miércoles, 11 de julio de 2012

Las Mil y una Noche: "Aladino y la Lámpara Maravillosa"


Los djinn, o el genio de la lámpara de Aladino

Djinn (o simplemente jinn) es una palabra árabe que se emplea para designar a ciertos seres procedentes de la mitología semítica y que son más conocidos como "genios".

Los djinn fueron incorporados al Islam y la creencia en ellos se extendió por todos los pueblos islámicos, si bien en cada zona se les atribuye unas características diferentes.

Según las tradiciones más antiguas, los djinn eran los espíritus de pueblos desaparecidos que actuaban de noche, mientras que durante el día permanecían escondidos. Se les otorga una naturaleza ambivalente, de forma que pueden tanto ayudar como perjudicar al ser humano.

Son seres maliciosos por naturaleza, pero no tienen por qué realizar el mal. Algunos se limitan a gastar bromas pesadas y embaucar a los humanos. A otros se les reconoce como causantes de la locura. Algunos viven sometidos a los humanos atados a algún objeto.

Tienen la facultad de darse a conocer transformados en animales o bien en seres humanos, especialmente bajo la forma de hermosas mujeres con la intención de seducir a los hombres y arrebatarles su energía durante el acto sexual, igual que un súcubo.

Podemos encontrar varios tipos de djinn. Entre ellos los ghuls, silas, ifrits y los marids.

Los ghuls son espíritus necrófagos. Vive preferiblemente en lugares de enterramiento, aunque también puede hacerlo en sitios deshabitados. Puede presentarse con forma de animal, especialmente de hiena. Engaña a los viajeros del desierto para matarlos y devorarlos. Caza niños, roba sepulcros y se alimenta de los muertos. Los zombis derivan de este tipo de djinn.

Los silas son genios que no pueden cambiar de forma. Son los djinn más débiles.

Los ifrits están dotados de grandes poderes y son los únicos que poseen un carácter dual, es decir, son capaces de hacer tanto el bien como el mal. Fueron los primeros en ser creados y se consideran superiores a los humanos ya que fueron creados del mismísimo vaho de Alah. Guardan un gran rencor a los humanos ya que se les obligó a arrodillarse ante Adán y buscan constantemente la manera de perjudicarles. Algunos humanos encontraron la forma de dominarlos a través de un objeto, convirtiéndolos en esclavos del poseedor de dicho objeto. Aún en este último caso, los ifrit muestran una actitud maligna y buscan la forma de tergiversar la orden dada por su dueño. Algunos ifrits ayudan ocasionalmente a los hombres para no tener que dar cuentas de malas acciones al final de los tiempos.

Por otra parte encontramos a los marids, el tipo de djinn más poderoso y maligno. Son seres arrogantes y orgullosos. Tienen la capacidad de conceder deseos a los mortales, sin embargo esto requiere con frecuencia grandes rituales o la adoración del marid.

Genios

El islam incorporó parcialmente la antigua creencia en los genios, y de este modo son hoy en día personajes presentes en las tradiciones de todos los pueblos del área islámica. Es prácticamente seguro, sin embargo, que esos genios no responden únicamente a los genios semíticos originales, ya que la extensión del mensaje del Corán impuso un mismo nombre a muchas manifestaciones distintas propias de los países islamizados. Así, en lugares donde el mazdeísmo hizo mella antes que el islam los genios son protagonistas de diversas prácticas mágicas alejadas de la ortodoxia sunní; para los tuareg, son tentadores del desierto y ladrones nocturnos, así como para los musulmanes de la India pueden ser molestos invasores del hogar que deben ser expulsados usando ciertas suras del Corán, en una ceremonia no muy distinta del exorcismo católico.

El Islam considera a los genios seres creados de fuego sin humo, dotados como el ser humano de libre albedrío y que pueden obedecer a Dios o bien a Iblís, el demonio, a quien a veces se describe como tal, es decir como ángel caído, y a veces es considerado genio:

Hemos creado al hombre de barro, de arcilla moldeable

Antes, del fuego ardiente habíamos creado a los genios.

(Corán, 15, 26-27)


Los genios son, pues, la tercera clase de seres creada por Dios, junto a los hombres y los ángeles. La creencia en esta tercera raza marca una diferencia respecto a las otras dos religiones monoteístas (cristianismo y judaísmo).

Los genios, a diferencia de los ángeles, comparten el mundo físico con los seres humanos y son tangibles, aunque sean invisibles o adopten formas diversas. Los genios y los humanos pueden casarse y procrear. Por esta razón, la jurisprudencia islámica medieval llegó a regular las condiciones relativas a matrimonio, descendencia y herencia entre genios y humanos. Fueron muchos los pensadores musulmanes medievales que dudaron de la existencia de los genios (no así de la de los ángeles) o directamente la negaron, como Avicena, Al-Farabi o Ibn Jaldún.

La creencia popular en los genios sigue estando muy extendida en las áreas rurales de algunos países islámicos y es muy frecuente su aparición en la literatura popular. En occidente son conocidos sobre todo los genios malignos del tipo ifrit, a través de los cuentos de Las mil y una noches y sus adaptaciones cinematográficas.

Una muestra a la vez de la creencia popular en los genios y de que pueden ser seres dignos de devoción e imitación la encontramos en Marruecos, donde, en el marco del muy popular culto a los morabitos o santones, se inscribe el culto a un personaje que no es humano sino genio. Se trata del morabito Sidi Shamharush, situado en la aldea del mismo nombre en el Atlas, y al cual acude la gente de la zona en peregrinación para ganarse la baraka o bendición divina por intercesión del santón. El culto es similar al que se prodiga a otros morabitos, salvo por el hecho de que en este caso no gira alrededor de una tumba, ya que Sidi Shamharush no está muerto: vive de día bajo la forma de perro negro y por la noche adopta apariencia humana.

Características y tradiciones

Los genios son una especie maliciosa, pero no necesariamente maligna. En sus más benignas formas de comportamiento, suelen ser bromistas y embaucadores. Tienen una miríada de atributos, debido al efecto aglutinante que tuvo la extensión del islam respecto a las leyendas y supersticiones locales de los pueblos islamizados. Pueden ser invisibles o cambiar a voluntad de forma, haciéndose pasar por animales o presentándose con la apariencia de una mujer hermosa para visitar a los hombres por la noche, hacerles el amor y robarles la energía, como si se tratara de súcubos. Pueden también ser dominados a través de un objeto (como la lámpara maravillosa de Aladino) y convertirse así en esclavos de quien posea dicho objeto.

Los genios pueden ser causantes de ciertas formas de locura. La palabra árabe que designa al "loco" es maynun, que etimológicamente significa poseído por los genios. Pueden atravesar sólidas paredes sin dejar de tocar lo material y a los vivos, desplazarse a grandes velocidades, transfigurarse en seres humanos y suplantar a familiares y conocidos. El estado normal de un genio es el de invisible para los humanos, ya que Dios les proporcionó muchas habilidades, pero dificultó de esta forma que pudiéramos relacionarnos normalmente con ellos. Cuenta la tradición que al final de los días esta situación se invertirá y seremos nosotros quienes podamos verlos, obteniendo la ventaja que desde el principio del mundo atesoraron.

Los genios tienen dinastías y jerarquías, no desmereciendo de la misma demonología católica en este punto. En otras culturas, como en la Mitología guanche (Tenerife, Canarias, España), también existía la creencia en seres que calificaríamos como genios, como los llamados Dioses paredros o Maxios (genios domésticos y de la naturaleza), los Tibicenas (genios malignos) y también el demonio Guayota (dios o diablo del mal aborigen), al que, al igual que al Iblís árabe, se le identifica a veces con un genio. Los guanches eran de origen bereber, del norte de África, lo que refuerza la hipótesis de un parentesco entre los genios africanos y este panteón isleño.

Más acerca del Djinn

En la historia de Aladino la suerte de un joven cambia al encontrarse con una lámpara maravillosa que contiene a un genio agradecido y dispuesto a cumplir cualquiera de sus deseos.

Esa es la imagen que se ha difundido popularmente sobre los genios. Sin embargo basta con abrir las páginas del libro original de Las mil y una noches, -al que por cierto, de acuerdo con Borges, le fue añadida la historia de Aladino-, para encontrarse con un perfil de los genios radicalmente distinto.

Son llamados Djinn y los personajes que alternan con ellos están en todo momento conscientes de su verdadera identidad, la de demonios del desierto.

Referencia al Djinn en el Corán

En su Guía de campo sobre demonios, hadas, ángeles caídos y otros espíritus subversivos, Carol K. Mack y Dinah Mack explican el origen de los genios.

Pertenecen, dicen las autoras, a una antigua especie islámica de espíritus que habitaban el desierto. Ya en el Corán se explica que surgieron del fuego sin humo mucho tiempo antes de que el hombre poblara la Tierra.

Y con todo, su existencia se unió a la del humano a tal grado que por cada persona que nace brota un Djinn equivalente. Este Djinn rondará a su par humano siempre buscando una oportunidad para arrastrarlo hacia el mal.

El Djinn era un demonio

Sin embargo no sería sencillo reconocerlo, nunca nadie ha visto a un Djinn con su apariencia verdadera.

Se sabe que con frecuencia asumen la forma de perros negros, gatos negros o serpientes y se recomienda por lo tanto mostrar respeto ante estos animales.

Cuando un genio adopta la figura humana, cosa que ha llegado a suceder, podrá ser distinguible de las personas comunes porque la colocación de sus ojos no es la correcta. Los ojos de un Djinn se abren sobre su cara de forma vertical, de manera que los párpados y las pestañas quedan de lado izquierdo y derecho.

Ciudades Djinn bajo el Desierto

Entre las tribus nómadas que atraviesan el desierto se habla de ciudades de Djinns construidas bajo la arena.

Aquellos que pasan la noche en vela dan cuenta de haber escuchado la música de esas ciudades emergiendo desde el subsuelo.

Pero aunque el desierto es el lugar más apreciado por los genios no es extraño, se dice, encontrarlos en las ruinas, los pozos o incluso más cerca, al interior del hogar viviendo en las hornillas de la estufa.

Su origen los lleva siempre de vuelta al fuego, por eso se aconseja que si se ha encendido una fogata en el desierto se evite apagarla con agua. Los Djinn que habitan las cenizas tomarían ese gesto como una ofensa.

Su furia es fácil de provocar y las consecuencias pueden ser terribles.

El Genio del lugar

Es bien sabido que los genios son los causantes de las tormentas de arena, de los torbellinos y de la caída de estrellas fugaces.

Por eso, antes de atravesar un nuevo territorio y para evitar una desgracia mayor los viajeros deben pedir su anuencia al Djinn del lugar.

La respuesta sin embargo no siempre es positiva, y si se ve en el horizonte un remolino que se alza hacia el cielo se puede considerar que el genio ha prohibido el paso.

Contrario a lo que podría pensarse, en las ciudades y en los pueblos tampoco se está a salvo de la ira de los genios. Si son perturbados podrían manifestarse causando pesadillas o, en casos más serios, provocando enfermedades y epidemias.



Rezar el bismillah para librarse del genio

Existen momentos en la rutina de toda persona en los que los genios, tan numerosos como los granos de arena, se acercan más. Es entonces cuando se recomienda rezar el bismillah (en el nombre de Ala).

La comida es una de esas ocasiones. Los Djinn suelen fisgonear dentro de los alimentos y aquel que los ingiere sin haber pronunciado sus plegarias corre el riesgo de tragárselos.

Ingerir a un Djinn inevitablemente lleva a la locura y una serie de medidas, entre las que destaca escribirles encantamientos en su lengua prehumana, se hacen necesarias para expulsarlos.

Con todo la hora de la comida no es el único momento de riesgo. Cada vez que se apaga una lámpara, una fogata o cualquier otro fuego conviene rezar el bismillah.

Los Djinn, dada su naturaleza ígnea, siempre se encuentran cerca de la lumbre.


Sal contra el Djinn

Es recomendable además el uso de la sal. Sobre la comida, en los bolsillos, en los zapatos, bajo la almohada y esparcida por el suelo. Los genios del desierto odian la sal.

Pero el consejo más útil siempre será tener cuidado cuando se habla de ellos. Los genios siendo tan antiguos y tan numerosos están presentes en toda conversación. La esperanza de que no entiendan otro idioma es vana. Llegaron a la tierra antes que nosotros y conoce todas las lenguas inventadas por el hombre.

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