miércoles, 29 de febrero de 2012

Carl Gustav Jung: Breve glosario para “Recuerdos, Sueños, Pensamientos”




JUNG Y LA PSICOLOGÍA ANALÍTICA

Como punto de partida, puede facilitar la tarea de comprensión, hacer un ejercicio de categorización con todos los términos del Glosario. Se puede agrupar la treintena de conceptos en 4 categorías: 1) El sueño, 2) Lo consciente, 3) Lo Inconsciente, y 4) El proceso de individuación.

CATEGORÍA
CONCEPTOS
SUEÑO
Asociación
Amplificación
CONSCIENTE
Extraversión
Introversión
Funciones psicológicas
Pensamiento
Sentimiento
Sensación
Intuición
INCONSCIENTE
Alma
Experiencias de asociación de palabras
Traumas psíquicos
Arquetipos
Imágenes primitivas
Psicoide
Sincronicidad
Numinoso
Anima
Animus
Persona
Sombra
Si-mismo
INDIVIDUACIÓN
Neurosis
Imagen interna de Dios
Cuaternidad
Mandala
Mana
Hierogasmos
Inflación del Yo
Alquimia

En cuanto al Sueño:

“El sueño es la pequeña puerta oculta en lo más interior y en lo más íntimo del alma, que se abre a aquella primitiva noche cósmica que fue el alma cuando aún no existía ninguna conciencia del ego, se invertía en alma mucho más allá de donde puede llegar una conciencia del ego (...) en el sueño penetramos en el hombre más profundo, más universal, más verdadero, más eterno, que se encuentra todavía en el crepúsculo de la noche inicial, donde todavía era el todo y el todo estaba en él...” (Recuerdos, Sueños, Pensamientos: 420).

Dos de las principales técnicas en la interpretación de los sueños en la Psicología Analítica, las cuales se complementan, son: la asociación, que consiste en que el soñante mencione por libre asociación los elementos personales que se le ocurran acerca de las figuras oníricas que aparecen en el sueño, tratando de nunca alejarse de esas figuras.

La asociación es: “Vinculación de representaciones, percepciones, etc., por semejanza, puntos de contacto, antagonismo o sucesión. (...) coincidencias espontáneas que se salen de la situación onírica dada y se refieren siempre a él” (Recuerdos, Sueños, Pensamientos: 30). “Las asociaciones personales de imágenes en los sueños, junto con la amplificación, constituyen un importante paso inicial para su interpretación” (Lexicón Junguiano: 31).

Y la amplificación que es una forma de asociación basada en la comparación de las imágenes oníricas con la mitología, la religión o los cuentos de hadas. Es analizar, por ejemplo, que si una de las imágenes del sueño es el cambio de piel en la serpiente, luego de las asociaciones personales, se sepa que en la mitología esta figura representa a veces el renacimiento y la resurrección, para ver si esto enriquece y profundiza la primera interpretación.

La amplificación es: “Ampliación y concentración de una imagen onírica por medio de asociaciones orientadas y con paralelos de la historia simbólica y del pensamiento (mitología, mística, folklore, religión, etnología, arte, etc.) por la cual se aclara su sentido de interpretación” (Recuerdos, Sueños, Pensamientos: 409).

En cuanto a Lo Consciente:

“Cuando se medita en lo que es en realidad la conciencia se queda uno profundamente impresionado por el hecho altamente asombroso de que un acontecimiento que sucede en el cosmos al mismo tiempo se engendra internamente, esto significa exactamente: se hace consciente. (...) Nuestra conciencia no se crea por sí misma sino que emana de profundidades desconocidas. Despierta paulatinamente en el niño y despierta cada mañana, de la profundidad del sueño, de un estado inconsciente. Es como un niño que es dado a luz diariamente por la causa remota maternal del inconsciente” (Recuerdos, Sueños, Pensamientos: 412).

Una de las principales diferencias entre las personalidades es si el individuo se interesa más hacia su mundo externo (extraversión) o hacia el interno (introversión). Así mismo, los seres humanos pueden adaptarse a la realidad a través de cuatro funciones psicológicas: el pensamiento, el sentimiento, la sensación y la intuición.

La extraversión es: “La extraversión se caracteriza por interés en el objeto externo, comprensión y pronta aceptación de hechos externos, deseo de influir en eventos y ser influido por ellos, necesidad de participar y ponerse a tono, capacidad para aguantar todo tipo de bullicio y ruidos y disfrutarlos verdaderamente, atención constante al mundo circundante, cultivo de amistades y relaciones, elegidas sin mucho cuidado...” (Tipos Psicológicos: 393).

La introversión es: “Modo de orientación psicológica donde el movimiento de la energía es hacia el mundo interno. (...) (El introvertido extremo) en reuniones masivas se siente solo y perdido. Mientras mayor es la multitud, mayor es su resistencia. No está en lo más mínimo “ahí” y no le gustan las entusiastas fiestas informales. No es sociable. (...) Su mundo propio es un puerto seguro, un jardín bien cuidado y protegido, cerrado al público y escondido de ojos entrometidos. Su mejor compañía es él mismo” (Lexicón Junguiano: 119).

Pensamiento:

“Proceso mental de interpretar lo que se percibe. (...) Junto con el sentimiento, es una función racional. Si el pensamiento es la función primaria, entonces el sentimiento automáticamente es la función inferior. (...) El pensamiento activo es un acto de la voluntad, el pensamiento pasivo es mero incidente. En el primer caso, yo someto los contenidos de ideación a un acto voluntario de juicio” (Lexicón Junguiano: 144).

Sentimiento:

“Función psicológica que evalúa o juzga lo que algo o alguien vale (...) Según Jung, es una función racional, al igual que el pensamiento, ya que terminantemente no está influenciada por la percepción (como las funciones de sensación e intuición) sino por la reflexión. (...) En el uso cotidiano, el sentimiento a menudo se confunde con la emoción” (Lexicón Junguiano: 179).

Sensación:

“Función psicológica que percibe la realidad inmediata a través de los sentidos físicos... la percepción sensible de la realidad... al igual que la intuición, es una función irracional. Percibe hechos concretos, sin juzgar su significado o valor” (Lexicón Junguiano: 177).

Intuición:

“Función psíquica que percibe las posibilidades inherentes al momento presente (...) percibe vía el inconsciente y no depende de la realidad concreta. En la intuición, un contenido se presenta entero y completo, sin que seamos capaces de explicar o descubrir cómo se originó dicho contenido” (Lexicón Junguiano: 122).

En cuanto a lo Inconsciente: Puede ser Personal o Colectivo.

Inconsciente Personal: “Todo lo que sé, pero en lo que no pienso momentáneamente; todo lo que en alguna ocasión me fue consciente, pero que ahora está olvidado; todo lo percibido por mis sentidos, pero que no lo tiene presente mi conciencia; todo lo que siento, pienso, recuerdo, quiero y hago sin intención y sin atención, es decir, inconscientemente; todo lo futuro que se prepara en mí y sólo más tarde llegará a la conciencia,... (...) A estos contenidos se suman también todas las represiones más o menos deliberadas de representaciones e impresiones penosas”.

Inconsciente Colectivo: “Pero más allá de ello hallamos en el inconsciente también las propiedades no adquiridas individualmente, sino heredadas, como son los instintos, como la tendencia a la actividad, que se siguen sin una motivación consciente, que resultan de una necesidad...(...) Denomino a este inconsciente colectivo porque, en contraposición con el definido anteriormente, no tiene contenidos individuales, es decir, más o menos simples, sino difundidos universalmente...” (Recuerdos, Sueños, Pensamientos: 415).

Aunque difícil de definir, Jung asimiló el concepto antiguo de alma con el concepto de personalidad. De otra parte, a través de las experiencias de asociación de palabras, Jung comprobó la existencia de esos elementos inconscientes que son los complejos, los cuales a veces se generan a partir de traumas psíquicos. Así mismo dedujo la existencia de los arquetipos, a los que en una primera época los llamó imágenes primitivas o imágenes primordiales. Estos arquetipos tienen la rara particularidad, según Jung, de ser psicóides, o sea de ser comunes a lo psíquico y a lo físico. Se podría decir también que al espíritu y a la materia. Un ejemplo de un fenómeno psicóide es cuando ocurre una sincronicidad: por ejemplo una persona sueña una noche con la muerte de un amigo y al día siguiente le cuentan que éste ha muerto en la realidad. Acá está coincidiendo un hecho psíquico que es el sueño con uno físico que es una muerte real. Y generalmente estas sincronicidades se sienten como algo numinoso, lo cual describe las situaciones que tienen un fuerte impacto emocional y que se viven como algo mágico, sagrado o conmocionador. Algunos de los arquetipos que se encarnan en complejos personales son: el ánima (que la parte femenina interna de los hombres), el ánimus (que es la parte masculina interna de las mujeres), la persona (que es la máscara social que nos solemos poner), la sombra (que contiene todos los aspectos que nos obligan a reprimir) y el Sí-mismo (que es como la voz interna sabia). [1]

Alma:

“En el curso de mis investigaciones sobre la estructura del inconsciente, me he visto obligado a establecer una distinción conceptual entre alma y psique. Por psique entiendo la totalidad de los fenómenos psíquicos, tanto de la conciencia como del inconsciente. En cambio, por alma entiendo un delimitado complejo de funciones que como mejor queda caracterizado es con la expresión ‘personalidad’” (Tipos Psicológicos: 477).

Complejos:

Formalmente, los complejos son 'ideas con acento en el sentimiento' que a través de los años se acumulan en torno a ciertos arquetipos, por ejemplo 'madre' y 'pafre'. Cuando los complejos se constelan, invariablemente van acompañados de reacciones emocionales. Son siempre relativamente autónomos. Los complejos interfieren con las intenciones de la voluntad y perturban la actuación consciente..." (Lexicón Junguiano: 36-37).

En “Consideraciones generales sobre la teoría de los complejos” (1934) los define como grupos (constelaciones) de contenidos que se unen hasta formar una especie de aglomeración. Son grupos asociados de sentimientos, pensamientos y recuerdos (complejos) en el inconsciente. Se originan en el "inconsciente colectivo". Los complejos se forman a través de la acumulación gradual de experiencias emocionales similares. Si se tiene una madre que satisface las expectativas de un individuo, y es el espejo en el que él se mira, entonces probablemente se desarrollará una red de sentimientos positivos que, potencialmente, desembocará en un complejo maternal. Con el tiempo, este individuo desarrollará la expectativa, tal vez inconsciente, de que el mundo es un lugar esencialmente bueno que satisfará sus necesidades la mayor parte de las veces. Por el contrario, si se han repetido interacciones traumáticas con la propia madre, la red asociativa tendrá un tono significativamente más oscuro y afectará, previsiblemente, a las percepciones y expectativas futuras.

Cada complejo tiene un núcleo arquetípico. Un complejo paternal no sólo es fruto de las experiencias personales con el padre, sino del modelo universal de "padre" que esté impreso en la psiquis. La enorme energía del arquetipo “padre” proporciona un enorme sentimiento a las experiencias espirituales del padre con los niños, sobre todo cuando este arquetipo no es correctamente gestionado por el padre personal. Según Jung, los complejos son los causantes de los sueños y de los síntomas. [2]

Traumas psíquicos:

“Acontecimientos repentinos directamente perjudiciales al ser viviente, como espanto, angustia, vergüenza, repugnancia, etc.” (Recuerdos, Sueños, Pensamientos: 420).

Arquetipos:

“El concepto de arquetipo se deriva de la observación repetida varias veces de que, por ejemplo, los mitos y los cuentos de la literatura universal contienen siempre en todas partes ciertos motivos. Esos mismos motivos los hallamos en las fantasías, sueños, delirios e imaginaciones de los individuos actuales. Esas imágenes.... impresionan, influyen y fascinan... (...) debo destacar una vez más que los arquetipos no están determinados en su contenido, sino meramente de un modo formal... El arquetipo es un elemento vacío en sí... Lo que se hereda no son las representaciones, sino las formas en que este aspecto corresponden exactamente a los instintos determinados también formalmente” (Recuerdos, Sueños, Pensamientos: 411). [3]

Imágenes primitivas:

“Empleado originariamente por Jung para el concepto de ‘arquetipo’" (Recuerdos, Sueños, Pensamientos: 413).

Psicoide:

“Concepto aplicable a virtualmente cualquier arquetipo que expresa la esencialmente desconocida pero vivenciable conexión entre psique y materia” (Lexicón Junguiano: 160).

Sincronicidad:

“Fenómeno en que un evento del mundo externo coincide significativamente con un estado mental psicológico... consta de dos factores: a) Una imagen inconsciente llega a la conciencia ya sea directamente (es decir, literalmente) o indirectamente (simbolizada o sugerida) bajo la forma de un sueño, idea o premonición. b) Una situación objetiva coincide con este contenido” (Lexicón Junguiano: 185).

Numinoso:

“Término que describe personas, cosas o situaciones que tienen una profunda resonancia emocional, psicológicamente asociada con experiencias del Si-mismo” (Lexicón Junguiano: 138).

Ánima:

“Aspecto femenino interno del hombre. El anima es tanto un complejo personal como una imagen arquetípica de mujer en la psique masculina. Es un factor inconsciente encarnado en cada niño, y es responsable del mecanismo de proyección. Inicialmente identificada con la madre personal, el anima se vivencia más adelante no sólo en otras mujeres, sino como una penetrante influencia en la vida de un hombre” (Lexicón Junguiano: 14).

Animus:

“Aspecto masculino interno de la mujer. Al igual que el anima del hombre, el animus es tanto un complejo personal como una imagen arquetípica. (...) El animus es el depósito, por así decirlo, de todas las experiencias ancestrales de hombre que tiene la mujer (...) Se manifiesta negativamente en ideas fijas, opiniones colectivas e inconscientes suposiciones a priori que reclaman ser verdades absolutas. (...) Al igual que el anima, el animus también tiene un aspecto positivo. (Lexicón Junguiano: 22-23). [4]

Persona:

“Originariamente, la mascara que entre los antiguos llevaba el actor. La persona ... es aquel sistema de adaptación o aquel modo con el cual entramos en relación con el mundo. Así casi toda profesión tiene una persona característica... El peligro está sólo en que se identifique uno con la persona, como por ejemplo el profesor con su manual o el tenor con su voz (...) la persona es aquello que no es propiamente de uno, sino que uno y la demás gente creen que es” (Recuerdos, Sueños, Pensamientos: 418).

Sombra:

“Aspectos ocultos o inconscientes de uno mismo, tanto positivos como negativos, que el ego ha reprimido o nunca ha reconocido. (...) Comúnmente es personificada en los sueños por personas del mismo sexo del soñador” (Lexicón Junguiano: 187). “La figura de la sombra personifica todo lo que el sujeto no reconoce y lo que, sin embargo, una y otra vez le fuerza, directa o indirectamente (...) La sombra es aquella personalidad oculta, reprimida, casi siempre de valor inferior y culpable...” (Recuerdos, Sueños, Pensamientos: 419-420).

Sí-mismo:

“Distingo entre el ego y el Si-mismo en cuanto el ego sólo es el sujeto de mi conciencia, mientras el Si-mismo es el sujeto de mi psique toda, incluso de lo inconsciente, por lo tanto. En este sentido el Si-mismo sería una magnitud (ideal) que comprendería el ego” (Tipos Psicológicos: 557). “El Si-mismo aparece en sueños, mitos y cuentos de hadas en la figura de una ‘personalidad supraordinada’ como un rey, héroe, profeta, salvador, etc.” (Lexicón Junguiano: 180).

En cuanto a la Individuación:

Es un proceso de desarrollo psíquico que consiste en llevar contenidos inconscientes a la conciencia, y que a veces puede surgir luego de aparecer una neurosis en el individuo (o sea una leve disociación interna de uno mismo) pero, que si se sabe aprovechar, puede significar el comienzo de este desarrollo que es la Individuación. En las últimas fases del proceso de Individuación suele aparecer en los sueños el Si-mismo, que es el centro de la personalidad y que algunos lo viven como una imagen interna de Dios. Este Si-mismo es representado en ocasiones como una cuaternidad (que es una imagen con una estructura cuádruple, usualmente cuadrada o circular que indica la idea de totalidad). Esta cuaternidad a veces toma la forma de un mandala (que es una forma circular, símbolo del orden y de la protección). Cuando un individuo siente un gran desorden mental ante una crisis, no es raro que en sueños aparezca el mandala como una forma compensatoria de búsqueda de orden y de protección ante del caos. Mana es una palabra que se refiere a la cualidad mágica que tiene el Si-mismo; así las personalidades mana encarnan ese poder mágico. La individuación como acabamos de decir, puede verse como una conciliación entre los opuestos consciente e inconsciente, lo cual se representa en ocasiones en la mitología mediante un hierogasmos (por ejemplo, en alquimia, la figura de un hombre y una mujer con un mismo cuerpo, así que el hierogasmos representa esa conciliación entre los opuestos). Con frecuencia, la sensación de estar incorporando contenidos inconscientes a la conciencia produce una inflación del Yo, que es un estado mental caracterizado por un sentimiento exagerado de uno mismo. Y en sus últimos trabajos, Jung encontró que la alquimia medieval involucraba una transformación psíquica, que él reconoció como un verdadero proceso de Individuación.

Individuación:

“La Individuación es un proceso moldeado por el ideal arquetípico de totalidad, que a su vez depende de la relación vital entre ego e inconsciente” (Lexicón Junguiano: 107). “...se confunde con el devenir consciente del ego, y por ello el ego se identifica con el Si-mismo, de lo que naturalmente surge una grave confusión del concepto. Pues de este modo la individuación se convierte en el mero egocentrismo y autoerotismo. Sin embargo el Si-mismo comprende infinitamente mucho más que el mero ego... Es tanto uno como los otros, como el ego. Individuación no excluye al mundo sino que lo incluye” (Recuerdos, Sueños, Pensamientos: 415). “La Individuación no nos cierra las puertas del mundo, sino que reúne el mundo para sí” (Lexicón Junguiano: 107).

Neurosis:

“Estado de desacuerdo consigo mismo originado por el antagonismo de necesidades impulsivas y las exigencias de la cultura, por enojo infantil y la voluntad de adaptación, por deberes individuales y colectivos. La neurosis constituye un signo de detención ante un falso camino y una advertencia de la necesidad de un proceso curativo personal” (Recuerdos, Sueños, Pensamientos: 417).

Imagen interna de Dios:

“Si una imagen de este tipo emerge espontáneamente en sueños, fantasías, visiones, etc., debe entenderse dentro del modo de observación psicológico como un símbolo del Sí-mismo. (...) ...no puede decidirse si la divinidad y el inconsciente son dos dimensiones distintas. Ambas cosas son nociones límites de contenidos trascendentales” (Recuerdos, Sueños, Pensamientos: 413).

Cuaternidad:

“La cuaternidad es un arquetipo que, por así decirlo, se presenta universalmente. Es la premisa lógica de todo juicio de totalidad. (...) Cuando, por ejemplo, se quiere caracterizar la totalidad del horizonte, se nombran los cuatro puntos cardinales. Hay siempre cuatro elementos, cuatro cualidades primitivas, cuatro colores, cuatro castas en la India, cuatro caminos en el sentido de evolución espiritual en el budismo. Por ello también hay cuatro aspectos psicológicos de la orientación psíquica...” (Recuerdos, Sueños, Pensamientos: 412).

Mandala:

“Circulo mágico. Símbolo del centro, del objetivo y del Si-mismo como totalidad psíquica” (Recuerdos, Sueños, Pensamientos: 416). “El símbolo del mandala significa precisamente un lugar sagrado, un témenos (terreno delimitado y consagrado a un dios, excluido de usos seculares. Muchos santuarios pequeños consistían sencillamente en un témenos con un altar y sin templo) para proteger el centro. Este símbolo... es un medio para proteger el centro de la personalidad, evitando que sea arrastrada e influenciada desde fuera” (Recuerdos, Sueños, Pensamientos: 194). [5]

Maná:

“Concepto melanésico[6] para un poder extraordinariamente eficaz que proviene de un hombre, un objeto, de actos y acontecimientos, de seres sobrenaturales y espíritus. Significa también salud, prestigio, fuerza curativa y mágica. Concepto primitivo de la energía psíquica” (Recuerdos, Sueños, Pensamientos: 416).

Hierogasmos:

“Bodas santas o espirituales. Unificación de figuras arquetípicas en los mitos de reencarnación, antiguos misterios y también en la Alquimia. Ejemplos típicos son las representaciones de Cristo y la Iglesia como esposo y esposa (sponsus et sponsa) y la unificación alquímica (coniunctio) de Sol y Luna” (Recuerdos, Sueños, Pensamientos: 413).

Inflación del Yo:

“Una expansión que sobrepasa los límites individuales de la personalidad mediante identificación con un arquetipo o, en casos patológicos, con una figura histórica o religiosa. En los casos normales se manifiesta como una especie de soberbia y es compensada por un sentimiento respectivo de inferioridad” (Recuerdos, Sueños, Pensamientos: 416).

Alquimia:

“La alquimia filosófica de la Edad Media debe ser entendida desde el punto de vista de la historia del espíritu como un movimiento compensatorio del Cristianismo a partir del inconsciente, pues el objeto de las meditaciones y técnica de la Alquimia –el reino de la naturaleza y de la materia- no tenía lugar ni calificación adecuada alguna en el cristianismo, sino que se tenía como lo que debía ser superado.(...) Es típico del lenguaje de la Alquimia la imagen simbólica y la paradoja.” (Recuerdos, Sueños, Pensamientos: 408).

Bibliografía:
Jung, Carl Gustav. Recuerdos, sueños y pensamiento. Barcelona: Seix Barral, 1994.
SHARP, D. LEXICÓN JUNGUIANO. Compendio de términos y conceptos de la psicología de Carl Gustav Jung. Santiago de Chile: Cuatro Vientos, 2002.






[1] El inconciente colectivo contiene toda la herencia espiritual de la evolución de la humanidad, que nace nuevamente en la estructura cerebral de cada individuo. De Acuerdo a la definición de Gerhard Adler, Primer Presidente de la Asociación Internacional de Psicología Analítica: el Inconsciente colectivo es como la arena que rodea a un inmenso océano y en cada generación se van depositando nuevas capas.

Dice Daryl Sharp: "...El inconciente colectivo –antes de entrar en detalles- parece estar constituído por motivos mitológicos o imágenes primordiales, razón por la cual los mitos de todas las naciones son sus verdaderos exponentes. De hecho, toda la mitología puede considerarse una especie de proyección del inconciente colectivo... Por lo tanto, podemos estudiar el inconciente colectivo de dos maneras: en la mitología o en el análisis del individuo. De este modo, surge una conciencia que ya no está aprisionada en el pequeño y extremadamente sensible mundo personal del yo, sino que participa libremente en el mundo más amplio de los intereses objetivos. Esta conciencia ampliada ya no es ese quisquilloso y egoísta conjunto de deseos, miedos, esperanzas y ambiciones personales que siempre debe ser compensado o corregido por las contratendencias inconcientes; más bien, es una función de relación con el mundo de los objetos, que conduce al individuo a una comunión absoluta, valedera e indisoluble con el mundo en general."...

[2] Un complejo, es la imagen de cierta situación psíquica que tiene un fuerte acento emocional y que además es incompatible con la actitud normal de la conciencia.

La via regia al inconsciente...no es el sueño, como pensó Freud, sino el complejo, arquitecto de los sueños y los síntomas. Esta vía tampoco es tan "real", ya que el camino señalado por el complejo es más bien un sendero escabroso y extremadamente tortuoso.

Los complejos interfieren con las intenciones de la voluntad y perturban la actuación consciente; producen alteraciones de la memoria y bloqueos en el flujo de asociaciones; aparecen y desaparecen según sus propias leyes; pueden obsesionar temporalmente la conciencia o influir de manera inconsciente sobre el lenguaje y la acción. En resumen, los complejos se comportan como seres independientes.

Los complejos son de hecho "astillas de la psique". La etiología de su origen es frecuentemente un trauma, un shock emocional o algo parecido que provoca una fractura de la psique. Ciertamente, una de las causas más comunes, es el conflicto moral, que finalmente deriva de la aparente imposibilidad de afirmar la totalidad de nuestra naturaleza.

Hoy en día, todos saben que las personas "tienen complejos". Lo que no se sabe, a pesar de que teóricamente es mucho más importante, es que los complejos pueden tenernos a nosotros.

Los complejos son puntos focales o nodales de la vida psíquica, de los cuales no podemos prescindir; en efecto, no deben faltar, ya que de otro modo, la actividad psíquica llegaría a una paralización fatal.

Los complejos obviamente representan cierta inferioridad en el más amplio sentido...pero tener complejos no indica necesariamente una inferioridad. Sólo significa que existe algo discordante, no asimilado y antagónico, que puede ser un obstáculo, pero también un incentivo para esforzarse más y así, quizá abrir nuevas posibilidades de realización.

Tener complejos, no significa en sí neurosis...y el hecho de que sean dolorosos no es una prueba de alteración patológica. El sufrimiento no es una enfermedad; es el polo opuesto normal de la felicidad. Un complejo se vuelve patológico sólo cuando pensamos que no lo tenemos.

Un complejo sólo se puede vencer, viviéndolo completamente. En otras palabras, si hemos de evolucionar más, debemos atraer hacia nosotros y beber de una lo que hemos mantenido a distancia debido a nuestros complejos.

Complejo paterno

En los hombres un complejo paterno positivo, muy a menudo produce cierta credulidad con respecto a la autoridad y una marcada buena voluntad para doblegarse ante todos los dogmas y valores espirituales; mientras que en las mujeres activa los más vivaces intereses y aspiraciones espirituales. En los sueños, las convicciones firmes, las prohibiciones y los consejos sabios siempre emanan de la figura paterna.

El padre ejerce su influencia en la mente o el espíritu de su hija, en su "Logos". Con esto la engrandece intelectualmente, llegando a menudo a un nivel patológico que en artículos posteriores he descrito como "posesión por el ánimus".

El padre es el primer portador de la imagen del Ánimus. Dota a esa imagen virtual de sustancia y forma, porque a causa de su Logos, él es la fuente de "espíritu" para la hija. Desgraciadamente, a menudo esta fuente se contamina precisamente donde esperamos obtener agua limpia. Puesto que el espíritu que beneficia a una mujer no es puro intelecto, es mucho más, es una actitud, el espíritu por el cual el hombre vive. Incluso el llamado espíritu "ideal" no siempre es el mejor si no sabe relacionarse con la naturaleza, es decir con el hombre animal...Por lo tanto, todo padre tiene la oportunidad de corromper, de uno u otro modo, la naturaleza de su hija, y entonces el profesor, el esposo o el psiquiatra, deben afrontar las consecuencias. Porque lo que ha sido arruinado por el padre, sólo el puede arreglarlo.

nota: El concepto incluído en este glosario junguiano, está tomado del libro " Lexicon Junguiano ", del Dr. Daryl Sharp, Miembro Honorífico de la Fundación C.G.Jung de Psicología Analítica de la Rep. Argentina, (publicado por la " Editorial 4 Vientos. Stgo de Chile), quienes, conjuntamente con el Dr. Daryl Sharp, gentilmente cedió el permiso de publicación del término

Complejo Materno

En el hijo, los efectos típicos son la homosexualidad y el donjuanismo, y a veces la impotencia (aunque aquí participa también el complejo paterno). En la homosexualidad, la heterosexualidad completa del hijo, está ligada en forma inconsciente a la madre; en el donjuanismo, el individuo busca inconscientemente a su madre en cada mujer.

(El) puede tener un Eros bien diferenciado en vez de, o además de, la homosexualidad... Esto le da una gran capacidad para la amistad, lo que a menudo crea lazos de asombrosa ternura entre hombres e incluso puede rescatar la amistad entre los sexos del limbo de lo imposible...

De la misma manera, su aspecto negativo, el donjuanismo, puede aparecer en forma positiva como hombría gallarda y decidida; esfuerzos ambiciosos por lograr las metas más altas; oposición a toda estupidez, estrechez de mente, injusticia y flojera; disposición para sacrificarse por lo que se considera correcto, rayando a veces en el heroísmo; perseverancia, inflexibilidad y tenacidad; curiosidad que ni siquiera evade los enigmas del universo; y finalmente, un espíritu revolucionario que lucha por cambiar el aspecto del mundo.

La exageración del lado femenino significa una intensificación de los instintos femeninos, sobre todo del instinto maternal. El aspecto negativo se aprecia en una mujer cuya única meta es dar a luz. Para ella, su esposo es...antes que nada instrumento de procreación y lo considera sólo como un objeto que se debe cuidar, junto con los hijos, relaciones delicadas, gatos, perros y menaje.

Como sustituto, aparece un Eros hiperdesarrollado, lo que casi invariablemente conduce a una relación incestuosa inconsciente con el padre. Este Eros intensificado pone un énfasis anormal en la personalidad de los demás. Los celos de la madre y el deseo de superarla se convierten en los leitmotivs de acciones futuras.

Como una especie de supermujer (admirada involuntariamente por la hija), la madre vive de antemano todo lo que la hija podría vivir por sí misma. Le complace mantenerse fiel a su madre con una desinteresada devoción, mientras al mismo tiempo lucha inconscientemente, casi contra su voluntad, para tiranizarla, naturalmente bajo una máscara de completa lealtad y devoción. La hija lleva una existencia-sombra, a menudo siendo visiblemente succionada por su madre, y prolonga la vida de ésta mediante una especie de continua transfusión de sangre.

Es el ejemplo supremo del complejo materno negativo. El lema de este tipo es: ¡lo que sea, con tal que no se parezca a mi madre!... Todos los procesos instintivos se encuentran con dificultades inesperadas; o la sexualidad no funciona adecuadamente, no se desea tener hijos, los deberes maternos parecen insoportables o se responde con impaciencia e irritación a las exigencias de la vida conyugal..

Gracias a su lucidez, objetividad y masculinidad, una mujer de este tipo frecuentemente se encuentra en cargos importantes en que su cualidad maternal descubierta tardíamente, guiada por una fría inteligencia, ejerce una influencia muy beneficiosa. Esta rara combinación de feminidad y raciocinio masculino es valiosa tanto en el ámbito de las relaciones íntimas como en los asuntos prácticos.

[3] Los arquetipos son sistemas de aptitud para la acción y, al mismo tiempo, imágenes y emociones. Se heredan con la estructura cerebral, en verdad, son su aspecto psíquico. Por un lado, representan un conservatismo instintivo muy fuerte, y por otro, constituyen el medio más eficaz concebible para la adaptación instintiva. Así que son, esencialmente, la parte infernal de la psique... aquella parte a través de la cual la psique se une a la naturaleza.

No se trata de ideas heredadas, sino de posibilidades de ideas heredadas. Tampoco son adquisiciones individuales sino, principalmente, comunes a todos, como puede deducirse de su presencia universal.

Los arquetipos se presentan como ideas e imágenes, al igual que todo lo que se convierte en contenido consciente.

Los arquetipos son por definición, factores y motivos que ordenan los elementos psíquicos en ciertas imágenes,caracterizadas como arquetípicas, pero de tal forma que sólo se pueden reconocer por los efectos que producen.

No podemos liberarnos legítimamente de nuestras bases arquetípicas a menos que estemos dispuestos a pagar el precio de una neurosis, tal como no podemos deshacernos de nuestro cuerpo y sus órganos sin cometer suicidio. Si no podemos negar los arquetipos o neutralizarlos de otro modo, nos vemos enfrentados, en cada nueva etapa de diferenciación de la conciencia a la cual aspira la civilización,a la tarea de encontrar una nueva interpretación apropiada para esa etapa, a fin de conectar la vida del pasado que aún existe en nosotros con la vida del presente que amenaza con escaparse.

[4] Ánima/ Animus.

Ánima es el aspecto femenino interno del hombre. Es tanto un Complejo Personal como una imagen arquetípica de la mujer en la Psique masculina. Es un factor inconsciente encarnado en cada niño y es responsable del mecanismo de proyección subsecuente. En “Problemas de la Psicoterapia Moderna”, Jung dice que: " El ánima es el arquetipo de la vida misma". En el hombre, existe una imago a priori de la madre, la hija, la diosa celestial y la diosa infernal.

Cada madre y cada amada esta obligada a convertirse en portadora y encarnación de esta imagen omnipresente y eterna, que corresponde a la realidad mas profunda de un hombre. A el le pertenece esta peligrosa imagen de Mujer; ella representa la lealtad, a la cual el debe a veces renunciar en beneficio de la vida; ella es la muy necesaria compensación por los riesgos, esfuerzos, sacrificios que terminan en desilusión; ella es el consuelo de todas las amarguras de la vida. Y, al mismo tiempo, es la gran ilusionista, la seductora, que lo arroja a la vida con su Maya – y no solo a los aspectos razonables y útiles de la vida, sino a sus terribles paradojas y ambivalencias donde el bien y el mal, el éxito y la ruina, la esperanza y la desesperación, se contrapesan entre si. Ya que ella constituye su mayor peligro, ella exige lo mejor del hombre, y si el lo posee, ella lo recibirá.

El Hombre es totalmente fiel a su ánima, la cual se termina de conformar en su adolescencia, ( en Jung el período pre y puberal propiamente dicho).

Esto no significa que sea fiel aún externamente, sino mas bien a la imago interiorizada que depositará en cada mujer que pueda, por algún motivo hacerse sentir como " soporte de proyección".

El ánima no es el alma en el sentido dogmático, no un anima rationalis, que es un concepto filosófico, sino un arquetipo natural que resume satisfactoriamente todas las afirmaciones del inconsciente, de la mente primitiva, de la historia del lenguaje y la religión... Es siempre el elemento a priori en los estados de ánimo, reacciones, impulsos y en cualquier otra cosa espontánea de la vida psíquica [de un hombre]".

El ánima... intensifica, exagera, falsea y mitologiza todas las relaciones emocionales con su trabajo y con otras personas de ambos sexos. Las fantasías y embrollos resultantes son obra suya. Cuando el ánima está fuertemente constelada, debilita el carácter del hombre volviéndolo quisquilloso, irritable, caprichoso, celoso, vanidoso e inadaptado.

La identidad con la persona conduce automáticamente a una identidad inconsciente con el ánima porque, cuando el ego no esta diferenciado de la persona, no puede tener una relación consciente con los procesos inconscientes. Por lo tanto, es estos procesos, es idéntico a ellas. Cualquiera que desempeñe su rol externo como si mismo, sucumbirá infaliblemente a los procesos internos; frustrara su rol externo por una absoluta necesidad interna o la reducirá a niveles absurdos, por medio de un proceso de enantiodromía. Ya no puede seguir por su camino individual, y su vida tropieza con

Aunque los efectos del ánima y del ánimus pueden hacerse conscientes, estos misterios son factores que trascienden la conciencia y están fuera del alcance de la percepción y de la voluntad. En consecuencia, siguen siendo autónomos a pesar de la integración de sus contenidos, y por esta razón deben ser tomados en cuenta constantemente.

Lograr esta meta permite liberar al ego de todos sus embrollos con la colectividad y el inconsciente colectivo. A través de este proceso, el ánima pierde el poder demoníaco de un complejo autónomo; ya no puede ejercer el poder de posesión, puesto que ha sido privada de el. Ya no es la guardiana de tesoros desconocidos; ya no es Kundri, el Mensajero demoníaco de1 Grial, mitad divino y mitad animal; el alma ya no se puede llamar "Alma", sino función psicológica de naturaleza intuitiva, similar a la que los hombres primitivos quieren decir con "Fue al bosque a hablar con los espíritus" o "Mi serpiente habló conmigo", o, en el lenguaje mitológico de la infancia, "Un pajarito me conto"

La mujer es compensada con un elemento masculino, y por lo tanto, su inconsciente tiene, como quien dice, un sello masculino. Esto resulta en una considerable diferencia psicológica entre el hombre y la mujer, y por consiguiente, he llamado ánimus – que significa mente o espíritu – al factor proyectivo en la mujer. El ánimus corresponde al Logos paterno, asi coma el ánima corresponde al Eros materno.

El ánimus es el depósito, por asi decirlo, de todas las experiencias ancestrales de hombre que tiene la mujer – y no solo eso, tambien es un ser creador y pro-creador, no en el sentido de la creatividad masculina, sino en cuanto a que genera lo que podriamos llamar... la palabra espermática.

Mientras el ánima del hombre funciona como su alma, el Animus de la mujer se parece mas a una mente inconsciente. Se manifiesta negativamente en ideas fijas, opiniones colectivas e inconscientes suposiciones a priori que reclaman ser verdades absolutas. En una mujer que se identifica con el ánimus (poseída por el ánimus), Eros generalmente está en segundo lugar con respecto a Logos.

Una mujer poseída por el animus está "siempre en peligro de perder su feminidad".

No importa cuan amistoso y complaciente sea el Eros de una mujer, ninguna lógica puede estremecerla si está dominada por el ánimus... [Un hombre] no se da cuenta que esta situación altamente dramática llegaría instántaneamente a un final banal y aburrido si el abandonara el campo, dejando a esta mujer seguir la batalla (su esposa, por ejemplo, si ella misma no es un fiero caballo de guerra). A él, rara vez o nunca se le ocurre esta acertada idea, porque ningún hombre puede conversar con un ánimus durante cinco minutos sin convertirse en víctima de su propia ánima.

Al igual que el ánima, el ánimus también tiene un aspecto positivo. A través de la figura del padre, expresa no sólo opiniones convencionales, sino tambien lo que llamamos "espíritu", ideas filosóficas o religiosas en particular, o mas bien la actitud resultante de ellas. Asi, el ánimus es un psicopompo, un mediador entre lo consciente y lo inconsciente y la personificacion de este último.

Al igual que el ánima, el ánimus es un amante celoso. Es hábil para poner, en lugar del hombre real, una opinión sobre él, asunto sumamente discutible que nunca se somete a críticas. Las opiniones del ánimus son invariablemente colectivas y pasan por encima de los individuos y los juicios individuales, exactamente de la misma manera en que el ánima introduce sus prejuicios emocionales y proyecciones entre marido y mujer.

La técnica de llegar a vivir en armonía con el ánimus es, en principio, la misma que en el caso del ánima; solo que aqui la mujer debe aprender a criticar y a reservarse sus opiniones; no para reprimirlas, sino que, al investigar sus orígenes, para penetrar mas profundamente en el cimiento, donde entonces descubrirá las imágenes primordiales, tal como lo hace el hombre en sus relaciones con el ánima.

[5] Círculo mágico de Mandala (Sanskrit). En Jung, el símbolo del centro, de la meta, o del uno mismo como totalidad psíquica; uno mismo-representación de un proceso psíquico del centro; producción de un nuevo centro de la personalidad. Esto es representado simbólicamente por el círculo, el cuadrado, o la "cuaternidad ", por los arreglos simétricos del número cuatro y sus múltiplos.

En el yoga lamaísta y el Tántrico el mandala es un instrumento de contemplación (yantra), de asiento y lugar de nacimiento de los dioses.

Mandala perturbador: Cualquier forma que se desvía del círculo, del cuadrado, o de la cruz igual-armada, o que número básico no sea cuatro o sus múltiplos.

En C.G. JUNG: Mandala significa un círculo, más especialmente un círculo mágico, y esta forma de símbolo que debe ser encontrado no solamente en nosotros; nuestro interior sino también en el esterior. De esta premisa basa su libro " Sobre cosas que se ven en el cielo ", donde indica la necesidad arquetipal de proyectar afuera el mansdala quellevamos dentro. Esto no es mas que el Dios interior que suele manifestarse en un proceso de cambio.

Los mandalas se encuentran en la edad media. Si bien existen en todas las edades por ser u producto arquetipal del Ser Humano.

Los específicamente cristianos vienen de las edades medias anteriores. La mayoría de ellos demuestran a Cristo en el centro, con los cuatro evangelistas, o sus símbolos, en los puntos cardinales. Corroboración astrológica, área en la cual Jung también se interesó

[6] La Teoría Melanésica
La Melanesia es una región insular de Oceanía conformada por islas como Nueva Guinea, Nueva Caledonia, Nuevas Hébridas y Fiji. Sus habitantes son de raza negra y tienen fama de ser buenos navegantes. Según Paul Rívet, a comienzos del Holoceno, los melanésicos cruzaron el Océano Pacífico en canoas llamadas piraguas de balancín y ayudados por las corrientes marinas habrían llegado por Centroamérica, para luego dispersarse a otras regiones del continente americano.

Sus principales argumentos son:
1. Antropológicos: semejanza ósea y sanguínea entre los melanesios y los hombres de Lagoa-Santa, antiguos cazadores que habitaron Brasil unos 6000 a.n.e.
2. Etnográficos: costumbres y rituales comunes entre tribus melanésicas amazónicas. Por ejemplo, la cacería de cabezas trofeo y la mutilación de falanges en señal de duelo.
3. Culturales: uso de hamacas, mosquiteros, porras estrelladas, tambores de madera, puentes colgantes, etc.
4. Lingüísticos: semejanza entre vocablos melanésicos con la de los indios Hoka de Norteamérica.


Carl Gustav Jung: “Recuerdos, Sueños y Pensamientos”








Recuerdos, sueños, pensamientos (título original en alemán Erinnerungen Träume Gedanken) es un libro parcialmente autobiográfico del psicólogo suizo Carl Gustav Jung en colaboración con Aniela Jaffé. El libro detalla la infancia de Jung, su vida personal y la exploración de la psique.

Publicado después de la muerte de C.G. Jung, este libro supone, más que la biografía del autor, una más que interesante ventana a la génesis y elaboración de su obra: a los acontecimientos psíquicos que llevaron a Jung a sentar las bases de su fenomenología del inconsciente, a la idea de los arquetipos, a formular la idea del inconsciente colectivo, el proceso de individuación, a su práctica como terapeuta -de la que se exponen algunos casos sorprendentes-, a su visión de la evolución de la conciencia, a su interpretación del lenguaje de los sueños, al mundo de los símbolos.

Desde de su formación como psiquiatra y de su intensa y abrupta relación con Freud, pasando por su experiencias "transpersonales", sus crisis y visiones, las relaciones con otras figuras emergentes de la psicología de la primera mitad del siglo XX. Pero en este libro no sólo encontraremos recuerdos, acontecimientos pasados, descripciones, viajes y encuentros, sino que como anuncia el título, en él también se dan cabida las visiones que llevaron a Jung a la elaboración de su obra, así como pensamientos, es decir, opiniones y puntos de vista acerca de muchos aspectos relacionados con su trayectoria y sobre los que durante su vida y en sus libros no dejó constancia.

Este testimonio más íntimo convierte al libro en una pieza importante tanto para expertos sobre su obra como para aquellas personas que desean aproximarse a ella sin un disponer de un conocimiento previo, pues encontrarán una introducción a sus teorías desde el mismo 'lugar' en el que se originaron: en la mente de Jung.

Interesante desde la primera página a la última, este es un libro que fascinará tanto al interesado en la psicología, como en la cultura en general, en los eac (estados no ordinarios de consciencia), la simbología de la mente inconsciente, como al proceso de relación entre la ciencia y el universo del lenguaje mitológico, que vuelve a abrirse paso durante el siglo XX.

Valioso no sólo desde el punto de vista de la psicología individual, sino también como análisis del proceso psíquico por el que atraviesa occidente durante el s. XX y XXI.


I. INFANCIA

“La religión teológica no podía servirme para nada, pues no correspondía a mi experiencia de Dios. Sin esperanza de saber, exigía creer. Esto lo había intentado mi padre con grandes dificultades y había fracasado en ello. Mal podía mi padre defenderse contra el ridículo materialismo del psiquiatra. ¡Esto era también algo que debía creerse exactamente como la teología! Yo estaba más seguro que nunca que a ambas les faltaba tanto la crítica del conocimiento como la experiencia.” (Recuerdos, sueños, pensamientos, 117-118)

Carl Gustav Jung nació en 1875, en Kesswil (Suiza), junto al lago Constanza. Su familia es de ascendencia alemana y de tradición eclesiástica (su padre era pastor luterano), sus padres pertenecieron a dos importantes familias de la Basilea del siglo XIX.

El abuelo paterno de Jung, Carl Gustav Jung (1794-1864), médico exiliado de Heidelberg, organizó la facultad de medicina de la Universidad de Basilea, donde enseñó anatomía y medicina interna, y la ampliación de su hospital general. Todo esto gracias a su relación de amistad con A. von Humboldt. Sería también el rector de dicha universidad, conocido dramaturgo y Gran Maestre de los francmasones suizos. También dirigió una institución psicológica para niños con déficits psíquicos.

El abuelo materno, Samuel Preiswerk (1799-1871) fue arcipreste de la iglesia de Basilea, filólogo autor de una gramática hebrea, y precursor y promotor del sionismo. El Romanticismo estaba continuamente presente en el hogar, con aparición de espectros y demás fenómenos parapsicológicos.

El padre de Jung, Paul Achilles (1842-1896) abandonó su carrera de filólogo en lenguas semíticas para ejercer como clérigo. Ampliaría su labor en la clínica psiquiátrica Friedmatt de Basilea desde 1888. Fallecería meses después de que Jung iniciara su carrera de medicina en la Universidad de Basilea.

Su madre Emilie Preiswerk (1848-1923) se caracterizó por tener una personalidad marcadamente disociativa (incongruente) que determinó enormemente el rasgo intuitivo de Jung.

Un primer hermano de Jung, Paul, nacido en 1873, fallecería al poco tiempo. En 1884, y con nueve años de diferencia, nacerá su única hermana, Johanna Gertrud, que moriría en 1935.

De niño fue introvertido y muy solitario. Aunque la relación con sus progenitores era muy próxima y afectuosa, desde temprano sentiría cierta decepción por la manera en que su padre abordaba el tema de la fe, a la que consideraba tristemente precaria.


II. ADOLESCENCIA Y JUVENTUD

“Me inclinaba por lo primero a causa de mi especial formación en anatomía y por mi predilección en anatomía patológica, y lo más probable era que hubiese optado por ella si hubiera dispuesto de los necesarios medios económicos.” (Recuerdos, sueños, pensamientos, 132).

Durante su adolescencia y juventud fue un lector entusiasta, especialmente cautivado por la obra literaria de Goethe. También era profundo su interés por los ensayos de filósofos como von Hartmann y Nietzsche. En su autobiografía, describe el acercamiento a la obra de este último Así habló Zaratustra como una experiencia conmocionante, sólo comparable a la inspirada por el Fausto de Goethe.


Jung anhelaba estudiar arqueología en la universidad, pero su familia carecía de recursos para enviarlo más lejos de Basilea, donde no dictaban esa carrera, por lo que (contra los deseos de su entorno) decidió estudiar medicina en la Universidad de Basilea, entre 1894 y 1900, y pudo ingresar en una asociación estudiantil, la Zofingia, a la que ya había pertenecido. El estudiante, antes introvertido, se volvió mucho más vívido en el nuevo contexto académico. En 1898 comenzó a reconciliarse con su futura profesión de médico con la convicción de que debía especializarse. Disponía de dos opciones: cirugía o medicina interna.

Se conformaría finalmente con la modesta posibilidad de trabajar como asistente en un hospital local con la finalidad de evitar contraer deudas para poder estudiar.

Durante las vacaciones de verano, acontecieron dos sucesos los cuales irían conformando el destino y evolución profesional de Jung. La ruptura por la mitad de una mesa redonda de nogal, con setenta años de antigüedad, en presencia de su madre, hermana y criada, y catorce días después, un aparador, mueble originario del siglo XIX. En su interior se hallaba la cesta del pan, rectangular, dispuesta de tal modo que en una esquina se encontraba el mango del cuchillo y en las otras tres, los tres trozos en que había quedado dividido el utensilio. Descartándose causalidades al uso, supieron de ciertos familiares inmersos en prácticas espiritistas, y de una médium de poco más de quince años, los cuales decían querer ponerse en contacto con él.

Todo ello atrajo el interés de Jung, generando a lo largo de dos años la elaboración de su propia tesis doctoral Acerca de la psicología y patología de los llamados fenómenos ocultos, realizada con el profesor Eugen Bleuler en la facultad de medicina de la Universidad de Zúrich en 1902. Aun cuando se aludía a una tal “señorita S. W.”, en realidad se trataba de su prima Hélène Preiswerk. (http://www.ignaciodarnaude.com/contacto_alienigena/Jung%20y%20Fenomenos%20Ocultos,M.Garrido.pdf)

En la clínica, Friedrich von Müller sustituyó al viejo Immermann, se propuso a Jung el cargo de ayudante en Múnich, hacia el final de sus estudios. Todo parecía inclinarse hacia la práctica de la medicina interna, si no fuera porque la mano del destino unida a la curiosidad le hicieron ojear el Manual de psiquiatría del psiquiatra alemán Richard von Krafft-Ebing.

“Me hallaba en la más viva excitación, pues fue para mí como una fulminante revelación de que no había para mí otra meta más que la psiquiatría. Sólo aquí las dos corrientes de mi interés podían confluir y encontrar su cauce por medio de un declive común. Aquí se hallaba el campo común de las experiencias de los hechos biológicos y espirituales, que por todas partes yo había buscado sin encontrarlo. He aquí, por fin, el lugar en que el cruce entre mi naturaleza y espíritu era ya un hecho.” (Recuerdos, sueños, pensamientos, 137).

El 10 de diciembre de 1900 ocuparía su puesto de ayudante en la clínica psiquiátrica de Burghölzli durante tres años, dejando atrás Basilea y marchando gustoso a Zúrich. Como comentará, “durante medio año me encerré para habituarme a la vida y al espíritu de un manicomio y me leí los cincuenta volúmenes de la Revista general de Psiquiatría desde sus orígenes, para conocer la mentalidad psiquiátrica”. “En tales condiciones comenzó mi carrera de psiquiatra, mi experimento subjetivo del cual nació mi vida objetiva”. (Recuerdos, sueños, pensamientos, 141-142).


III. ACTIVIDAD PSIQUIÁTRICA

“Me di cuenta más de una vez que en tales pacientes se oculta en el trasfondo una «persona» que debe definirse como normal y que en cierta medida es testigo. (...) En los enfermos mentales sólo es visible exteriormente la trágica destrucción y sólo excepcionalmente la vida de aquel aspecto del alma que se nos oculta.” (Recuerdos, sueños, pensamientos, 156-158-159)

Ante la pregunta “¿qué sucede en la enfermedad mental?”, Jung se encontrará por entonces, dado el estado de avance de la disciplina a inicios del siglo XX, con una labor de abstracción de la personalidad enferma y un reduccionismo dirigido a diagnósticos, descripción de síntomas y estadísticas.

La psicología del enfermo mental y su correspondiente individualidad implícita eran inexistentes.

De ahí que el posterior encuentro con Sigmund Freud le ayudase a revertir dicha tendencia, sobre todo a través de la psicología de la histeria y del sueño. Freud insertaba en la psiquiatría cuestiones de la psicología, aun siendo realmente neurólogo.

Será en este contexto donde comience a elaborar y aplicar su famosa prueba de asociación o experimento de asociación de palabras ("Método de Asociación de Palabras" o "Asociación Libre de Ideas"), recordando con ello el caso de una joven melancólica e infanticida, diagnosticada de esquizofrenia grave. El resultado obtenido catorce días después fue el alta hospitalaria y que nunca más fuera internada.

Recapitula Jung diciendo que la verdadera terapéutica comienza con la investigación de la “historia personal secreta” de la persona aquejada por su enfermedad; su averiguación debe remitir al profesional hacia lo consciente, pero también, y sobre todo, a lo inconsciente, con lo que el ensayo de asociación, la interpretación de los sueños y el contacto humano con el paciente son de vital importancia. Todo diagnóstico debe ir acompañado por tanto de dicha historia personal antes de recabar en la correspondiente solución psicoterapéutica.

En 1905 se doctoró en psiquiatría, pasando simultáneamente a ser médico jefe de la clínica psiquiátrica de la Universidad de Zurich durante cuatro años, hasta su renuncia en 1909, debido al exceso de trabajo. Conservaría sin embargo su cargo de profesor auxiliar hasta 1913. Por entonces focalizaba su interés en psicopatología, psicoanálisis y la psicología de los pueblos primitivos.

Se interesó a su vez en la hipnosis, así como en las figuras de Pierre Janet y Théodore Flournoy.

El caso de la dama de cincuenta y ocho años en apariencia curada milagrosamente de su parálisis dolorosa en la pierna izquierda y en su espalda convenció a Jung de la inoperancia real de la hipnosis al descubrir que ésta podía explicarse en su mayor medida por la teoría de la transferencia. Y es que la madre proyectaba en la figura del psicoterapeuta el “ideal” de un hijo aquejado psíquicamente y que además se ubicaba en la propia clínica.

El hecho de obrar a ciegas, y su consecuente incertidumbre, además de incluir una postura “directiva” indeseada, hizo que Jung, al igual que hiciera Freud, descartase la hipnosis como método terapéutico y se dirigiese hacia la interpretación de los sueños y de otras manifestaciones de lo inconsciente.

De 1904 a 1905 fundará en la clínica psiquiátrica un laboratorio de psicopatología experimental, de donde surgirá tanto la prueba de asociación como los experimentos psicogalvánicos (detector de mentiras que registra las alteraciones cardiacas que producen el miedo y la vergüenza), para ser posteriormente invitado, en 1909, por la Universidad de Clark a exponer sus trabajos. También Freud sería invitado de modo independiente, recibiendo ambos el grado de Doctor Honoris Causa.

Por entonces se iniciarían sus sospechas respecto del origen “psíquico” de la esquizofrenia. Diversos casos, sobre todo el de Babett S., le llevarían incluso a comprender por vez primera el lenguaje de las personas aquejadas de dementia praecox.


IV. LOS PRINCIPIOS DE LA PSICOLOGÍA ANALÍTICA

“La psicoterapia y los análisis son tan distintos como los mismos individuos. Yo trato a cada paciente lo más individualmente posible, pues la solución del problema es siempre personal. Las reglas válidas en general sólo se pueden formular cum grano salis (con cierto grado de escepticismo). Una verdad psicológica es solamente válida cuando se puede cambiar. Una solución que a mí no se me ocurra puede ser para otro precisamente la correcta. Naturalmente un médico debe conocer los denominados “métodos”. Pero debe evitar el anquilosarse en lo rutinario. Las premisas teóricas sólo deben aplicarse con mucho cuidado. Hoy quizás son válidas, mañana pueden serlo otras. En mis análisis no juegan ningún papel. Intencionadamente no soy sistemático. Frente al individuo no hay para mí más que la comprensión individual. Para cada paciente se requiere un lenguaje distinto.” (Recuerdos, sueños, pensamientos, 161-162)

Enfatizará Jung la imposibilidad en dar una respuesta terminante acerca del método analítico o psicoterapéutico ideal. La terapéutica en cada caso es distinta y la curación debe surgir del propio paciente de manera natural.

Se trataría a través de un diálogo entre dos personas que se interrelacionan e influyen mutuamente. Se eliminaría de este modo un hipotético desequilibrio en favor del médico “sano” frente al “enfermo” al cual se le va a aplicar una determinada metodología. Ello requeriría, por parte del terapeuta, alcanzar la madurez suficiente como para afrontar una psicoterapia, así como una apertura a toda expresión cultural que incluya la diversidad de lo humano: simbolismo, mitología, entre otros.

Es más prioritaria la comprensión individual que la confirmación teórica, y como condición sine qua non, “el propio análisis individual del psicoterapeuta”, o “análisis teórico”, huyendo nuevamente de una aplicación metodológica aprendida. Se tendería así hacia la asimilación del conocimiento humano inmerso en un horizonte donde el alma incluye el mundo y sus concepciones colectivas dispersas en el espacio y en el tiempo. De lo contrario, la persona analizada perdería un fragmento de su alma, del mismo modo que el analista el fragmento de su alma que no aprendió a conocer. En definitiva, el analista debe dejar que su análisis le afecte personalmente, descartando metodologías e incrementando su propia autenticidad.

A dicha autenticidad debe unírsele el hecho de que muchos casos podrán alcanzar la cura sólo si existe una entrega o renuncia absoluta a uno mismo, “entregarse con todo su ser”; el psicoterapeuta deberá decidir si implicarse o encerrarse en su propia autoridad.

Dada su implicación ineludible, no solamente debe atender la transferencia [1] del paciente, sino también su correspondiente contratransferencia (conjunto de las reacciones inconscientes del analista frente a la persona del analizado y, especialmente, frente a la transferencia de éste), es decir, cómo reacciona él mismo al proceso conjunto con el analizado, y todo ello desde dos vertientes:

  • · A nivel consciente. (Lo consciente designa al conjunto de vivencias de las que el sujeto puede dar cuenta mediante un acto de percepción interna.)
  • · A nivel inconsciente, observándose a sí mismo, sus propios sueños, etc. (Es el conjunto de los contenidos reprimidos que son mantenidos al margen, apartados de la conciencia, aún cuando ellos muestren una permanente efectividad psíquica e intensa actividad a través de mecanismos y formaciones específicas.)

De todo ello depende el éxito o fracaso del tratamiento, de ahí que cada terapeuta debería tener a su disposición el control ejercido por una tercera persona, para recabar así otro punto de vista. El mismo Jung alecciona a disponer “un padre o una madre confesora”, preferentemente mujer debido a su “mayor capacidad para ello, su excelente intuición y oportuna crítica. Ven aspectos que el hombre no ve”. (Recuerdos, sueños, pensamientos, 165)

La relación entre analista y paciente puede generar en determinadas ocasiones fenómenos parapsicológicos, sobre todo ante la existencia de transferencia por parte del analizado, o una identificación inconsciente entre ambos. (Recuerdos, sueños, pensamientos, 168)

No siempre es correcta la “cooperación» del psicoterapeuta con el paciente y sus afectos, a veces es necesaria una intervención activa”.

Respecto de los casos en que no resulta mejoría, todo juicio resulta difícil dado que muchas veces el efecto acontece al cabo de los años. “Un juicio sobre el ‘éxito’ es difícil de emitir”. (Recuerdos, sueños, pensamientos, 175).

Para muchos pacientes de nuestros días a los que se les ha calificado de neuróticos, tal denominación resultaría innecesaria si viviéramos en épocas donde el ser humano se vinculaba a través del mito con el mundo del misterio, y a través de este con la naturaleza viva, aquella que no se contemplaba meramente desde lo externo. Tales “neuróticos facultativos” son víctimas del desdoblamiento anímico contemporáneo, no soportan “la pérdida del mito”, ni la consecuente sustitución de la vivencia de la naturaleza por una cosmovisión externa definida en nombre de la ciencia, así como la confusión entre sabiduría y discurso intelectual. Su “cura” radica en cerrar el abismo entre el yo y lo inconsciente.

“Quien ha experimentado profundamente en sí mismo este desdoblamiento es más capaz de lograr una mejor comprensión para estos procesos anímicos inconscientes e impedir aquel típico peligro de desorbitación que amenaza al psicólogo. Al que no conoce por propia experiencia la influencia nefasta de los arquetipos le será difícil sustraerse de tal influencia negativa cuando la confronte en la práctica con su experiencia. Sobrevalorará o subestimará todo esto, porque posee sólo una noción intelectual, pero no una norma empírica. Aquí comienzan los peligrosos extravíos, el primero de los cuales es el intento de usurpación intelectual. Tiene por objetivo secreto sustraerse a la influencia arquetípica y en beneficio de la auténtica experiencia de un mundo conceptual aparentemente asegurado de modo artificial, pero meramente bidimensional, que aspira a ocultar la realidad de la vida con las llamadas ideas claras. La desviación hacia lo abstracto despoja a la experiencia de su sustancia y le presta el mero nombre, que a partir de entonces suplanta a la realidad. Nadie está obligado a un concepto y tal es precisamente la conveniencia buscada que promete protección frente a la experiencia. Pero el espíritu no vive de los conceptos, sino de los hechos. Las meras palabras no sirven para nada, lo único que se logra es repetir este proceso hasta el infinito.” (Recuerdos, sueños, pensamientos, 176-177)


V. JUNG Y FREUD

“Un rasgo de su carácter me preocupaba en especial: la amargura de Freud. Ya me llamó la atención en nuestro primer encuentro. Durante mucho tiempo no logré comprenderlo hasta que pude relacionarlo con su actitud respecto a la sexualidad. Para Freud la sexualidad significaba ciertamente un numinoso, pero en su teoría se expresa exclusivamente como función biológica. Sólo la inquietud con que hablaba de ello permitía deducir que en él resonaba más profundamente. En última instancia quería enseñar —así por lo menos me lo pareció a mí— que, vista desde dentro, la sexualidad implicaba también espiritualidad o tenía sentido. Su terminología concreta era, sin embargo, demasiado limitada para poder expresar esta idea. Así pues, me daba la impresión de que trabajaba contra su propio objetivo y contra sí mismo; y no existe amargura peor que la de un hombre convertido en el más encarnizado enemigo de sí mismo. Según su propia expresión, se sentía amenazado por la «negra avalancha», él, que había propuesto principalmente vaciar las oscuras profundidades.” (Recuerdos, sueños, pensamientos, 185)

Desde el inicio de su carrera psiquiátrica se interesó por los estudios de Eugen Bleuler, Pierre Janet, y sobre todo, Sigmund Freud. La creación de un método de análisis de los sueños y su interpretación resultaron muy valiosos en la comprensión de la sintomatología psicótica.


A la edad de veinticinco años inició Jung la lectura de La interpretación de los sueños (Traumdeutung, 1900), confesando una suficiente inexperiencia como para poder corroborar por entonces todas las teorías de Freud. Tres años después reinició su lectura y pudo ya hilvanar la relación con sus propias ideas. Especialmente dos:
  • · Lo que más le interesó a Jung fue la aplicación del concepto de represión como mecanismo de defensa, trasladado desde el campo de la neurosis al de los sueños. Y es que en sus propios experimentos de asociación de palabras, también Jung hallaba represiones a la hora de emitirse respuestas ante la sugerencia de determinados términos: o no se producían o el tiempo de reacción era comparativamente amplio. El experimentador se hallaba en este caso ante un complejo del paciente, lo cual no hizo más que constatar las mismas conclusiones a las que llegara Freud desde lo onírico.
  • · Sin embargo, ya desde sus inicios Jung mantuvo su oposición a que la causa de la represión se hallara en el trauma sexual. Constantemente podía corroborar en su propia consulta cómo existían numerosos casos que no se avenían a la sexualidad como etiología.

En el contexto académico de aquella época, Freud era considerado persona no grata, con lo que Jung se hallaba en una difícil situación si pretendía hacer explícitas sus coincidencias y apoyar así la teorización freudiana. Podía proseguir con su propio trabajo y prometedora carrera sin Freud. A pesar de todo “me declaré públicamente a favor de Freud y combatí por él”.

Lo hizo ante un congreso en Múnich sobre neurosis forzadas, dado que el nombre de Freud fue deliberadamente silenciado. Jung escribiría en respuesta en 1906 un artículo para el Semanario médico de Múnich ensalzando la teoría de la neurosis de Freud dada su contribución a las “neurosis forzadas”, recibiendo como respuesta sendas cartas de advertencia de que su futuro académico peligraría proporcionalmente a su persistencia. Jung continuó manifestándose a favor, aunque manteniendo en discordancia la etiología sexual en las neurosis.

Sería por estas fechas cuando comenzaría el intercambio de correspondencia entre ambos autores, iniciando Jung el envío de su obra Estudios diagnósticos de la asociación, 1906. En 1907 le enviaría también Sobre la psicología de la demencia precoz. El intercambio epistolar proseguiría hasta la fecha de su separación, 1913.

Será gracias a este último trabajo de 1907, incomprendido también entre sus propios colegas, el que propiciaría el primer encuentro entre Freud y Jung, a expensas de una invitación del primero en Viena. Es en este momento cuando se suele rememorar la sorpresiva pero explícita circunstancia de que en fecha de febrero de 1907, a la una del mediodía, “hablamos durante trece horas ininterrumpidamente, por así decirlo”. (Recuerdos, sueños, pensamientos, 181)

Impresionó profundamente a Jung que para Freud la sexualidad significara un numinosum, impresión confirmada tres años después (1910) en una conversación nuevamente en Viena.

“Mi querido Jung, prométame que nunca desechará la teoría sexual. Es lo más importante de todo. Vea usted, debemos hacer de ello un dogma, un bastión inexpugnable contra la negra avalancha del ocultismo.” (Sigmund Freud, 1910. Recuerdos, sueños, pensamientos, 183)

Jung llegaría a decir de Freud que fue un prisionero de un punto de vista, “una figura trágica, pero un gran hombre”.

Retomando la hipótesis del Poder de Alfred Adler, Jung establece una relación entre Freud y Nietzsche, de tal modo que si en Freud se produce una deificación de Eros, en Nietzsche ocurrirá lo mismo respecto de la voluntad de poder, dado que Eros y Poder serán dos principios antagónicos pero complementarios que el ardid de la historia del espíritu había querido que fueran ensalzados.

Pero toda numinosidad lleva implícita en su reivindicación su propia destrucción, toda numinosidad es verdadera en cierto aspecto e incierta en otro. “La vivencia luminosa se eleva y se hunde a la vez”.

De este modo, si Freud hubiera apercibido el carácter numinoso de la sexualidad no hubiera generado un reduccionismo biológico, y Nietzsche, al adentrarse en lo numinoso implícito a la Voluntad de poder, hubiera dado más importancia a los fundamentos de la existencia humana, sin la necesidad de un Superhombre.

Siempre que el alma debido a una experiencia numinosa es sometida a brusca oscilación existe el peligro de que los hilos de los que cuelga se rompan. Un hombre cae en un «sí absoluto» y otro en un «no absoluto». Se tiende a los extremos como verdad. De ahí la necesidad del concepto de nirvana, dice el oriente: «libre de los dos». “No nos hemos dado cuenta siempre de lo que significa que no exista nada en absoluto, si una consciencia pequeña —¡oh, tan efímera!— no ha observado algo de ello.” (Recuerdos, sueños, pensamientos, 187)

“Freud no se preguntó nunca por qué debía hablar constantemente sobre el sexo, porque este pensamiento le poseía. Nunca tendría consciencia de que en la ‘monotonía del significado’ se expresaba la huida de sí mismo, o de aquella otra parte suya que quizás pudiera definirse como «mística». Sin reconocer esta parte no podía sentirse acorde consigo mismo. Era ciego frente a la paradoja y la ambigüedad de los significados del inconsciente, y no sabía que todo cuanto emerge del inconsciente posee algo superior e inferior, algo interno y externo. Cuando se habla de lo externo —y esto hizo Freud— se considera sólo la mitad de ello y, consiguientemente, surge en el inconsciente una fuerza antagónica.” (Recuerdos, sueños, pensamientos, 185)

“Mientras Freud exponía sus argumentos, yo sentí una extraordinaria sensación. Me pareció como si mi diafragma fuera de hierro y se pusiera incandescente —una cavidad diafragmática incandescente. Y en este instante sonó un crujido tal en la biblioteca, que se hallaba inmediatamente junto a nosotros, que los dos nos asustamos. Creímos que el armario caía sobre nosotros. Tan fuerte fue el crujido. Le dije a Freud: “Esto ha sido un fenómeno de exteriorización de los denominados catalíticos”. “¡Bah —dijo él—, esto sí que es un absurdo!”. “Pues no”, le respondí, “se equivoca usted, señor profesor. Y para probar que llevo razón le predigo ahora que volverá inmediatamente a oírse otro crujido”. Y, efectivamente: ¡apenas había pronunciado estas palabras se oyó el mismo crujido en la biblioteca! Freud me miró horrorizado. (Recuerdos, sueños, pensamientos, 188).

Cuando Jung visitó a Freud en 1909 en Viena le preguntó qué pensaba acerca de ello. Recibiría un más que predecible rechazo desde un prejuicio materialista que remitía al absurdo, todo ello desde el positivismo más superficial. Sin embargo, “...transcurrieron todavía algunos años hasta que Freud reconoció la importancia de la parapsicología y la autenticidad de los fenómenos ‘ocultos’”.


VI. ESTADOS UNIDOS

El 27 de abril de 1908 Jung participó en el Primer congreso de psicoanálisis, realizado en Salzburgo, también denominado Primer congreso de psicología freudiana o Primer congreso internacional de psicoanálisis. Jung presenta la “Teoría freudiana de la histeria”.

El mismo año compra unos terrenos en Küsnacht, frente al lago de Zúrich y se propone la construcción de una casa de tres plantas. El 28 de noviembre de dicho año nace su único hijo varón, Franz.

En marzo de 1909 se publica el primer número de la publicación “Anuario internacional de investigación psicológica y psicoterapéutica”, siendo Jung su editor. Renuncia a la clínica Burghölzli y se muda a su nueva casa en Küsnacht donde residirá hasta el resto de sus días.

El mismo año, Jung es invitado a la Clark University (Worcester, Massachusetts) del 6 al 11 de septiembre, para dar unas conferencias sobre los ensayos de asociación de palabras. Freud sería también invitado de forma independiente, acompañándoles Sándor Ferenczi. Recibirían el Doctor Honoris Causa el día 11. Se encontrarían en Bremen. Allí acontecería otra famosa anécdota referente a un desmayo de Freud ante el interés puntual de Jung acerca de las “momias del pantano”. (Recuerdos, sueños, pensamientos, 189) Freud creía que Jung le deseaba la muerte inconscientemente.

Un segundo desmayo acontecerá en el Congreso psicoanalítico de Münich de 1912, cuando se disertaba acerca de Amenofis IV. Nuevamente revoloteaba la fantasía sobre el asesinato del padre, dentro de la relación transferencial entre Freud y Jung.

Si a todo ello sumamos que Freud había aludido con anterioridad acerca de su deseo de que Jung fuera su “sucesor y príncipe heredero”, y que éste no se hallaba en la tesitura que permitía satisfacer tal demanda, tanto por discrepancias teóricas como por el desinterés que le producía el prestigio personal consecuente, no es difícil recabar una explicación a tales desmayos de carácter “histérico”.

El viaje a Estados Unidos duró siete semanas, durante las cuales permanecían juntos todos los días y se analizaban sus sueños. Ante algunos de los más importantes de Jung, Freud no supo qué interpretación darles, incluso uno de ellos parecía constituir una especie de introducción a la obra de Jung Transformaciones y símbolos de la libido, así como la primera oportunidad que se le presentó a Jung para formular su concepto de inconsciente colectivo. (Recuerdos, sueños, pensamientos. El sueño se encuentra en la página 192). Un concepto de inconsciente a priori del inconsciente personal, en el que, al contrario de Freud, no cabía nada arbitrario ni intención engañosa alguna.

Sin embargo, Jung supo completar el análisis de un sueño de Freud, para lo cual requería de su sinceridad y de la comunicación de algún detalle de su vida privada. Freud respondió: “El caso es que no puedo arriesgar mi autoridad” (Recuerdos, sueños, pensamientos, 191). Jung entendió con ello que Freud anteponía la autoridad personal a la verdad. El final de la relación estaba ya consolidada.

Del sueño de Jung emergió su antigua afición a la arqueología, derivando hacia el estudio del simbolismo y mitología de los pueblos antiguos. De hecho, en octubre de 1909 Jung escribe a Freud: “La arqueología, o mejor dicho, la mitología, me ha atrapado”, interés palpable hasta el final de la Primera Guerra Mundial. Durante dicho estudio hallará la obra de una joven americana, Mss. Miller, quedando impresionado por el carácter mitológico de sus fantasías. Conjuntamente a su conocimiento sobre mitos surgirá Transformaciones y símbolos de la libido. (http://www.psicologia-online.com/ESMUbeda/Libros/Suenos/suenos3.htm)

Del 30 al 31 de marzo de 1910 se llevaría a cabo el Segundo congreso internacional de psicoanálisis, en Núremberg, siendo designado Jung presidente permanente de la recién fundada Asociación Psicoanalítica Internacional (API) (renunciará en 1914).

Ya en agosto de 1911 se publicó la primera parte de Transformaciones y símbolos de la libido, contenido que en sí no conllevaría aún ningún disenso con la ortodoxia freudiana, pero ya Jung va dejando entrever en sus memorias lo siguiente: “Ahora lo veía claro. Él mismo (Freud) tenía una neurosis y concretamente fácil de diagnosticar por sus síntomas bastante desagradables, como descubrí en nuestro viaje a América. (...) Había visto que ni Freud ni sus discípulos podrían comprender qué significaba el psicoanálisis en la teoría y en la práctica, puesto que ni siquiera el maestro había logrado resolver su propia neurosis. Cuando anunció su intención de identificar y dogmatizar la teoría y el método, ya no pude cooperar más con él, y no me quedó más opción que retrotraerme a mí”.

Hacia 1912, Jung termina “El Sacrificio”, última sección de la segunda parte de Transformaciones y símbolos de la libido, sabiendo de antemano que lo expuesto le costaría su amistad con Freud. “Tenía que exponer allí mi propia noción del incesto, la transformación decisiva del concepto de la libido, además de otras ideas por las que me diferenciaba de Freud” (Recuerdos, sueños, pensamientos, 201). Se lo comentó a su mujer, estuvo dos meses preocupado y sin tocar pluma. Finalmente se decidió a escribir y le costó la amistad con Freud.

Freud se siente disgustado con los descubrimientos que Jung le va transmitiendo, y así su correspondiente relación epistolar comenzó a reflejar la creciente tensión entre ambos.

El 25 de febrero de 1912 Jung funda la Sociedad de intereses psicoanalíticos, encaminándose con ello hacia su propia versión del psicoanálisis. En septiembre pronuncia unas conferencias en la Universidad de Fordham de Nueva York. El tema será el psicoanálisis y sus diferencias con Freud, fundamentalmente:
  • · la represión no da cuenta de todos los estados,
  • · las imágenes inconscientes pueden tener un significado teleológico,
  • · la libido, o energía psíquica, no es exclusivamente sexual.

A su vez, y durante el mismo mes, se publica la segunda parte de Transformaciones y símbolos de la libido, donde Jung propone que el incesto alude más al simbolismo que a la literalidad.

En el año 1913 se producirá la ruptura definitiva con Freud. La separación afecta profundamente a Freud; Jung está destrozado. Consecuencia directa de dicho estrés fue la contribución a un colapso nervioso que amenazaba ya desde 1912. Renuncia por tanto a su puesto en la Universidad de Zúrich, aparentemente porque su consulta privada ha aumentado mucho, pero es más factible que fuera debido a su estado de salud. Durante dicha época se instalarán en Zúrich Edith y Harold McCormick, dos filántropos norteamericanos, siendo ella analizada por Jung, y convirtiéndose en la primera de varios patrocinadores ricos y muy generosos.

A continuación se reproduce un extracto de la carta que Freud envió a Jung en 1913, en medio de la crisis que afectaba la relación entre ambos: la imagen de abajo corresponde precisamente a esta carta; parte del texto traducido es aquél que aparece resaltado en el original.

“Su alegato de que trato a mis seguidores como pacientes es evidentemente falso.... Es una convención entre los analistas que ninguno de nosotros debe sentirse avergonzado de su propia neurosis.... Pero uno [refiriéndose a Jung] que, mientras se comporta anormalmente, sigue gritando que es normal da sustento a la sospecha de que le falta asumir su enfermedad. En consecuencia, propongo que abandonemos nuestras relaciones personales enteramente”. Sigmund Freud, 1913.

A partir de este año se iniciará en Jung su segunda etapa vital y de desarrollo tanto personal como profesional.


VII. EL INCONSCIENTE

"Entonces tuve un momento de extraordinaria lucidez, en el cual abarqué con la mirada el camino seguido hasta allí. Pensé: ahora posees la clave de la mitología y tienes posibilidad de abrir entonces todas las puertas que dan a la psiquis humana inconsciente. Pero entonces alguien susurró en mí: “¿Por qué abrir todas las puertas?”. Surgió entonces la cuestión de qué era lo que yo había logrado hasta entonces. Había explicado los mitos de los pueblos primitivos, había escrito un libro sobre los héroes, sobre el mito en el que desde siempre vive el hombre. “Pero, ¿en qué mito vive el hombre de hoy?”. “En el mito cristiano, podría decirse”. “¿Vives tú en él?”, me preguntaba. Si debo ser sincero, no. No es el mito en el que yo vivo. “¿Entonces ya no tenemos mito?”. “No, al parecer ya no tenemos mito”. “¿Pero cuál es, pues, tu mito, el mito en que tú vives?”. Entonces me sentí a disgusto y dejé de pensar. Había llegado al límite. (Recuerdos, sueños, pensamientos, 204-205)

Seguidamente, en 1914, el psiquiatra suizo dimitió de su cargo en la API y organizó, junto con Alphonse Maeder, las bases de la llamada Escuela de Zúrich. Después de separarse de Freud comenzó para Jung una época de inseguridad interior y de desorientación, un período de turbulencia emocional, exacerbado por las noticias emergentes de la Primera Guerra Mundial, que tuvieron sobre él un efecto devastador, aun cuando radicara en la Suiza neutral. Henri Ellenberger calificó la experiencia de Jung como una “enfermedad creativa” y la comparó con el mismo período para Freud, al que definió en términos de neurastenia (la “neurastenia” es el trastorno caracterizado por un cansancio inexplicable que aparece después de realizar un esfuerzo mental. Suele tener como consecuencia una disminución en la eficiencia para realizar o resolver tareas cotidianas y, si se mantiene el trastorno durante un tiempo prolongado, puede llegar a causar trastornos depresivos o de ansiedad) e histeria (se manifiesta en el paciente en forma de una angustia al suponer que padece diversos problemas físicos o psíquicos).

A un análisis inicial de sus sueños, fantasías diurnas y contenidos del pasado, siguió la aceptación del desconocimiento de lo que le sucedía. Así pues, decidió “abandonarse conscientemente a los impulsos del inconsciente”. De ello derivó la necesidad del juego, la construcción y edificación infantiles como elementos preliminares en el hallazgo de su propio mito.

Hacia otoño de 1913, Jung alude a una deslocalización de su sintomatología interna de carácter psíquico. Es entonces cuando tiene varias alucinaciones que irán repitiéndose a lo largo del tiempo. La deducción diagnóstica a la que llegaría tras todo el cúmulo de episodios de aparente carácter psicopatológico (signo o síntoma que se puede encontrar formando parte de un trastorno psicológico) sería la del inicio de una psicosis (pérdida de contacto con la realidad), consecuencia directa de la ruptura con Freud y sobre todo teniendo en cuenta los antecedentes familiares existentes incursionando en lo disociativo. Durante la primavera y principios del verano de 1914 volverían a sucederse episodios similares de carácter catastrofista, pero esta vez en forma de tres sueños sucesivos. El 1 de agosto estallaría la Primera Guerra Mundial y con ella la confirmación del carácter premonitorio de su sintomatología.

Sería el 12 de septiembre de 1913 cuando “me decidí a realizar el primer paso”. Decidió por tanto confrontar los contenidos de lo inconsciente y con ello alumbrar un proceso iniciático concomitante donde llegará a descubrir la existencia de algo más alto que la voluntad del Yo y a lo cual había que someterse. Jung debía sacrificar su ideal y su actitud consciente. Poco a poco irían surgiendo diversas representaciones arquetípicas: el Héroe (Sigfrido, la serpiente negra: Sigfrido dejó que la sociedad absorbiera sus rasgos de caballero convirtiéndose en una persona indecisa, carente de códigos, amistosamente pobre y falto a la verdad. Ha herido sentimientos y se oculta ignorando a las personas que lo aprecian), la Sombra, el propio Yo como complejo, (el Viejo Sabio [2] Elías [3], Filemón [4], el Ka egipcio [5]) y el Ánima (Salomé [6]).

Tras una gradual transformación, en 1916 Jung sentiría la necesidad ineludible de escribir, sintiéndose “impulsado desde dentro a formular y expresar lo que podría haber dicho Filemón”. Será por tanto desde dicho arquetipo desde donde surgirá la imperiosa obligación a transcribir el manuscrito de los Siete sermones a los muertos [7]. (http://www.libreopinion.com/members/treus_fest/sermones_ad_mortuos.htm)

Filemón y otras figuras de la fantasía me llevaron al convencimiento de que existen otras cosas en el alma que no hago yo, sino que ocurren por sí mismas y tienen su propia vida. (Recuerdos, sueños, pensamientos, 218.)

Será Filemón la imagen deseada por Jung en esos momentos de perturbación y desorden, “una sabiduría y un poder supremos que me desenmarañasen las espontáneas creaciones de mi fantasía”. Quien, por un lado, representase la vía de expresión de los “siete sermones”, y quien, por otro, diera lugar a una recapitulación teórica y a una validación de la existencia autónoma de los arquetipos, más allá de los complejos, extendiendo a lo “colectivo” la adjetivación “personal” de lo inconsciente freudiano.

En definitiva, todo ello constituyó un “prólogo” de lo que tenía que comunicar al mundo sobre lo inconsciente. Además del manuscrito de los Siete sermones a los muertos elaborado en 1916, Jung fue transcribiendo sus experiencias entre 1914 y 1930 en su famoso Libro Rojo, publicado por primera vez en 2009. (http://www.jungcolombia.com/2011/03/el-libro-rojo-de-jung-en-pdf.html)


VIII. GNOSTICISMO, NEOPLATONISMO Y ALQUIMIA

“Desde 1918 hasta 1926 me ocupé seriamente de los gnósticos, pues también ellos tropezaron con el mundo primitivo del inconsciente. Captaron sus contenidos e imágenes, que manifiestamente estaban contaminados por el mundo de los impulsos. Es difícil, sin embargo, decir hasta qué punto comprendieron las imágenes, a causa de la escasez de noticias posteriores, que, por lo demás, hemos de agradecer a sus adversarios, los padres de la Iglesia. Pero no es probable, en ningún caso, que tuvieran una concepción psicológica. Respecto a mis interrogantes, los gnósticos estaban muy lejos en el tiempo para que pudiera relacionarme con ellos. La tradición entre gnosis y actualidad me pareció rota y durante mucho tiempo no me fue posible hallar el puente entre el gnosticismo —o neoplatonismo— y la actualidad. Sólo cuando comencé a comprender la alquimia reconocí que por medio de ella se produce la vinculación histórica con el gnosticismo, que por la alquimia se constituye la continuidad del pasado hasta la actualidad. Como filosofía de la edad media, la alquimia tendió un puente lo mismo con el pasado, concretamente con el gnosticismo, que con el futuro, con la psicología del inconsciente.” (Recuerdos, sueños, pensamientos, 238-239).

Para Jung, el análisis del inconsciente ya se había implantado al inicio de la segunda mitad de su vida. Añade que necesitó aún veinte años más para comprender los contenidos de sus imaginaciones. Pero que lo fundamental en su obra fue hallar “la prueba de la prefiguración histórica de las experiencias internas”. Es decir que, para confirmar sus ideas, debió buscar sus premisas en la historia. En ello desempeñó un papel fundamental su hallazgo de la alquimia.

El establecimiento de la psicología del inconsciente fue llevado a cabo por Freud a partir de dos motivos clásicos pertenecientes al gnosticismo:
  • · la sexualidad;
  • · la autoridad paterna nociva: pasaríamos de Yahveh y Dios creador, al mito freudiano del padre primitivo superyóico.

Sin embargo, será precisamente la evolución hacia el materialismo, anticipada ya por la alquimia al ahondar en la estructura de la materia, la que impide ver a Freud el espectro completo del gnosticismo: “la pre-imagen del espíritu como otro Dios supremo”, (...) “quien envió la crátera, el vaso de las transformaciones espirituales, en auxilio de los hombres”. (Recuerdos, sueños, pensamientos, 239) La crátera era un recipiente repleto de espíritu enviado por el Dios creador a la tierra para bautizar a aquellos que deseaban alcanzar una consciencia superior, un útero simbólico de renovación y renacimiento espiritual. (Recuerdos, sueños, pensamientos 239-Nota 1)

Se trataría en definitiva de la existencia de una carencia fundamental en el mito patriarcal y falocéntrico freudiano, y es la ausencia de lo femenino que se vislumbra como principio en la figura gnóstica de la crátera, pero también en el catolicismo, al sustentar una unilateralidad de lo masculino hasta la bula papal de Pío XII, que proclamaba el dogma de la Asunción de María en 1950.

Del mismo modo que en el mundo protestante y judío permanece inalterable la figura paterna, en la alquimia sin embargo, se mantuvo un principio femenino equiparable al masculino, de ahí que uno de los principales símbolos alquímicos femeninos fuese el vaso en el que se producían las transformaciones de la materia.

Jung comenzó a comprender la esencia de la alquimia a través del texto alquímico chino que Richard Wilhelm le envió en 1928: El secreto de la Flor de Oro.


Sin embargo el acceso al complicado lenguaje e imaginería alquímicos se le resistía y lo dejaba por imposible. Llegaba a decir: “¡Dios mío!, ¡qué absurdo! Eso no hay quien lo entienda”.

Hasta que se dio cuenta que predominaba el simbolismo en toda la disciplina, y recordando el célebre sueño en que quedaba atrapado en el siglo XVII, concluyó: “¡Sí, así es! Ahora estoy condenado a estudiar toda la alquimia desde el principio”.

Continuó con el Rosarium philosophorum (1550), (http://www.hermeticum.net/txt/rosarium/rosarium.htm) y decidió procurarse un diccionario explicativo con referencias cruzadas ante la utilización de expresiones diversas con un sentido que no acababa de comprender. Poco a poco llegó a entender el sentido de las expresiones alquímicas, lo cual le llevó más de una década. Terminó dándose cuenta, en definitiva, de que la psicología analítica concordaba con la alquimia, considerando su descubrimiento el equivalente histórico a la psicología del inconsciente. (http://www.youtube.com/watch?v=QGoCu0OY6hs&feature=related)

De ello se extrae la existencia de un proceso de transmutación arquetípica que evoluciona durante los siglos, de ahí el Fausto de Goethe, o el mismo proceso de individuación en Jung. Se trata de un proceso suprapersonal, un “mundus arquetipus”. Es precisamente a través de la alquimia como Jung se percató de que el inconsciente es un proceso dinámico, recíproco y bidireccional entre el yo y los contenidos de lo inconsciente, verificable a nivel individual, por los sueños y las fantasías, y a nivel colectivo, en los diversos sistemas religiosos y en la transmutación de sus símbolos.


En su obra Psicología y alquimia (1944) corrobora que su etapa de 1913 a 1917 se correspondía al “proceso de transmutación de la alquimia”, y que la relación entre el simbolismo inconsciente y la religión cristiana se ejemplificaba con el concepto alquímico de “Lapis”, la piedra, como figura paralela a Cristo, así como con el “aurum non vulgi” y con la “viriditas” de los alquimistas. Con ello verificaba Jung la existencia de un “Cristo alquímico”, “anima mundi” o “filius macrocosmi”, la inmanencia del “antropos” viviente en todo el mundo, “Cristo como unificación de materia espiritualmente viva y físicamente muerta”.

En Aion: Contribuciones al simbolismo del sí-mismo (1951), plantea la figura histórica, el hombre Jesús. La mentalidad colectiva de la época o constelación arquetipal, la prefiguración del “antropos”, se abatió sobre él; el hijo del hombre, o hijo de Dios, se enfrentaba al señor de este mundo. El hecho de que Jesús se convirtiera en el “salvador mundi” tuvo que ver con la suma de una proyección colectiva procedente de una constelación arquetipal histórica sobre “una personalidad de talla aventajada”.

La desposesión individual y colectiva de toda autonomía e independencia espiritual en la época de César, encuentra su paralelismo en la masificación contemporánea, que también añora el regreso de un salvador, en este caso bajo la forma de “un hijo de la técnica”, hallándose sus manifestaciones bajo la apariencia de la expansión mundial del fenómeno ovni, tal y como detalla en su obra de 1958 Un mito moderno. De cosas que se ven en el cielo.

También observó Jung en la alquimia la “coniunctio”, o “unificación”, concepto paralelo al de transferencia, eje central tanto en psicoanálisis como en psicología analítica.

Su obra Respuesta a Job se encuentra ya contenida implícitamente en Aion, al ser Job una prefiguración de Cristo, unidos por la idea del sufrimiento. El antagonismo de Dios, su ambivalencia, el lado oscuro y numinoso de la imagen de Dios, fundamenta la obra, a raíz del cuestionamiento de público y pacientes, y sin pretensión alguna de proclamar verdad metafísica alguna, a diferencia de lo que llegó a opinar la teología. Jung llegaría a decir “Algo se obstina en mí y no quiere ser el pez mudo”. Existe (...) “la idea de la criatura que supera al creador por margen escaso pero decisivo”.


Finalmente, su obra Mysterium coniunctionis: investigación sobre la separación y la unión de los opuestos anímicos en la alquimia (1955-1956), se constituye en el culmen de la confrontación entre la alquimia y la psicología analítica. Vuelve a exponer el tema de la “transferencia”, pero sobre todo realiza una síntesis final entre alquimia y psicología profunda.

“Sólo con Mysterium coniunctionis mi psicología se situó definitivamente en la realidad y se cimentó históricamente como un todo. Con ello mi tarea estaba terminada, mi obra hecha y concluida. En el instante en que logré mi objetivo accedí a los límites más extremos de lo para mí concebido científicamente, a lo trascendente, la esencia del arquetipo en sí, más allá de lo cual ya no es posible expresar nada más en el aspecto científico.” (Recuerdos, sueños, pensamientos, 267)


IX. EL RETIRO AL LAGO

En 1921 se publicará su obra Tipos psicológicos (http://www.adepac.org/P05-2.htm) donde desarrollará sus ideas de la existencia de dos actitudes de la psique: introversión y extraversión, así como cuatro funciones: pensamiento, sentimiento, sensación e intuición. También se incluye en dicha obra la primera alusión a su concepto central del sí-mismo como objetivo de desarrollo psicológico.

Simultáneamente sería durante esta época cuando comenzó a retirarse a Bollingen, su segundo hogar o residencia.

En 1922 adquiere en propiedad unos terrenos a orillas del Lago de Zúrich.

En 1923 muere su madre. Jung aprende a esculpir piedra y, con escasa ayuda profesional, inicia la construcción de su segunda casa caracterizada por un sólido torreón. Más adelante lo complementará con un vestíbulo, otra torre y un anexo. Descarta la instalación de electricidad y teléfono. Denominará al edificio simplemente “Bollingen”. Será durante el resto de su vida su lugar de retiro, tranquilidad, renovación, meditación y experimentación personal.


X. VIAJES

En el curso de la primera posguerra, Jung se convirtió en un viajero del mundo, gracias a los copiosos fondos que obtuvo por las ventas de sus libros, honorarios y dinero percibidos por haber alcanzado el status senior en las instituciones médicas para las que trabajaba. Los lugares que visitó fueron los siguientes: (Recuerdos, sueños, pensamientos, 493)

África del Norte (1920)
Relatará que su encuentro con la cultura árabe le llegará a impresionar poderosamente. De dicho encuentro extraerá su confrontación con el arquetipo de la sombra, no la individual, sino la colectiva, aquella que es reprimida en la psique inconsciente por parte del europeo y su presunta consciencia civilizada.

La esencia emocional de aquellas culturas que viven de afectos, reviven en lo “civilizado” una parte de nosotros que no conviene negar, sino conservar y confrontar, dado que todo tiene un objetivo y un sentido, y toda nuestra psique se dinamiza en relación con la economía de un Todo. La consciencia siempre es “parcial”.

Nuevo México
Nuevamente confrontará la crueldad histórica del hombre blanco, nuestra verdadera naturaleza humana, con su descompensación favorecedora de la “cabeza” y no del “corazón”, tal y como le fue expresado, de la colonización en nombre de la avidez.

Jung se encontró con un pueblo cuya religión y el ejercicio de su culto eran inaccesibles y un misterio para el hombre blanco extranjero, precisamente como instrumento de resistencia y persistencia en el tiempo frente a éste. Sin embargo, paulatinamente descubrió una identificación divina con el sol, así como un simbolismo de la montaña y del agua. Se consideraban a sí mismos como “hijos del padre sol”, cuya religión ayudaba a su padre a recorrer el cielo cada día; si no, existiría una noche eterna. Su culto involucraba por tanto a toda la humanidad.

Compara entonces Jung el racionalismo europeo que nos aleja del mundo místico y la pérdida consecuente que ello conlleva.

Kenia (1925)
En el transcurso del viaje relata Jung un «sentiment du déjà vu» muy vivo al ver sobre un pico rocoso una figura delgada y negra, inmóvil, mirando al tren y apoyada sobre una larga lanza.

“(...) su mundo era el mío desde hacía incontables milenios.” (Recuerdos, sueños, pensamientos, 300)

“(...) Cuando, estando en Athi Plains, en África Oriental, contemplé desde una pequeña colina aquellos rebaños de millares de venados pastando en silenciosa calma, como venían haciendo desde hace inconmensurables períodos de tiempo, tuve la sensación de ser el primer hombre, el primer ser que sabía que todo eso «es». Todo ese mundo que me rodeaba estaba aún en el silencio inicial y no sabía que era. Y justamente en ese momento en que yo sabía, había surgido el mundo y sin ese momento nunca hubiera existido. Toda la naturaleza busca esa finalidad y la encuentra, ya cumplida, en el hombre, y siempre sólo en el hombre más consciente. Cada paso pequeñísimo hacia delante sobre la senda que lleva a la consciencia crea mundo.” (Los arquetipos y lo inconsciente colectivo, 91).

Uganda
En este viaje relata Jung la descripción del modo en que se manifestó un arquetipo, en este caso el de la Cuaternidad [8]:

“Recibí una carta del gobernador de Uganda en la que me rogaba que aceptáramos con nosotros a una inglesa que regresaba a Egipto a través del Sudán. Se sabía que nosotros teníamos el mismo plan de viaje y puesto que habíamos conocido a la dama en Nairobi, no había razón alguna para negarnos. Además nos sentíamos muy obligados al gobernador por su generosa ayuda. Menciono este episodio para mostrar por qué sutiles caminos nuestros actos estaban influidos por un arquetipo. Éramos tres hombres y ello era puramente casual. Yo había rogado a un tercer amigo que nos acompañara, pero circunstancias adversas le impidieron venir. Ello bastaba para configurar el inconsciente o el destino. Emergía como arquetipo de la tríada, que pide al cuarto, tal como ha ocurrido una y otra vez en la historia de este arquetipo. Puesto que estoy siempre predispuesto a aceptar lo casual que se me presenta, admití satisfecho a la dama en nuestro grupo de tres hombres. Era deportiva y valiente y se manifestó como compensación útil a nuestra exclusiva masculinidad. Cuando mi amigo más joven enfermó posteriormente de un peligroso ataque de malaria tropical nos sentimos agradecidos por su experiencia como enfermera, que había adquirido en la primera guerra mundial.” (Recuerdos, sueños, pensamientos, 306)

Sueños
Entre los porteadores, mayoritariamente somalíes y suajilis, no era así, dado que disponían y consultaban un "libro árabe de los sueños", remitiéndose ante la duda a Jung, debido al conocimiento que éste tenía del Corán. De ahí que le llamaran “el hombre del libro”.

Ritos y ceremonias
También efectuó sus intentos sobre lo numinoso: especialmente ritos y ceremonias, hallando un solo ejemplo en la expresión del funeral de una mujer.

Jung asoció el ceremonial con cierta alusión donde se decía que al amanecer, salían de la cabaña, escupían en sus manos y las volvían hacia el sol naciente, sin saber explicar por qué lo hacían. Practicaban el culto al sol “en su salida al amanecer”, sólo en dicho instante era Dios.

En dicha ofrenda ritual destacan tres aspectos:
  • Ofrenda al sol: su nacimiento es divino.
  • La saliva: es asociada al maná personal, fuerza curativa, mágica y vital.
  • Aliento: significa viento y espíritu.

Lo gestual conforma por tanto un sumatorio de significados arquetípicos que se pueden ensamblar y expresar a través de la siguiente frase: “Yo ofrezco a Dios mi alma viva”, alusión lingüística muy próxima a: “Señor, en tus manos encomiendo mi espíritu”. Se redescubre así una preexistencia arquetipal con independencia de tiempo y lugar, en este caso entre el cristianismo y el culto solar africano.

También rendían culto al “ayîk”, un “sheitan” o diablo terrenal, fundamento del miedo y del mal.

Finalmente, existía el convencimiento de que el Creador era un concepto integrado por el bien y el mal, era “m´zuri”, belleza implícita tanto en su ser como en su creación.

Es entonces cuando Jung comprendió que “m´zuri” se disociaba durante el día en una expresión de benevolencia, el “adhîsta”, el reinado solar, mientras que por la noche se manifestaba como “ayîk”, lo tenebroso, el reinado del mal.

Termina Jung con una última equiparación entre el día, la noche, y el amanecer del macrocosmos, con la primitiva noche psíquica de hace millones de años y el anhelo de luz como anhelo de la consciencia, a nivel del microcosmos.

India (1938)
Lo que más interesó a Jung en su viaje a la India fue el posicionamiento de dicha cultura frente al concepto del “mal”. Mientras que para la cultura occidental el objetivo es el bien, intentando desechar el mal o evitando estar a merced de él, para la India y diversas concepciones de oriente, la meta se hallaría en un estado más allá del bien y del mal, al cual se podría acceder vía meditación o yoga. El posicionamiento unilateral occidental donde el mal se halla subordinado al bien, o donde incluso quedaría definido como “ausencia de bien”, daría paso a una concepción donde ambos conceptos dejarían de tener entidad propia y pasarían a formar parte de una expresión dinámica y polarizada perteneciente a un “Todo” que los trasciende, superando dicha entidad todo intento de denominación conceptual. Así todo, y a efectos de poder ser aludido, se le ha nombrado como Nirvana, Tao, etc.

El fin último no sería por tanto de carácter moral, es decir, hacer el bien evitando el mal, cuanto estar al margen y alcanzar la liberación de los opuestos. Jung mosró su desacuerdo en la liberación como fin último y objetivo existencial. El bien y el mal perderían así su delimitación, ganando a lo sumo la posibilidad de ser definidos desde lo subjetivo, dando lugar a una concepción o bien carente de ética o tan saturada de subjetividad que la única vía de escape sería el Nirvana.

“Yo, por el contrario, quiero perseverar en la concepción viva de la naturaleza y de las imágenes psíquicas. No deseo ni liberarme de los hombres, ni de mí, ni de la naturaleza, pues todo ello constituye para mí prodigios indescriptibles. La naturaleza, el alma y la vida se me muestran como la divinidad manifestándose. ¿Qué otra cosa podría imaginarme? El supremo sentido del ser no puede consistir para mí sino en que “es” y no en que no es o deja de ser. (Recuerdos, sueños, pensamientos, 325)

Por otra parte, negará Jung también una concepción de liberación “a cualquier precio”. La única liberación factible será aquella que presupone previamente una dedicación e implicación total, es imposible una liberación sin una experimentación o realización previas. Dicha ausencia de participación por dificultad, imposibilidad o denegación, censura una parte del alma e impide consecuentemente una liberación total.

“Un hombre que no haya pasado por el infierno de sus pasiones no las habrá dominado todavía. Las pasiones se encuentran entonces en la casa contigua y, sin que él lo advierta, puede surgir una llama y pasar a su propia casa. En cuanto uno se abandona demasiado, se posterga o casi se olvida, existe la posibilidad y el peligro de que lo abandonado o pospuesto vuelva con redoblada fuerza.” (Recuerdos, sueños, pensamientos, 325-326)

Jung llegará al convencimiento del Buda como unus mundus, el cual incluiría tanto el aspecto del ser en sí, como a su vez el de su ser conocido. La consciencia humana como categoría cosmogónica.

Jung llegó a establecer una comparativa entre Buda y Cristo. Como vencedores del mundo y encarnación del individuo, vislumbraría sin embargo las siguientes diferencias: (Recuerdos, sueños, pensamientos, 328-330)
  • · Si Buda es la comprensión racional, Cristo es víctima del destino.
  • · En el Budismo se ve y se hace; en el Cristianismo se padece más.
  • · Buda es el hombre más perfecto, es una personalidad histórica y más comprensible; Cristo es hombre histórico y Dios, y más incomprensible.
  • · Buda vivió con convicción; Cristo no se autocomprendió, hubo de sacrificarse por imperativo interior, y del destino.

Enmarcando la equiparación esta vez desde el sufrimiento, Jung llegará a realizar posteriormente las siguientes distinciones:
  • · Oposición del Buda al sufrimiento, pero también con ello a la alegría; denegación de emociones y sentimientos, no siendo considerado realmente humano. Para Cristo en cambio, existe un reconocimiento positivo en el sufrimiento, siendo más humano y real al presentarse como víctima.
  • · Evangélicamente Cristo es descrito como hombre-Dios, a pesar de no dejar de ser hombre; Buda en cambio se elevaría en vida por encima del ser humano.

Finalmente, se adentrará en la identidad del mensaje original, coincidente con su denominación del proceso de individuación, así como en la idéntica tergiversación posterior en el devenir de la evolución histórica dentro del Budismo y del Cristianismo.
  • · Buda aparece como “imago” del devenir, tomándose como modelo, siendo que su verdadero mensaje consistía en que todo ser humano podría alcanzar la Iluminación “superando previamente la cadena Nidâna”. Como consecuencia de la imitación del Buda se generó una debilidad de su pensamiento.
  • · Igualmente sucedería con Cristo, prototipo cristiano de la personalidad total. Sin embargo acontecerá la denominada «Imitatio Christi»: se sustituye el camino propio hacia la totalidad imitando el camino seguido por Cristo. Todo ello degenerará en una funesta inactividad.

Tras recuperarse de disentería tuvo un sueño compensatorio de carácter europeo centrado en la figura del Grial, en el cual halló, por un lado, la coincidencia existente entre el mito poético del Santo Grial, persistente aún en Inglaterra, y los conceptos alquímicos del “unum Vas”, “Una Medicina”, o el “Unus Lapis”. Por otro lado, constituía una advertencia de que su objetivo era Europa, la búsqueda de la “Copa Sagrada”, la “Piedra Filosofal”, el “Salvator Mundi”, significando la India una parada importante en su largo recorrido.

Rávena
Jung estuvo en Rávena en dos ocasiones: 1913, y unos veinte años después, quedando impresionado en sendas visitas por el monumento funerario de Gala Placidia. Después se trasladó junto a una amiga al Baptisterio ortodoxo, donde acontecería el célebre suceso de “la visión de los mosaicos”, alucinación compartida con su acompañante.

En una extraña atmósfera inundada por una leve luz azulada sin fuente, Jung vio cuatro mosaicos allí donde debía haber ventanas. Sus correspondientes motivos serían los siguientes:
  • · El mosaico norte: “el paso de los israelitas a través del mar Rojo”.
  • · El mosaico sur: “el bautismo en el Jordán”.
  • · El mosaico oriental: “el milagro que curó la lepra a Naaman en el Jordán”.
  • · El mosaico occidental: “Cristo alargando la mano a Pedro al hundirse”.

Fue éste último al que más importancia se le dio, y al que asociaron con el rito de iniciación del Bautismo, en el que se incluía el arquetipo de la muerte y resurrección.

Al abandonar la estancia, Jung se dirigió a Alinari para adquirir fotografías alusivas, siendo su esfuerzo en vano. Desde Zúrich haría el encargo a un conocido, que tampoco pudo hacer nada al verificar que dichos mosaicos no existían.

Jung observaría como explicación plausible los siguientes aspectos encadenados:
  • · Acontecimiento histórico de Gala Placidia, emperatriz fallecida en 450, que en un tempestuoso e invernal viaje en barco de Bizancio a Rávena prometería construir si se salvaba la que sería la Basílica de San Giovanni, decorada con mosaicos y destruida en un incendio a comienzos de la Edad Media.

· La emotividad suscitada en Jung por la figura de Gala, y la relación recíproca de ésta última con el arquetipo del Ánima, como causa de su objetivación.

· Visión como creación momentánea de lo inconsciente, relacionada con el arquetipo de iniciación.

Concluye Jung que desde entonces es consciente que algo interno puede ser representado externamente, y viceversa. Pero se hace una pregunta:

“¿Qué fue real en aquel instante?”. (Recuerdos, sueños, pensamientos, 338)

Carl Gustav Jung moriría el 6 de junio de 1961, tras una corta enfermedad, en su casa junto al lago de Zúrich, en el apacible poblado de Küsnacht, Suiza, a los 86 años de edad. Se encontraba leyendo una obra de Teilhard de Chardin. En el instante de su fallecimiento, un rayo partió el árbol donde solía descansar. El jardinero lo reparó.


[1] La transferencia es un concepto complejo del psicoanálisis que designa tres aspectos muy relacionados pero diferenciables:
- La función psíquica mediante la cual un sujeto transfiere inconscientemente y revive, en sus vínculos nuevos, sus antiguos sentimientos, afectos, expectativas o deseos infantiles reprimidos.
- Específicamente, la herramienta fundamental con la que cuenta el analista (S. Freud, 1915), condición necesaria, para poder conducir el tratamiento.
- La neurosis de transferencia, descrita por Freud como momento princeps del tratamiento, en la que todos los elementos de la neurosis son actuados en presencia del analista.
Se trata de afectos que habrán estado orientados originalmente hacia los padres, los hermanos u otras personas significativas en la infancia y que en la vida adulta mantienen su presencia y su efectividad psíquica, de modo que es posible transferirlos a escenarios actuales. Freud señala que este fenómeno ocurre de manera completamente espontánea en las relaciones entre seres humanos, pero cobran una relevancia especial en la relación terapéutica, convirtiéndose en su instrumento principal, para el cambio psíquico del analizante. Freud registró que sólo mediante la experiencia transferencial, en la actualidad del tratamiento, pueden ser vencidas las resistencias psíquicas del analizante, de manera de lograr que aquello reprimido o inconsciente, sea aceptado por el paciente, produciendo un cambio permanente en ese punto y su trama. En la técnica de tratamiento psicoanalítico la relación entre el psicoanalista y el analizado, por las particularidades del encuadre analítico, la transferencia y el análisis de la forma específica en que se presenta, ocupa, entonces, un lugar central para la cura.

[2] El mago es sinónimo del viejo sabio, que se remonta en línea directa a la figura del hechicero de la sociedad primitiva. Es, como el Ánima, un demon inmortal, que ilumina con la luz del sentido las caóticas oscuridades de la vida pura y simple. Es el iluminador, el preceptor y maestro, un psicopompo (conductor de almas), a cuya personificación no pudo escapar ni siquiera el «destructor de las tablas», Nietzsche, puesto que declaró portador y proclamador de su propia iluminación y éxtasis «dionisíacos» a su encarnación en Zaratustra, ese espíritu superior de una era casi homérica. Carl Gustav Jung. Obra completa. Volumen 9/I. Los arquetipos y lo inconsciente colectivo)

[3] Precursor: En este caso Elías es un título que se da a aquel que es un precursor, como por ejemplo Juan el Bautista, quien fue enviado a preparar el camino para Jesus. Restaurador: También se aplica a personas por motivos de las misiones particulares que habrían de cumplir.

[4] Filemón y Baucis fue un matrimonio de la mitología griega, conocidos por ser los únicos que permitieron entrar a su casa a los dioses Zeus y Hermes disfrazados de mortales.

[5] Ka es la "fuerza vital", un componente del espíritu humano, una pizca del principio universal e inmortal de la vida, según la mitología egipcia.

[6] Según la tradición, Salomé, mujer de gran belleza, bailó para su padrastro, el cual, entusiasmado, se ofreció a concederle el premio que ella deseara. Pidió, siguiendo las instrucciones de su madre, la cabeza del Bautista, que le fue entregada "en bandeja de plata".

[7] A una inicial intranquilidad subjetiva –debido a su rompimiento con Freud) siguieron la manifestación preliminar por toda su casa de toda una serie de fenómenos parapsíquicos o paranormales presenciados por toda su familia, Las manifestaciones fueron las siguientes:
· Su hija mayor veía por la noche una figura blanca atravesando la habitación.
· A su otra hija la levantaron la manta de la cama en dos ocasiones por la noche.
· Su hijo de nueve años tuvo un sueño de carácter terrorífico al que llamó «el dibujo del pescador»: en él aparece representado como figura central un pescador que acababa de coger un pez del río. Frente a él se cierne, por un lado, la figura del diablo reclamando el robo de dicho pez, y por otro, un ángel defendiendo la inocencia del pescador.
· Sus dos hijas y Jung mismo percibieron el sonido de la campanilla de la puerta, pero al abrirla allí no había nadie.
La conclusión a la que llegará Jung es que la casa estaba repleta de espíritus, y ante la pregunta “Por el amor de Dios, ¿qué es esto?”, escucharía al unísono la siguiente respuesta: “Regresamos de Jerusalén, donde no hallamos lo que buscábamos”. (Recuerdos, sueños, pensamientos, 227 y 448.)
Es entonces cuando comenzaría a escribir el texto, resolviendo la situación de infestación a los tres días de haberlo finalizado.

[8] “La cuaternidad es un arquetipo que, por así decirlo, se presenta universalmente. Es la premisa lógica de todo juicio de totalidad. Si se quiere llegar a un juicio de este tipo, éste debe tener un aspecto cuádruple. Cuando, por ejemplo, se quiere caracterizar la totalidad del horizonte, se nombran los cuatro puntos cardinales. Hay siempre cuatro elementos, cuatro cualidades primitivas, cuatro colores, cuatro castas en la India, cuatro caminos en el sentido de evolución espiritual en el budismo. Por ello también hay cuatro aspectos psicológicos de la orientación psíquica más allá de lo cual no puede ya decirse nada más fundamentalmente. Debemos tener, como orientación, una función que compruebe que hay algo (sensibilidad), una segunda que verifique qué es esto (pensamiento), una tercera función que diga si esto se adecúa o no, si se quiere admitir o no (sentimiento) y una cuarta que indique de dónde viene y adónde va (intuición). Más allá de ahí no se puede decir nada... La perfección ideal es lo redondo, el círculo (mandala), pero su escala mínima es la cuadratura”.