lázaro dice: “La verdad ante todo”, don Manuel contesta: “Con mi verdad no vivirán”. Él quiere hacer a los hombres felices: “Que se sueñen inmortales.” Y sólo las religiones, dice, “consuelan de haber tenido que nacer para morir”.
Incluso disuade a Lázaro de trabajar por una mejora social del pueblo, arguyéndole: “¿Y no crees que del bienestar general surgirá más fuerte el tedio de la vida? Sí, ya sé que uno de esos caudillos de la que llamn la revolución social ha dicho que la religión es el opio del pueblo. Opio… Opio… Opio, sí. Démosle opio, y que duerma y que sueñe.”
Según esto, el autor estaría polarmente alejado no sólo de los ideales sociales de su juventud, sino también de aquel Unamuno que quería “despertar las conciencias”, que había dicho que “la paz es mentira”, que “la verdad es antes que la paz”.
Por otra parte, San Manuel es también la novela de la abnegación y del amor al prójimo. Paradoja muy unamuniana: precisamente un hombre sin fe ni esperanza es quien se convierte en ejemplo de caridad.
Por otra parte queda el problema de la salvación. El enfoque de la cuestión es complejo, por la ambigüedad que introduce el desdoblamiento entre autor (Unamuno) y narrador (Ángela). Según Ángela, “don Manuel y Lázaro se murieron creyendo no creer lo que más nos interesa; pero, sin creer creerlo, creyéndolo…”. Tan paradójicas del personaje-narrador, ¿eran compartidas por el Unamuno-autor? El interrogante queda abierto. Cierto es que Unamuno, en el epílogo toma la palabra y, en sus reflexiones finales, podría verse una voluntariosa apuesta por la esperanza. Pero es un punto que queda abierto a la discusión.

7. ESTRUCTURA

7.1. Desdoblamiento entre autor y narrador
Destaca el recurso a la técnica del “manuscrito encontrado”, de estirpe cervantina. Este recurso le permite a Unamuno poner una narradora entre él y el lector y todo nos llega desde el punto de vista de Ángela.

7.2. Estructura Externa
La novela está dividida en 25 fragmentos que llamaremos secuencias. Las 24 primeras secuencias son el relato de Ángela, la última es una especie de epílogo del autor.

7.3. Estructura interna
Si atendemos al desarrollo de la historia, cabe distinguir tres partes, seguidas de un epílogo del autor.
■Secuencias 1-8: son las noticias preliminares sobre don Manuel, que Ángela nos transmite de oídas o partiendo de ciertas notas de su hermano.
■Secuencias 9-20: Es el cuerpo central del relato, a partir del regreso de Ángela al pueblo, primero, y de Lázaro, después. Con ello la narración recibe un nuevo impulso que nos lleva hasta el descubrimiento del secreto del “santo”. Termina esta parte con la muerte del sacerdote.
■Secuencias 21-24: Final del relato de Ángela
secuencia 25: Epílogo del autor
Una cuestión particular dentro de la estructura interna es el tiempo. Al hilo de la lectura se irán observando todas aquellas anotaciones con las que se nos da la idea del paso de los años, en particular, las que se refieren a la edad de Ángela. Por lo demás, y entre otras cosas, es curioso señalar la existencia de algunas elipsis narrativas o saltos en el tiempo.

8. CARACTERIZACIÓN DE PERSONAJES
Más que de personajes en esta novela cabría hablar de almas: de un cura, una muchacha, un hombre y un idiota.
Almas que pasan sin vestimenta humana. No nos dice el autor si sus cuerpos eran altos o bajos , fuertes o débiles. Pueden ser como se quiera. Apenas nos dice tampoco el sexo, porque en esta ficción de Unamuno, como en casi todas las suyas, las personas no son hombres y mujeres, sino padres e hijos; y ésta es una de las características de su obra. A menudo llama maternal al alma de un hombre

8.1. Don Manuel
Don Manuel, por sobrenombre Bueno (como Alonso Quijano antes y después de ser don Quijote; es decir, cuando está “en su sano juicio”, cuando no “sueña”), párroco de Valverde de Lucerna, es el personaje central de la obra. La novela se organiza en torno a su lucha interior y su comportamiento para con el pueblo. La clara contradicción (o, si se quiere, agonía) que se manifiesta entre estos dos aspectos de su personalidad hace que podamos considerar al personaje como la personificación de la suprema paradoja unamuniana. Esta contradicción, asumida por el personaje y funcionalmente operativa como motor de toda la trama novelesca, se produce por la voluntad de vivir como creyente y la imposibilidad de creer. Personaje y vida agónicos: la vida la siente el personaje como un continuo combate “sin solución ni esperanza de ella” entre la realidad y su deseo, entre la razón y la fe; y, aceptando como única verdad sólida el amor al semejante (es decir, la caridad), imponiendo esta verdad sobre todas las demás verdades en su conciencia: “aunque el consuelo que les doy no sea el mío”.

i. Razón y fe: verdad frente a vida:
Éste es, sin duda, el tema central sobre el que se construye toda la novela. Don Manuel no es creyente, pero actúa como si lo fuera, y comunica al pueblo la fe que él no tiene o, según las palabras finales de Ángela, que cree creer que no tiene. Las siguientes citas permiten resumir el sentido unamuniano de algunas afirmaciones del protagonista:
■Lo primero, es que el pueblo esté contento, que estén todos contentos de vivir. El contentamiento de vivir es lo primero de todo.
■¡Ay, si pudiese cambiar el agua toda de nuestro lago en vino, en un vinillo que por mucho que de él se bebiera alegrara siempre, sin emborrachar nunca... o por lo menos con una borrachera alegre!
■Y ahora —añadió—, reza por mí, por tu hermano, por ti misma, por todos. Hay que vivir. Y hay que dar vida.
■La verdad., Lázaro, es acaso algo terrible, algo mortal; la gente sencilla no podría vivir con ella [...] Yo estoy para hacer vivir las almas de mis feligreses, para hacer que se sueñen inmortales, no para matarles. Lo que aquí hace falta es que vivan sanamente, que vivan en unanimidad de sentido, y con la verdad, con mi verdad, no vivirían.

ii. Don Manuel y Cristo:
En numerosas ocasiones a lo largo de la novela se establece el paralelismo, cuando no identificación simbólica, entre don Manuel y Cristo. Los dos tienen el mismo nombre: Manuel (o Emmanuel), que en hebreo significa “Dios con nosotros”. Aplicado ese significado a la figura del sacerdote parece querer indicar que su presencia entre el pueblo de Valverde equivale a la de Cristo entre los hombres. Efectivamente, esta identificación alcanza su sentido pleno en la secuencia en la que don Manuel le pide a Ángela que rece “también por Nuestro Señor Jesucristo”: al llegar a su casa, ésta recuerda las palabras “de nuestros dos Cristos, el de esta tierra y el de esta aldea”.
Estas palabras son las que se han venido repitiendo a lo largo de la narración. La voz de don Manuel, a la que ya se ha calificado de “divina” , exclama con especial énfasis, durante el Viernes Santo: “¡Dios mío, Dios mío!, ¿por qué me has abandonado?” Entonces, cuenta Ángela, “era como si oyesen a Nuestro Señor Jesucristo, como si la voz brotara de aquel viejo crucifijo”. Las mismas palabras se van repitiendo como el eco en la voz de Blasillo el bobo. Y para reforzar la identificación, cuando Lázaro está a punto de revelar a Ángela el secreto de don Manuel, es interrumpido por la voz de Blasillo, que va gritando por las calles dicha frase. “Lázaro se estremeció creyendo oír la voz de don Manuel, acaso la de Nuestro Señor Jesucristo”.
Por último, debe tenerse muy en cuenta la confesión de don Manuel a Lázaro, que éste cuenta a su hermana después de la muerte del sacerdote: “creía [don Manuel] que más de uno de los más grandes santos, acaso el mayor, había muerto sin creer en la otra vida”. Naturalmente la referencia es Cristo. Con ello, se pretende destacar la naturaleza humana de Cristo sobre la divina, en la que don Manuel no creía, que queda subrayada por la interrogación “¿Por qué me has abandonado?”, que para don Manuel vendría a significar la pérdida de la fe del mismo Jesucristo.

iii. Don Manuel y Moisés:
En varias ocasiones se hace referencia en la novela a la figura de Moisés: él condujo a su pueblo hacia la tierra prometida, aunque murió a sus puertas, sin llegar a entrar en ella por no haber creído la promesa de Dios. El paralelismo con don Manuel es evidente, y él mismo lo recuerda antes de morir: “y el Señor le mostró toda la tierra prometida a su pueblo, pero diciéndole a él: ‘¡No pasarás allá!’ Y allí murió Moisés y nadie supo su sepultura. Y dejó por caudillo a Josué. Sé, tú, Lázaro, mi Josué [...]. Como Moisés, he conocido al Señor, nuestro supremo ensueño, cara a cara, y ya sabes que dice la Escritura que el que le ve la cara a Dios, que el que le ve al sueño los ojos de la cara con que nos mira, se muere sin remedio y para siempre. Que no le vea, pues, la cara a Dios este nuestro pueblo mientras viva, que después de muerto ya no hay cuidado, pues no vera nada..."
Este paralelismo lo había puesto ya de manifiesto Ángela al comienzo de su narración: “Después, al llegar a conocer el secreto de nuestro santo, he comprendido que era como si una caravana en marcha por el desierto, desfallecido el caudillo al acercarse al término de su carrera, le tomaran en hombros los suyos para meter su cuerpo sin vida en la tierra de promisión”.

8.2. Ángela
La presencia de los hermanos Ángela y Lázaro en la obra actúa como dos polos contrapuestos que van acercándose a la figura central de don Manuel. Ángela parte de una fe firme. Lázaro, como veremos, desde el ateo convencido que es, además, anticlerical. Por lo tanto, aunque pueden ser analizados en su individualidad, siempre hay que tener en cuenta su posición subordinada al protagonista. No es que sean menos “importantes“. Importan —y mucho— porque sólo a través de ellos podemos conocer al protagonista desde un complicado “mecanismo” de puntos de vista.
En cuanto a Ángela, la etimología de su nombre nos pone en la pista de una de las funciones que desempeña en la novela. “ángel” proviene del griego “ánguelos”, que significa “mensajero”. Uniendo el prefijo “eu-” formamos “evangelista” ; es decir, “el buen mensajero” , “el mensajero de la buena nueva”. Ángela narra la vida de un hombre al que se pretende beatificar. Es, pues, su “evangelista”, la transmisora de la “buena nueva” de la vida del santo.
Las distintas funciones que desempeña Ángela se entrecruzan en la narración, pero son separables en el análisis:
■Mensajera o evangelista: tal como explicamos más arriba.
■Narradora: como tal aparece desde el comienzo. No omnisciente, sino limitada a lo conocido por su experiencia. Se dirige a un lector indeterminado (“sólo Dios sabe, que no yo, con qué destino...”).
■Testigo: refiere lo visto y oído, formando ella misma parte de lo narrado. Pero también refiere lo sentido, incorporándolo a su testimonio. Así, lo objetivo de su narración se mezcla con lo subjetivo. Además, su narración tiene lugar mucho después de que ocurran los hechos, con lo que sus recuerdos mezclan sucesos en el tiempo y no le ofrecen garantía de objetividad: “y yo no sé lo que es verdad y lo que es mentira, ni lo que vi y lo que sólo soñé —o mejor lo que soñé y lo que sólo vi—, ni lo que supe ni lo que creí [...] ¿Es que sé algo?, ¿es que creo algo? ¿Es que esto que estoy aquí contando ha pasado y ha pasado tal como lo cuento? ¿Es que pueden pasar estas cosas? ¿Es que esto es más que un sueño soñado dentro de otro sueño?”.
■Ayudante:como personaje que no sólo participa de lo narrado, sino que interviene como parte activa en ello: “le ayudaba en cuanto podía en su ministerio”.
■Confesante y confesora: Al comienzo de su relato, declara que quiere que su narración lo sea “a modo de confesión”, con lo que su punto de vista, si no objetivo, se supone que parte de la sinceridad, de querer contar lo que se cree que es la verdad. También nos cuenta su papel de confesante con don Manuel en el sacramento de la confesión. Pero este papel de confesante poco a poco se va invirtiendo (“volví a confesarme con él para consolarlo”) para convertirse en confesora de don Manuel, hasta llegar el momento en que, tras escuchar la “confesión” de Lázaro, conociendo ya el secreto de don Manuel, vuelve al tribunal de la penitencia. Y en ese momento es ella la que hace la pregunta fundamental a don Manuel: “¿cree usted?”. De donde, y después de la tácita respuesta negativa, se deriva la petición del sacerdote: “Y ahora, Angelina, en nombre del pueblo, ¿me absuelves? [...] —En nombre de Dios Padre, Hijo, y Espíritu Santo, le absuelvo, padre.”
■Hija-madre del protagonista. Ya hacíamos mención a la relación paterno-filial o materno-filial de los personajes de Unamuno. Como hija, don Manuel es su “padre espiritual”, padre de su espíritu, en el sentido de formarlo. Pero, conforme va introduciéndose en los recovecos del espíritu del sacerdote, va transformándose y adaptándose a su nuevo papel: “Empezaba yo a sentir una especie de afecto maternal hacia mi padre espiritual; quería aliviarle del peso de su cruz de nacimiento”. Y del momento en que acabó de confesar al sacerdote, escribe: “Y salimos de la iglesia, y al salir se me estremecían las entrañas maternales.”

8.3. Lázaro
El simbolismo de este nombre resulta bien claro: Unamuno lo escogió para recordar al Lázaro del Evangelio, a quien Cristo resucita. Don Manuel “resucita” el espíritu de Lázaro a su “fe”, para su “religión”.
El personaje de Lázaro opone al principio su razón a la fe que predica don Manuel: es él el que había enviado a Ángela al colegio (aunque fuera: un colegio de monjas, ya que “no hay colegios laicos y progresivos”; a su vuelta quiere que vayan “a vivir a la ciudad, acaso a Madrid” porque “en la aldea —decía— se entontece, se embrutece y se empobrece uno”; su actitud es no sólo irreligiosa, sino anticlerical; vida rural y religiosidad se sintetizan en él en dos adjetivos utilizados despectivamente: feudal y medieval.
Su reacción inicial al conocer y oír a don Manuel es de asombro desconfiado: “no es como los otros, pero a mí no me la da; es demasiado inteligente para creer todo lo que tiene que enseñar”; “¡No, no es como los otros —decía—, es un santo!”. Pero es precisamente porque don Manuel sabe que Lázaro no se dejará engañar la razón por la que le confesará la verdad que le atormenta (“Porque si no [le dice don Manuel] me atormentaría tanto, tanto, que acabaría gritándola en medio de la plaza, y eso jamás, jamás, jamás”). Y le convencerá también de que al pueblo hay que dejarle en paz —en fe— para que viva feliz; incluso manteniéndole en sus creencias supersticiosas que para ellos, los del pueblo, son verdaderas manifestaciones de su religiosidad.
Con Lázaro se introduce en la novela un nuevo tema: el de si es útil (para la felicidad del pueblo) preocuparse de los problemas sociales: “Y Lázaro, acaso para distraerle más, le propuso si no estaría bien que fundasen en la iglesia algo así como un sindicato católico agrario”. La respuesta de don Manuel es tajante: “¿Sindicato? y ¿qué es eso? Yo no conozco más sindicato que la Iglesia, y ya sabes aquello de “mi reino no es de este mundo”“. Esta reacción de don Manuel nos recuerda la del propio Unamuno al “Manifiesto” de “Los Tres” (Baroja, Azorín. y Maeztu): “No me interesa, sino secundariamente, lo de la repoblación de los montes, cooperativas de obreros campesinos, cajas de crédito agrícola y los pantanos [...] Lo que el pueblo español necesita es cobrar confianza en sí [...] tener un sentimiento y un ideal propios acerca de la vida y de su valor”.
La actitud de don Manuel se hace dolorosamente explícita: “¿Cuestión social? Deja eso, eso no nos concierne. Que traen una nueva sociedad, en que no haya ni ricos ni pobres, en que esté justamente repartida la riqueza, en que todo sea para todos, ¿y qué? ¿Y no crees que del bienestar general surgirá más fuerte el tedio de la vida? Sí, ya se que uno de esos caudillos de la que llaman la revolución social ha dicho que la religión es el opio del pueblo [...] Opio... opio... Opio, sí. Démosle opio, y que duerma y que sueñe”. Y en la secuencia anterior le dice: “no protestemos, la protesta mata el contento”. “No aparece aquí esta idea por primera vez en la obra de Unamuno, sobre todo durante esta época, en que empezaba a sentir la inutilidad de todo esfuerzo histórico. Sin embargo, rara vez antes se había expresado con tan definitiva convicción. Que “la protesta mata el contento”, ya lo decía muchos años antes, en Del sentimiento trágico de la vida; sólo que en aquella obra, dedicado Unamuno plenamente a difundir el ideal agónico-quijotesco de la existencia, añadía: “por lo tanto, protestemos; porque el contento, la felicidad resignada en la costumbre, es la muerte”“.

8.4. Blasillo
Blasillo representa el grado máximo de la fe ciega, inocente, que don Manuel desea y predica para su pueblo. Blas, el bobo, viviente en la inconsciencia, repite como un eco palabras del párroco, cuyo sentido ignora; recorre el pueblo clamando “¡Dios mío, Dios mío!, ¿por qué me has abandonado?” y al hacerlo subraya sin quererlo la más enigmática de las frases divinas que pronuncia don Manuel desde su conciencia más lúcida. Así, lo racional - en sentido estricto, la negación de la divinidad de Cristo - desciende a lo irracional de la fe popular encarnada en Blasillo.
Cuando don Manuel muere, Blasillo muere —en el manuscrito de 1930 no ocurría así; la muerte de Blasillo se añade en la última redacción—. De esta forma, se culmina simbólicamente la identificación del pueblo con su párroco. Al faltar la voz “divina”, el eco carece de función, pues el vacío no admite resonancia. El resto es silencio: recuérdese el pasaje del credo, imposible de acabar sin la ayuda de quienes, con su fe, transportan al que calla cuando llegan las palabras indecibles. Igual sentido tiene la muerte de Lázaro, continuador del empeño ilusionante, pero sin fuerza ya para continuarlo.

Ahí les van algunos videos:


miércoles, 10 de marzo de 2010

El origen cerebral del amor

Un ("¿viejo?") estudio confirma la relación entre el amor romántico y las redes neuronales.

http://jn.physiology.org/cgi/reprint/00838.2004v1.pdf


El amor romántico, analizado por imágenes de resonancia magnética, es un conjunto de impulsos eléctricos difícilmente medibles. Ubicados en regiones cerebrales vinculadas a la necesidad de conseguir un beneficio, estos impulsos pueden evolucionar hacia el cariño y el apego, convirtiéndose así en el principal marcador del comportamiento humano, por encima incluso de la atracción sexual. Un estudio interdisciplinar descubre que el amor activa toda una constelación de sistemas neuronales que convergen en regiones dispersas del cerebro, creando un mapa combinatorio flexible que integra múltiples estímulos emocionales. Todo un recorrido eléctrico que expresa un comportamiento humano sumamente complejo. 

(Traducido a lenguaje amatorio: "Te quiero con toda la electricidad que mis neuronas pueden producir.")
Eso quiere decir que el amor está en el cabeza, que convive con la inteligencia, con la razón y la ló (gi)ca.
Tal como explica la "American Physiological Society" el estudio ha analizado las respuestas del cerebro de 17 hombres y mujeres jóvenes que se describían como loca y recientemente enamorados. Los resultados se han divulgado en el Journal of Neurophysiology (ver link).

Este estudio, que libera de todo romanticismo al amor limitándolo a impulsos eléctricos, señala además que el estado inicial del enamoramiento tiene más que ver con la motivación, el beneficio y otros aspectos causales del comportamiento humano, que con las emociones o con la atracción sexual. Según los investigadores, podríamos parecernos más de lo que creemos a otros mamíferos, puesto que en la elección de nuestras parejas –a través del enamoramiento inicial- se ponen en marcha respuestas cerebrales similares a las de los animales, y el fin es instintivo: buscar la continuación de la especie a través de la transferencia genética.

(Traducción a discurso amatorio: "Te quiero con todos mis genes." "Deseo tener contigo una transferencia de genes.")

Una de las autoras del estudio, Lucy L. Brown, del "Albert Einstein College of Medicine", señala que los humanos estamos construidos para experimentar sentimientos mágicos como el del amor, y que la investigación realizada ayuda a explicar por qué lo hacemos.

(Acotación bizarra de Rita: ¿Quiere decir esto que la ciencia se harmana con la magia gracias a la mágica ciencia del amor?)

La mayoría de los participantes en el estudio mostraban claras respuestas emocionales, aunque no se ha descubierto un patrón emocional consistente, sino sólo mucha actividad en las regiones cerebrales relacionadas con la motivación y la consecución de un beneficio. Según los investigadores, esta es la primera recopilación de datos que confirman una relación entre el amor romántico y las redes cerebrales.

("Te amo porque me beneficias" o "Déjame amarte porque quiero beneficiarte")
Desde este punto de vista, se podría describir por tanto el amor como una motivación o una orientación hacia una situación que se convierte en un objetivo y que provoca varias emociones específicas, como la euforia o la ansiedad. De esta forma, se entendería por qué los amantes muestran la necesidad imperativa de conseguir a su amado o amada y tienden a proteger sus relaciones.

("No eres más que mi objetivo")
El estudio ha descubierto asimismo que las regiones del cerebro que se activan con el amor son diferentes a las que se activan en el caso de la atracción sexual. Esto se ha sabido porque cuando los investigadores mostraron a los participantes las fotos de sus enamorados, las áreas cerebrales de éstos se superpusieron sólo parcialmente con las áreas del cerebro asociadas con el deseo sexual.

Utilizando imágenes de resonancia magnética y otras fórmulas de medición, los investigadores han llegado a dos conclusiones principales. La primera señala que en su estado inicial, el amor romántico está asociado con regiones subcorticales del cerebro, relacionadas con la consecución de un beneficio y ricas en dopamina, una sustancia que produce una sensación de intenso bienestar cuya producción aumenta con el amor hasta en un 50%.

La segunda conclusión a la que se ha llegado es que el amor pone en marcha los sistemas cerebrales asociados con el impulso de conseguir un beneficio. Estas áreas del cerebro que se activan con el amor integran una gran cantidad de información relacionada con la memoria más temprana de cada persona y con su propia noción de la belleza. Se trata del área ventral tegmental derecha y del llamado núcleo caudado (uno de los tres componentes principales de los ganglios basales) dorsal del cerebro.

El romanticismo está a la derecha y la atracción a la izquierda

Para sorpresa de los investigadores, las regiones asociadas con el amor romántico e intenso están mayormente en el lado derecho del cerebro, mientras que las asociadas a la atracción se sitúan a la izquierda de éste. Se trata de una lateralización que hace plantearse a los científicos acerca de los procesos de aprendizaje y de memoria del cerebro humano.

Asimismo, los investigadores señalan que, con la maduración de la relación, entran en juego otras partes del cerebro, y que el dinamismo de las relaciones implica también cambios a nivel cerebral. Las imágenes de resonancia magnética han mostrado más actividad en el área del ganglio basal en el caso de personas con relaciones estables. En esta región se encuentran los receptores de la hormona vasopresina, que en ratones de campo se ha demostrado que resulta esencial para emparejarse.

La evolución de la activación de las diversas áreas cerebrales según se desarrolla el amor demuestra que los sentimientos iniciales de exaltación se transforman en cariño y apego, lo que supone que el vínculo que generan las emociones es mucho más poderoso que el de la atracción sexual por sí sola.

Los resultados del estudio sugieren además que el amor no activa una zona funcionalmente especializada del sistema cerebral, sino que más bien activa toda una constelación de sistemas neuronales que convergen en regiones dispersas del núcleo caudado creando un mapa combinatorio flexible y que integra múltiples estímulos emocionales. Todo un recorrido eléctrico que expresa un comportamiento humano sumamente complejo.


EL AMOR ES CIEGO

Las últimas investigaciones sobre el funcionamiento del cerebro han revelado que las personas enamoradas pierden la capacidad de criticar a sus parejas, es decir, se vuelven incapaces de ver sus defectos, lo que viene a confirmar aquel popular refrán que asegura que "el amor es ciego".

Al menos esto es lo que sucede en los casos de amor romántico o maternal, en los que se ha detectado que, ante determinados sentimientos, se activan las mismas regiones del cerebro, según explica a Efe la neurobióloga Mara Dierssen, investigadora del Centro de Regulación Genómica de Barcelona.

Lo más curioso del caso, sin embargo, es que, paralelamente a esta estimulación que se produce en las mismas regiones cerebrales, en ambos tipos de amor se "desactiva" la zona del cerebro encargada del juicio social y de la evaluación de las personas.

Se suprime, por tanto, la capacidad de criticar a los seres queridos, una situación que se reproduce tanto en humanos como en animales.

"Cuando nos enamoramos perdemos la capacidad de criticar a nuestra pareja, por lo que puede decirse que, en cierta manera, el amor es ciego" , señala Dierssen, que recientemente ha participado en Barcelona en un ciclo sobre "Amor, ciencia y sexo" .

Los estudios que desde hace varios años se llevan a cabo en humanos y ratones para conocer el complejo funcionamiento del cerebro están aportando datos tan novedosos como sorprendentes en el siempre estimulante terreno del amor.

Estos avances están ayudando, por ejemplo, a responder a preguntas tan básicas, pero también tan enigmáticas y sugestivas, como qué pasa en nuestro interior cuando nos enamoramos, qué sucede en el cerebro o por qué sentimos -o no- deseo sexual.

El diccionario de la Real Academia Española define el amor como "un sentimiento intenso del ser humano que, partiendo de su propia insuficiencia, necesita y busca el encuentro y unión con otro ser".

Para Mara Dierssen, sin embargo, el amor es algo más simple: "Una adicción química entre dos personas".

Dice esta investigadora que cuando existe enamoramiento de verdad se dan, en mayor o en menor medida, una serie de circunstancias comunes, como la atracción física, el apetito sexual o el afecto y el apego duradero.

Estos sentimientos desencadenan en nuestro interior un conjunto de alteraciones químicas que generan sustancias como la dopamina, responsable de la sensación de atracción, o la serotonina, implicada en los pensamientos obsesivos.

El análisis de estos aspectos, así como de la actividad cerebral, también ha permitido constatar que el cerebro de hombres y mujeres funciona de manera diferente en cuanto al amor se refiere y que cuestiones como los diferentes niveles de apetencia sexual tienen una explicación científica.

"Se ha descubierto que existen diferencias entre géneros, de manera que el hombre es más sexual, tiene un apetito sexual más constante, mientras que la mujer es más sensitiva" , explica Dierssen.

Incluso la infidelidad afecta de manera diferente a unas y otras especies.

Se sabe, por ejemplo, que sólo el tres por ciento de los mamíferos son monógamos, como los ratones de la pradera, las orcas o el hombre, mientras que la gran mayoría son promiscuos.

No obstante, advierte Dierssen, un experimento llevado a cabo en ratones de montaña, caracterizados por su gran promiscuidad, ha permitido comprobar que la monogamia animal es genética y que una simple manipulación de los genes de estos animales puede hacer que los machos sean fieles a su pareja.

El experimento, por el momento, no se ha efectuado en personas, aunque ha despertado un gran interés por el alcance que puede tener en las relaciones humanas, teniendo en cuenta que más del 15 por ciento de los españoles afirma haber sido infiel alguna vez en su vida, mientras que el 43 por ciento asegura haberlo deseado en algún momento.

La investigación científica, además, a descubierto una base neuronal para el amor romantico de por vida. El estudio, muestra que las personas estan intensamente enamoradas después de muchos años de matrimonio muestras respuestas cerebrales a sus parejas que son similares a los de personas de quienes has estado enamoradas.

Los investigadores utilizaron imágenes de resonancia magnetica para escanear el cerebro de 10 mujeres y siete hombres que informaron que estaban todavía intensamente enamorados de sus esposas después de un promedio de 21 años de matrimonio. Mientras se escaneaban, a los participantes se les mostraban imágenes de sus esposas y otras personas.Los investigadores realizaron previamente un estudio similar con 10 mujeres y siete hombres que estaban enamorados en promedio siete meses antes del experimento.

Para los participantes en relaciones a largo plazo y corto plazo, la visualización del compañero romántico estimulaba actividad en regiones del cerebro que estan asociadas con la motivación para ganar recompensas como el caudal y hueso, y el area ventral tegmental, una región del cerebro activado por medicinas (drogas) adictivas.

Sin embargo, sólo en las relaciones a largo plazo mostraron actividad cerebral en las regiones que han demostrado en estudios en animales a ser importante en la formación de parejas monogamas. Además, en las relaciones a largo plazo mostro actividad en regiones del cerebro asociadas con sentimientos de calma y supresión del dolor, mientras que los de relaciones a corto plazo mostraron actividad cerebral en regiones asociadas con el pensamiento obsesivo y la intensa atención.

Estos resultados sugieren que quienes experimentan amor romántico a largo plazo continuan anhelando la union con sus conyuges y siendo altamente motivados para mantener, mejorar, y proteger las relaciones, como aquellos en etapas tempranas, amor intenso amor romantico.

ENTRE EL AMOR Y EL ODIO

Científicos británicos descubrieron el mecanismo del cerebro humano que produce que odiemos a alguien.

Y la zona donde se inicia esta poderosa emoción está íntimamente relacionada al área cerebral donde se produce el amor, afirmó la investigación llevada a cabo en la Universidad de Londres.

El estudio -publicado en la revista de la Biblioteca Pública de Ciencia, PLoS One- analizó a varios voluntarios que miraran fotografías de alguien a quien odiaban.

Descubrieron que se activaban una serie de circuitos cerebrales en un área del cerebro que comparte ciertas estructuras asociadas al amor romántico.

"El odio a menudo es considerado una pasión malvada que debe ser reprimida, controlada y erradicada" explicó el profesor Semir Zeki, del Laboratorio Wellcome de Neurobiología de la Universidad de Londres y quien dirigió el estudio. "Pero para los neurobiólogos el odio es una pasión tan interesante como el amor".

"Porque igual que el amor, el odio a menudo parece ser irracional y puede conducir al individuo a conductas heroicas o malvadas. ¿Cómo es posible que dos sentimientos tan opuestos conduzcan al mismo comportamiento?".

Esa es la pregunta que se planteó el profesor Zeki al iniciar este estudio, que es la continuación de otras investigaciones previas en su laboratorio sobre los mecanismos cerebrales del amor romántico y el amor maternal.

En el nuevo estudio Zeki y su equipo se concentraron específicamente en el odio que siente el ser humano hacia otro individuo.

En la investigación participaron 17 voluntarios, tanto hombres como mujeres, elegidos porque dijeron sentir profundo odio hacia otra persona.

Los científicos llevaron a cabo escáneres cerebrales mientras los participantes miraban tanto la fotografía de la persona odiada, como fotografías de rostros "neutrales" que les eran familiares. "Cuando miraban el rostro de la persona odiada -señalaron los autores- se produjo actividad en zonas cerebrales que puede ser consideradas el "circuito del odio".

Este circuito del odio incluye estructuras en la corteza y la subcorteza cerebral y tiene componentes que también se activan cuando se genera una conducta agresiva.

El cerebro funciona traduciendo estas señales de los circuitos cerebrales en acciones, como la planeación de movimientos del cuerpo.

Y el circuito del odio también está ubicado en una parte de la corteza frontal que se cree es muy importante en la predicción de las acciones de los demás.

Quizás, explican los científicos, esto es lo que nos hace actuar cuando nos enfrentamos a una persona odiada.
El circuito del odio está en la corteza (F), el putamen (P) y la ínsula (I).

Pero lo que más sorprendió a los investigadores fue descubrir que el circuito del odio también produce actividad en dos estructuras de la subcorteza cerebral: el putamen y la ínsula.

Según el profesor Zeki "es muy interesante que el putamen y la ínsula también se activan con el amor romántico". "Pero no es tan sorprendente considerando que el putamen también podría estar involucrado en actos agresivos en un contexto romántico, como en situaciones donde un rival presenta una amenaza".

Los investigadores también descubrieron una diferencia importante en la actividad cortical que producen tanto el odio como el amor.

"Mientras que en el amor grandes partes de la corteza asociadas al juicio y razonamiento se desactivan, con el odio sólo se desactiva una pequeña zona", explicaron los autores. Los investigadores creen que esto es sorprendente si consideramos que el odio también es, como el amor, una pasión que nos consume totalmente. Pero mientras que en el amor romántico el amante pocas veces es crítico o juzga a la persona amada, en el contexto del odio, el que odia utiliza su criterio y es calculador para hacer daño, herir o vengarse de la persona odiada.

Otra diferencia es que el amor romántico está dirigido a una sola persona, pero el odio puede ser experimentado contra varios individuos o grupos, como en el caso del odio racial, político o sexual.