martes, 20 de agosto de 2013

Federico García Lorca: Poesía y Drama

POESÍA Y DRAMA EN LA VIDA DE FEDERICO GARCÍA LORCA


Esta noche nos convoca Federico García Lorca, el famoso poeta y dramaturgo nacido en Fuente Vaqueros, Granada, España, el 5 de junio de 1898, y asesinado, a manos de las fuerzas nacionalistas de Franco, al comienzo de la Guerra Civil Española, cerca de su ciudad natal el 19 de agosto de 1936.

“Su sonrisa era mágica y morena, y traía la felicidad”. Así le evocaba Pablo Neruda, quien advertía contra los homenajes porque al hablar de Federico era necesario hablar de la inmortalidad de la alegría. Rasgo que parece ser uno de los signos distintivos del poeta español, en lo que coinciden todos aquellos que le conocieron: la alegría como centro de la existencia, la celebración de la belleza, de la escritura y la amistad. Vicente Aleixandre lo recordaba así, pero advertía que, a veces, se quedaba serio, con los grandes ojos negros sin mirar hacia ningún sitio, envuelto en un denso halo de melancolía.

Su creación literaria se fundamenta en la exploración de múltiples registros, en el uso de materiales vanguardistas y populares como base para una voz lírica personal, irrepetible.

Como poeta, su reputación nace con Romancero Gitano (publicado en 1928), continúa con Poema de Cante Jondo (aparecido en 1931) y Llanto por Ignacio Sánchez Mejías (de 1935). Obras que despliegan con magnífica riqueza el mundo andaluz, con pizcas de humor y un copioso imaginario que incluye un mundo cuasi-primitivo y mítico. Además del trasfondo flamenco, el sentido rítmico-lingüístico de su literatura es fascinante.

Su Romancero gitano emplea leyendas andaluzas populares, además de una nutrida serie de figuras del lenguaje como metáforas y símbolos donde se despliegan lunas, colores, caballos, peces, agua, para transmitir sentimientos ambivalentes de amor y muerte.

De ahí la figura:
La luna vino a la fragua
con su polisón de nardos.
El niño la mira, mira.
El niño la está mirando.

De ahí el erotismo:
Aquella noche corrí
el mejor de los caminos,
montado en potra de nácar
sin bridas y sin estribos.

Poema del cante jondo que, mediante la unidad temática, formal, conceptual y la expresión de los sentimientos, debida en parte a su inspiración folclórica, describe la lírica neopopularista de la Generación del 27.

Oímos con Federico:
Empieza el llanto
de la guitarra.
Se rompen las copas
de la madrugada.
Empieza el llanto
de la guitarra.
Es inútil callarla.
Es imposible
callarla.

En el año de 1934 fallece su amigo torero Ignacio Sánchez Mejías durante una corrida. Inspirado en este dramático suceso, Federico compone su elegíaco Llanto por Ignacio Sánchez Mejías.

Así llora el poeta:
A las cinco de la tarde.
Eran las cinco en punto de la tarde.
Un niño trajo la blanca sábana
a las cinco de la tarde.
Una espuerta de cal ya prevenida
a las cinco de la tarde.
Lo demás era muerte y sólo muerte
a las cinco de la tarde.

Del mismo tenor hispánico y popular resultan los Seis poemas gallegos escritos en 1935.
Un homenaje a Galicia desde donde Federico canta:

Por las calles infinitas
los gallegos paseaban
soñando un valle imposible
a la orilla de la pampa.

Cabe mencionar que sus poemas inaugurales quedan reunidos en su Libro de poemas, del año 1921.
Ahí nos dirá, susurrando a Gerardo Diego:

Pero ¿qué voy a decir yo de la Poesía? ¿Qué voy a decir de esas nubes, de ese cielo? Mirar, mirar, mirarlas, mirarle, y nada más. Comprenderás que un poeta no puede decir nada de la Poesía. Eso déjaselo a los críticos y profesores. Pero ni tú ni yo ni ningún poeta sabemos lo que es la Poesía.


Luego de estudiar en su país natal, realiza un viaje a Estados Unidos y a Cuba. De esta época data la compilación de poemas publicada bajo el nombre Poeta en Nueva York (escrito entre 1929 y 1930 pero publicado de manera póstuma en 1940). La visión crítica del mundo irrumpe en la poética de Lorca a través de sus ambiguos y deliberadamente disonantes poemas de influencia surrealista:

Esta es la voz de Lorca, que mira:
La nieve de Manhattan empuja los anuncios
y lleva gracia pura por las falsas ojivas.
Sacerdotes idiotas y querubes de pluma
van detrás de Lutero por las altas esquinas.

Es después de sus Poemas en prosa, que nace ese revolucionario ciclo en que el escritor toma partido por las víctimas de la dominación capitalista sin dejar de lado sus preocupaciones individuales.
Escuchemos a Federico:

Santa Lucía fue una hermosa doncella de Siracusa.
La pintan con dos magníficos ojos de buey en una bandeja.
Sufrió martirio bajo el cónsul Pascasiano, que tenía los bigotes de plata y aullaba como un mastín.
[…]
Ella demostró en la plaza pública, ante el asombro del pueblo, que mil hombres y cincuenta pares de bueyes no pueden con la palomilla luminosa del Espíritu Santo. Su cuerpo, su cuerpazo, se puso de plomo comprimido. Nuestro Señor, seguramente, estaba sentado con cetro y corona sobre su cintura.

Es Diván del Tamarit, finalizado en 1934 pero publicado después del fatídico 1936, donde con sus casidas árabes y en sus gacelas, le canta a los poetas árabes de Granada.
Dice así Lorca:

Por las ramas del laurel
vi dos palomas oscuras.
La una era el sol,
la otra la luna.
«Vecinita», les dije,
«¿dónde está mi sepultura?»
«En mi cola», dijo el sol.
«En mi garganta», dijo la luna.

Son sus Sonetos del amor oscuro, escritos durante sus últimos años de vida, los que manifiestan un desgarramiento personal no exento de erotismo.
Siente Lorca:

Quiero llorar mi pena y te lo digo
para que tú me quieras y me llores
en un anochecer de ruiseñores
con un puñal, con besos y contigo.

Como dramaturgo, escribió obras tempranas con claras implicaciones sociales como Mariana Pineda (publicada en 1928) y una cómica invención dramática llamada La zapatera prodigiosa (cuya primera redacción data del año 1930, aunque fue ampliada en 1935). Su interés por el teatro popular le dio reputación de “escritor izquierdista”, lo que contribuyó a preparar el escenario de su muerte.

El primer gran éxito de Federico es Mariana Pineda, romance popular en tres estampas. Estrenada en el año de 1927, cuenta la vida de la heroína del mismo nombre, que fue condenada a muerte por bordar una bandera liberal. Es, por tanto, un drama histórico en cuanto a la anécdota inicial. Pero Lorca, partiendo de ella, elabora una historia en la que la libertad se mezcla con el amor. Construye un triángulo amoroso: Mariana está enamorada del liberal Pedro Sotomayor y éste le corresponde, pero ama más a la libertad; por su parte, Pedrosa, el hombre de la ley, está enamorado a su vez de Mariana. Al saber éste último que no es correspondido y que la heroína ama a otro, la aprehenderá con la excusa de la bandera y la llevará al cadalso.
Ahí escuchamos:

¡Yo soy la libertad porque el amor lo quiso!
¡Pedro!  La libertad por la cual me dejaste.
¡Yo soy la libertad herida por los hombres!
¡Amor, amor, amor y eternas soledades!”

Por su parte, La zapatera prodigiosa, farsa violenta en dos actos, se ambienta en un escenario de Andalucía donde se entretejen imaginación y realidad mediante el  procedimiento conocido como “puesta en abismo”, es decir, el teatro dentro del teatro. Un zapatero se va de su casa porque no tolera seguir soportando a su hermosa pero egocéntrica esposa. Dispuesto a recuperar su matrimonio, se disfraza de titiritero y representa su propia vida marital en el tablado de una cantina. La zapatera, que asiste al espectáculo, se emociona y jura mantener la lealtad a su marido zapatero, quien en ese momento descubre su identidad. Desde entonces, ambos inician una nueva vida de amor conyugal.
Desde dentro las voces cantan:

Quién te compra zapatera
el paño de tus vestidos
y esas chambras de batista
con encajes de bolillos.
Ya la corteja el alcalde,
ya la corteja don Mirlo.
Zapatera, zapatera,
¡zapatera te has lucido!

Su prestigio como escritor de teatro, sin embargo, descansa fundamentalmente en tres famosas tragedias: Bodas de sangre (1935), Yerma (1937) y La casa de Bernarda Alba (publicada póstumamente en Buenos Aires en 1940). En estas tragedias aparecen temáticas vinculadas con las imágenes recurrentes de su Romancero gitano: el poder de fuerzas no identificadas asociadas a la tierra, la sangre, el sexo, el agua, la fertilidad e infertilidad, la muerte y la luna, que parecen incidir de forma permanente en los personajes.

Después de mucho haber viajado y vivido durante largos períodos en Madrid, Federico recordaría cómo afectaba a su obra el ambiente rural; lo expresa así: “Amo a la tierra. Me siento ligado a ella en todas mis emociones. Mis más lejanos recuerdos de niño tienen sabor de tierra. Los bichos de la tierra, los animales, las gentes campesinas, tienen sugestiones que llegan a muy pocos. Yo las capto ahora con el mismo espíritu de mis años infantiles. De lo contrario, no hubiera podido escribir Bodas de sangre.”
Se sabe que su argumento está inspirado en hechos reales: una novia es raptada por su viejo amante el día de su casamiento y el fallido marido se venga asesinándolos.
La estructura coral de esta obra es un homenaje a la tragedia griega, cuyos cantos solemnes eran empleados como comentarios a la acción dramática.
De la misma manera, Lorca introduce el coro de leñadores:

Ahora la estará queriendo.
El cuerpo de ella era para él y el cuerpo de él para ella.
Los buscan y los matarán.
Pero ya habrán mezclado sus sangres y serán como dos cántaros vacíos, como dos arroyos secos.
Hay muchas nubes y será fácil que la luna no salga.
El novio los encontrará con luna o sin luna. Yo lo vi salir. Como una estrella furiosa. La cara color ceniza. Expresaba el sino de su casta.
Su casta de muertos en mitad de la calle.
¡Eso es!
¿Crees que ellos lograrán romper el cerco?
Es difícil. Hay cuchillos y escopetas a diez leguas a la redonda.
Él lleva buen caballo.
Pero lleva una mujer.


Publicada en 1934, Yerma, narra la historia de una campesina, frustrada por no poder engendrar hijos con su marido, Juan. La obra explora el conflicto interno de una mujer casada que anhela y busca infructuosamente ser madre, para sentirse una mujer completa. La tragedia de la protagonista es anunciada por su nombre y materializada por la posible esterilidad de su pareja. Juan, su esposo, no puede ni quiere engendrar hijos. El hecho de que Yerma mate a su marido, por impotencia, hace oficial su realidad y su tragedia.
Nuevamente aparecen coros en esta historia, repartidos entre las lavanderas y las vecinas, que hablan acerca de los sentimientos de la protagonista y comentan la ceremonia efectuada en la romería.
Así, canta el coro:

¡Ay qué blanca
la triste casada!
¡Ay cómo se queja entre las ramas!
Amapola y clavel serás luego,
cuando el Macho despliegue su capa.
Si tú vienes a la romería
a pedir que tu vientre se abra,
no te pongas un velo de luto,
sin dulce camisa de holanda.

Pocos días antes de morir –en el año 1936– Lorca coloca el punto final a su obra cumbre, La casa de Bernarda Alba. La califica como un "drama de mujeres en los pueblos de España" en el que exhibe la cruda dominación que una madre impone a sus hijas durante el duelo por el padre muerto.
El conflicto se desata cuando las hijas se enamoran del pretendiente de la hija mayor, y la menor se atreve a mantener una relación sexual con el mismo. Apenas Bernarda conoce la violación de las reglas morales y maternas, endurece su tiranía doméstica y simula haber asesinado al pretendiente por sus propias manos. La hija pequeña reacciona ahorcándose y, desde entonces, el resto de las hermanas harán de su existencia una muerte en el vida.
Desde ahí nos pega la sentencia de Bernarda:

Aquí se hace lo que yo mando. Ya no puedes ir con el cuento a tu padre. Hilo y aguja para las hembras. Látigo y mula para el varón.
Mientras Adela grita:

Ya no aguanto el horror de estos techos después de haber probado el sabor de su boca. Seré lo que él quiera que sea. Todo el pueblo contra mí, quemándome con sus dedos de lumbre, perseguida por los que dicen que son decentes, y me pondré delante de todos la corona de espinas que tienen las que son queridas de algún hombre casado. 

Los tópicos recurrentes en la poesía y drama lorquianos son la libertad, el amor y –especialmente– el respeto y la admiración por la naturaleza femenina. En sus inicios, el romanticismo y la ambientación de su drama han sido asimilados al teatro decimonónico, aunque es preciso señalar que Lorca logra desarrollar un estilo propio fácilmente identificable: no se trata de una mera imitación sino de verdadera creación.

El universo lorquiano revela una intensa capacidad creativa para combinar géneros: la lírica y el teatro, como había hecho Calderón de la Barca durante el Siglo de Oro. Su técnica y su poder de expresión son perfectos.

Federico se preocupa por desmantelar permanentemente una falsa moral burguesa y, de manera subliminal, plantea la necesidad de establecer un lazo más auténtico entre los sexos, poniendo en primer lugar un erotismo sin tabúes.

En relación a los temas y subtemas, el amor aparece en primer plano, y se muestra como un producto cósmico, pansexual. Subtemas derivados son la infancia, la esterilidad y la muerte.

El teatro lorquiano es un paradigma de la experimentación que abogó por la libertad en todos sus órdenes: el individual, el moral, el sexual y el político. Y este “atrevimiento”, lamentablemente, lo pagó con la vida.
En sus poemas y en sus dramas se revela como agudo observador del habla, de la música y de las costumbres de la sociedad rural española. Una de las peculiaridades de su obra es cómo ese ambiente, descrito con exactitud, llega a convertirse en un espacio imaginario donde se da expresión a todas las inquietudes más profundas del corazón humano: el deseo, el amor y la muerte, el misterio de la identidad y el milagro de la creación artística.

Sus teorías acerca del proceso de creación aparecen plasmadas en una conferencia titulada "El teatro y la teoría del Duende", primero dictada en Buenos Aires y luego en La Habana, en el año de 1933. En ella, Lorca defiende la idea de que el gran arte depende de un conocimiento cercano de la muerte, de la conexión con los orígenes de una nación y de un reconocimiento de las limitaciones del raciocinio.

Cuando la Guerra Civil se desató en el año 1936, García Lorca partió de Madrid a Granada, aunque era consciente de que de esa manera estaba viajando hacia su muerte, porque era una ciudad conocida por tener la oligarquía más conservadora de Andalucía. García Lorca y su cuñado, que era el alcalde socialista de Granada, pronto fueron arrestados. Los asesinó la milicia de la Falange el 19 de agosto de 1936 y los echó en una tumba sin nombre entre los pueblos de Víznar y Alfacar, cerca de Granada.

Existe una gran controversia acerca de los motivos y detalles de la muerte del poeta. El dossier compilado a pedido de Franco todavía no ha sido difundido públicamente.

El régimen franquista censuró la difusión de sus creaciones hasta que en el año 1953 se publicaron las Obras completas. Sin embargo, en esa primera versión no se incluyeron sus Sonetos de Amor Oscuro, escritos en noviembre de 1935 para sus amigos íntimos. Estos estuvieron “perdidos” hasta 1984, cuando finalmente fueron publicados.

Sólo después de la muerte de Franco, ocurrida en 1975, vida, obra y muerte de García Lorca pudieron ser abiertamente discutidas en España.

Su vida se encontró señalada por el fragor de una historia cambiante y turbulenta. Nació en 1898, el año de las voces de Baroja, Azorín, Unamuno, Antonio Machado y Valle-Inclán; el año en el que España perdió sus colonias. Federico fue asesinado en 1936, cuando su país se hundía en la pesadilla de la guerra civil. Entre esas dos fechas Lorca protagonizó una aventura personal y estética en la que la poesía y el teatro en lengua española tuvieron en él a uno de sus máximos exponentes. Sabemos de su pertenencia a la llamada Generación del 27, de su amistad con Dalí, Buñuel, Falla o Neruda y de sus años en la Residencia de Estudiantes de Madrid; de sus proyectos de difusión del teatro con La Barraca, de su pasión por el dibujo y por la música, que tanto influyó en su creación artística.


García Lorca construyó un universo propio, un cosmos imaginario lleno de pasiones, tensión verbal, vibraciones simbólicas que permitieron que aún hoy su escritura sea referencia en el mundo entero.
Fue una de las figuras centrales de una España prometedora y viva que se vio truncada por la guerra. Como él mismo dijo de su amigo Ignacio Sánchez Mejías “Tardará mucho tiempo en nacer, si es que nace, un andaluz tan claro, tan rico de aventura”.

Tardanza que ve el llanto oído por Machado:
Se le vio, caminando entre fusiles,
por una calle larga,
salir al campo frío,
aún con estrellas de la madrugada.
Mataron a Federico
cuando la luz asomaba.
El pelotón de verdugos
no osó mirarle la cara.
Todos cerraron los ojos;
rezaron: ¡ni Dios te salva!
Muerto cayó Federico
—sangre en la frente y plomo en las entrañas—
... Que fue en Granada el crimen
sabed —¡pobre Granada!—, en su Granada.

Muchas gracias.
Febrero de 2013.

Dejo dos presentaciones acerca de Federico García Lorca:




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