miércoles, 23 de noviembre de 2011

El rey Arturo y los Caballeros de la Mesa Redonda



Cuenta la leyenda que Uther, Rey de lo que se conoce ahora como Gran Bretaña, decidió un día firmar la paz con uno de sus más fieros enemigos: el duque de Cornwall. Para ello invitó al duque y a su señora esposa a su castillo. Cuando Uther conoció a la duquesa Ingraine quedó totalmente enamorado de ella.

Al darse cuenta de esta situación, la duquesa le pide a su marido retirarse inmediatamente del castillo y regresar a casa. El duque de Cornwall se retiró del castillo y reinició la guerra. El amor de Uther por la duquesa era tan grande que se enfermó y buscó la ayuda de Merlin, el mago de la corte.

Éste le dijo que lo único que tenía era "Mal de Amores" y que podía ayudarlo con una condición: el hijo que tuviera con Ingraine se lo entregaría a él (a Merlin), para educarlo y prepararlo para cumplir su destino, que no era otro que ser el más grande Monarca de Inglaterra.

Esta conversación animó a Uther para ir con sus tropas, en busca de su amor. El duque se enteró de sus intenciones y fue a su encuentro. En la lucha Cornwall muere y los mensajeros de Uther convencen a Ingraine para que se convierta en su esposa. Al final, ella accedió y pronto se casaron.

Cuando nació el heredero, fue Merlin a ver a Uther y éste se lo entregó como había prometido. La criatura fue entregada a Sir Héctor, un noble de la corte, quien no tenía conocimiento de la sangre real del niño. El infante fue bautizado con el nombre de Arturo.


Cuando Arturo contaba con dos años su padre, Uther, murió. El reinó entró entonces en una etapa de anarquía casi incontrolable que duró por años. Un buen día Merlin reunido con el arzobispo de Canterbury le dijo a los nobles de la corte que sería Cristo a través de un milagro quien señalaría el sucesor legítimo de Uther. El milagro no se hizo esperar, y en el cementerio próximo a la iglesia apareció una espada encajada en una piedra. En la hoja de la espada estaba inscrito: "quien pueda desencajarme de esta piedra será Rey de toda Bretaña por derecho de nacimiento". Ante este milagro todos los nobles intentaron sacar la espada, sin ningún resultado.

Fue así como se decidió que, después del torneo tradicional de cada año, los caballeros asistentes podrían probar suerte con la espada milagrosa. En uno de esos torneos (años después de la muerte de Uther), participaba Sir Héctor y Sir Kay, su hijo. Arturo no participaba porque era todavía un muchacho de 15 años, Cuando se dio comienzo a la competencia, Sir Kay se dio cuenta que no tenía su espada, entonces le pidió a su hermanastro que se la fuera a buscar a su casa.

Arturo fue corriendo a buscarla pero no pudo entrar a su casa, pues estaba cerrada, entonces se recordó de la espada que estaba en el cementerio y fue en su busca. Tomó la espada por su empuñadura y la sacó con total facilidad. Al entregársela a Sir Kay , éste se dio cuenta al instante que era la espada del cementerio, así que se la enseñó a su padre. Sir Héctor quedó lleno de estupefacción y se llevó a sus hijos hasta el cementerio. Allí le dijo a Arturo que volviera a meter la espada en su sitio, Arturo lo hizo. Luego, le instó a que la sacara nuevamente. Al ver a su hijo adoptivo sacar la espada tan fácilmente se postró de rodillas al igual que Sir Kay. Arturo se asombró de esto y Sir Héctor, con voz emocionada, le explicó que desde ese momento sería el Rey de toda Bretaña.

Fueron entonces donde el arzobispo y le contaron la gran hazaña. El arzobispo reunió a todos los caballeros alrededor de la espada y dejó probar su suerte a cada uno. Dejó para el final a Arturo y éste volvió a sacar fácilmente la espada de la piedra, esta vez delante de un gran número de personas.

Fue así proclamado de manera oficial como Rey de toda Bretaña y la espada se colocó solemnemente en altar mayor de la catedral de Canterbury.

Poco después de su nombramiento, Arturo salió un día a pasear por un bosque cercano al palacio. En un camino solitario vio a unos maleantes que estaban acosando a un pobre anciano, cuando éstos vieron a Arturo acercarse salieron corriendo. El rey no se había dado cuenta que ese viejo indefenso no era otro que el mago de la corte, el gran Merlín. Éste, lejos de agradecerle su llegada, le dijo a Arturo que lo estaba esperando y que le iba salvar la vida. El joven monarca no lo entendió y siguió caminando junto con el mago. Unos minutos después se encontraron con un caballero en la mitad del camino, quien con aire arrogante les dijo:

"Nadie pasa por aquí sin antes pelear conmigo". Arturo aceptó el reto y, aunque luchó con fiereza, el caballero era mucho más diestro. Tanto fue así que casi pierde la vida si no es por la ayuda de Merlin quien, gracias a sus poderes mágicos, adormeció al caballero. Después de esto Merlin le explicó que el nombre de ese arrogante caballero era Pellinore y sería el padre de Percival y Lamorak de Gales. Percival sería uno de los que buscarían el Santo Grial.

Arturo no le dio mucha importancia a todo lo que dijo el mago, estaba mas preocupado por su espada, que se había perdido en la pelea. Merlin le aseguró que había una mejor para él. Entonces se fueron a un lago cercano donde, de una manera misteriosa, estaba un brazo erguido que empuñaba una espada. "Ahí está tu espada", dijo Merlin. Arturo no sabía como llegar a la espada y entonces vio a lo lejos una balza con una joven vestida de blanco. "ella es la dama del lago, debes convencerla para que te dé la espada".

La dama se acercó y el Rey le pidió la espada, ella le dijo que se la daría si le concedía un deseo. Arturo aceptó y la dama le dijo:" Toma mi barca y navega hasta donde está el brazo, él te dará la espada. En cuanto a mi deseo, te lo pediré después". Cuando Arturo tomó por fin la espada notó que en la hoja podía leer una inscripción que decía: "Excalibur", más abajo decía: "Tómame". Y del otro lado de la hoja decía: "Arrójame lejos". Esta espada sería la protagonista de innumerables batallas victoriosas y de grandes hechos heroicos.

El Rey Arturo comenzó sus primeros años de gobierno pacificando al país, y creando un mejor estado de vida. Pronto fue respetado por sus súbditos y temido por sus enemigos. Cuando ya tenía edad para casarse le comentó a Merlin que en una visita que había hecho al reino de Cameliard había visto a la hija del rey y se había quedado prendado de ella. Acto seguido le pidió al mago que reuniera una comisión de representantes del reino británico para ir donde el rey Legradance para pedir la mano de Guenevere, su hija. El rey de Cameliard quedó encantado con la propuesta y además de conceder la mano de la princesa le mandó como regalo una gran mesa redonda que le había regalado Uther. En esta mesa cabían hasta ciento cincuenta caballeros sentados.

Cuando Arturo escuchó las noticias que le traía Merlin, se alegró mucho y mandó a Sir Lancelot (su mejor caballero) a recibir a Guenevere y llevarla a Palacio. Cuando Sir Lancelot vió por primera vez a la futura reina se enamoró perdidamente y ella a su vez le sucedió lo mismo. Pero estaban conscientes de la situación en que estaban y prefirieron no hacer nada al respecto (por el momento).

La mesa se colocó en un gran salón del palacio. Arturo decidió que en ella se sentarían sus mejores caballeros y que para poder sentarse en ella tendrían que hacer un juramento especial de fidelidad al reino de Camelot, a la iglesia y a las más nobles costumbres. Ningún caballero que fuera miembro de esta Orden podría hacer actos ilegales, deshonestos y mucho menos criminales.

Cuando se reunieron por primera vez ante la mesa y se disponían a sentarse un gran relámpago seguido por un fuerte trueno los sorprendió a todos. Merlin, que estaba en el salón de la mesa redonda, dijo en tono muy solemne: "Caballeros es el momento para que cada uno le rinda homenaje al rey". Uno a uno fue pasando al frente de Arturo haciéndole una reverencia como acto de sumisión, fidelidad y respeto. A medida que iban pasando, el nombre de cada caballero aparecía grabado en oro en una de las sillas. Una vez sentado en sus respectivos puestos, se dieron cuenta que sobraban tres. Pronto Merlin les explicó:

"Dos de estos tres puestos serán para los dos mejores caballeros de cada año, y la otra silla será sólo para el hombre más digno del mundo. Si alguien no reúne méritos para sentarse en esta silla y osa sentarse, morirá en el acto". Fue así, que en lo sucesivo varios caballeros se turnaron el derecho de sentarse en los dos puestos de honor, pero ninguno se atrevía a sentarse en el puesto prohibido. Ni siquiera Lancelot, que era el considerado más valiente y digno de todos los caballeros, osaba con pensar siquiera en la posibilidad de sentarse ahí.

Años después se presentó al palacio un gran sabio. Arturo lo hizo pasar. El anciano al ver el puesto vacante llamado: "el puesto peligroso", dijo: "El espíritu de Merlín me visitó y me dijo que en ese asiento se habrá de sentar el caballero más digno y más puro del reino, aquel que conseguirá traer el Santo Grial. Este caballero aún no ha nacido". Todos los que estaban reunidos se sorprendieron por la revelación y Arturo se sorprendió más por cuanto ni siquiera sabía de la muerte del mago.



El Santo Grial era el cáliz donde José de Arimatea había depositado la sangre de Jesucristo. Se suponía que tenía propiedades mágicas y que el ser que lograra verlo podía ser testigo de una experiencia trascendental, espiritualmente hablando. Sucedió que un buen día (veinte años de haberse formado la Orden de la mesa redonda) se presentó al palacio Elaine, hija del Caballero Pelle, con el hijo que le había dado a Lancelot.

Al presentarse el niño en el salón, la silla prohibida fue objeto de un milagro: en el espaldar apareció grabado en letras de oro "Este asiento ha de ser Ocupado". Sir Lancelot vio este mensaje y supo que Galahad, su hijo, era el mejor prospecto para sentarse en esa silla. Tiempo después, Galahad le pidió a su padre el permiso para formar parte de la Orden, Lancelot se lo concedió. Cuando Sir Galahad cumplió los 15 años entró al salón de la gran mesa acompañado de un anciano. El anciano le apuntó el asiento prohibido y todos los caballeros observaron como se formó magicamente el nombre de Galahad en el espaldar de la silla. Sir Galahad tomó asiento en la silla prohibida y todos quedaron maravillados y le rindieron honores al digno caballero. Ese mismo día, más temprano, había aparecido en un lago una piedra con una espada clavada en ella. El rey Arturo instó a Lancelot y a Gawain para que intentaran sacar la espada, pero fue Sir Galahad quien la pudo sacar sin la menor dificultad. Esta espada había pertenecido a un gran caballero llamado Balin.
Ese día comenzaban los torneos tradicionales, en los cuales Galahad demostró sus grandes habilidades guerreras y su valentía. Cuando acabaron esos días de torneo, todos los caballeros se reencontraron en la mesa redonda. Comenzaron a discutir de las cosas cotidianas del reino y cuando ya estaba avanzada la conversación fueron interrumpidos por un fuerte trueno en el medio del salón y seguidamente un gran rayo atravesó el centro de la mesa. Todos se quedaron estupefactos al ver en frente de ellos bajar a traves del rayo el Santo Grial. Éste iba cubierto de una fina tela de oro.

Una vez terminada la aparición, Sir Gawaine se levantó y con una voz sumamente emocionada dijo: "Nos ha sido negada la visión del Santo Grial y yo anuncio que mañana saldré en su búsqueda y no regresaré a Camelot hasta que lo haya visto". Este anunio contagió a todos. Uno a uno, se fueron levantando y haciendo el mismo juramento.

El rey Arturo estaba consternado. Con lágrimas en los ojos le dijo a su querido sobrino que con su decisión había destinado a la Orden a su pronta disolución. Todos los caballeros se dispersarían por el mundo, y muy pocos regresarían con vida. La misma reina y Lancelot estaban tristes y sabían que la Orden de los Caballeros de la Mesa Redonda empezaba a disolverse para siempre.

Muchas fueron las aventuras de todos los caballeros que fueron en busca del Santo Grial, pero fueron tres los caballeros que más se destacaron por sus logros. Éstos eran: Sir Galahad, Sir Percival y Sir Bors. Ellos se encontraron casualmente en un cruce de caminos en un bosque cercano al castillo del rey Pelles, Guardián de las santas reliquias. Fueron allí para cenar y pasar la noche. Durante la cena ocurrió una aparición del Grial con unos ángeles alrededor de él y un anciano con un letrero en la frente que decía José. Este anciano dio la comunión a los presentes, luego se dirigió a Sir Galahad y le dijo: "Ya has visto lo que tanto anhelabas, pero cuando vayas a la ciudad de Sarras lo verás mucho mejor. Irán los tres hacia esa ciudad llevando consigo el Grial y esta lanza que contiene la sangre de Jesucristo. Sólo unos de Uds. regresará a Camelot".

Se fueron los tres juntos y tomaron una barca que los estaba esperando. Cuando llegaron a Sarras, el rey de esa ciudad se sintió temeroso por la visita de estos nobles caballeros y pensó que podrían buscar problemas. Resolvió detenerlos y mandarlos a una oscura mazmorra. Los tres caballeros pasaron un año encerrados. Durante este tiempo el Santo Grial los dotó de alimentos y bebidas. Cuando el rey de Sarras murió, el pueblo liberó a los caballeros y nombraron a Galahad como nuevo soberano. Sir Galahad gobernó por un año, durante el cual mandó hacer un gran altar donde colocar al Grial y a la lanza. Después de este lapso de tiempo ocurrió un aparición frente a este altar.

Delante del Santo Grial estaba un obispo anciano arrodillado rezando. Todos los presentes: nobles, sacerdotes y los caballeros, se hincaron y el obispo celebró misa con ellos. Luego se dirigió a Sir Galahad y dijo: "Ven, acércate y verás lo que tanto anhelaste". Sir Galahad se acercó, titubeó unos segundos y se volteó hacia sus amigos. Con un gesto se despidió de ellos. En su rostro se veía reflejada la satisfacción de lograr el más grande sueño que se pueda tener. Después se arrodilló junto al obispo y cayó muerto al suelo. Su alma subió con un grupo de querubines y las reliquias desaparecieron para siempre.

Sir Percival y Sir Bors enterraron a Sir Galahad. Percival se dedicó desde entonces a una vida ermitaña y moriría después de un año. Fue Sir Bors quien regresó a Camelot y le contó al rey Arturo y a la reina cuanto había acontecido. El rey comprendió que al haberse acabado la búsqueda del Grial, ya no le quedaba mucho tiempo de vida a su reino.

El gobierno del rey Arturo entró pronto en franca decadencia. Ya la Orden no era tan gloriosa como antes. Las intrigas dentro de la corte comenzaban a desestabilizar la paz del reino. Una de estas intrigas ocasionó un hecho triste y que luego desencadenaría la guerra civil.

Sir Mordrer y Agravine tramaron una trampa a Sir Lancelot y la reina. Estos caballeros tenían desde hacía un buen tiempo deseos de adueñarse del poder y destronar o provocar la caida de Arturo. Encerraron pues a Lancelot y a la reina en un cuarto y luego exigieron a grandes voces y acompañados de un cuerpo de caballeros que salieran. Todo esto con la intención de demostrarle al rey de las relaciones adúlteras de la reina con su más querido caballero. Sir Lancelot abrió la puerta y dejó entrar a uno de los caballeros y la cerró rápidamente. Mató al caballero y luego volvió hacer lo mismo repetidas veces hasta que mató a trece caballeros. Entre ellos estaba Agravine. Entonces Mordred le informó a Arturo que había que apresar a Lancelot por traicionar al reino, pues estaba claro que sus intenciones de destronarlo y quedarse con la reina. El destino de la reina seria la hoguera, pues era una pecadora. Los caballeros tomaron diferentes partidos. Algunos defendieron a Lancelot, otros seguían al lado de Arturo. El rey estaba confundido, no podía frenar la cruenta lucha. No quería creer lo de la traición de Guenevere, pero la matanza que había realizado Lancelot no le parecía justa. Sir Lancelot quería acabar con la lucha, pero tenía que detener a la gente de Mordred que intentaba quemar en la hoguera a Guenevere. Salvó a la reina, pero en la lucha tuvo que enfrentar a Sir Gareth y a Sir Gaheris, hermanos de Gawain, y les dio muerte.

En uno de los momentos de gran combate el rey cayó al suelo y Sir Bors que apoyaba a Sir Lancelot le dijo a éste: "Señor, si quiere lo mato y acabamos con esta lucha". Sir Lancelot le dijo inmediatamente que no y ayudó al rey a subirse al caballo. Este episodio le dolió mucho, tanto a él como al rey. Lancelot le confió a Arturo la suerte de la reina, éste le prometió que sería respetada su vida.

Al final decidió irse al exilio hacia Francia. Sir Gawain juró perseguir al asesino de sus hermanos hasta matarlo. Se hizo acompañar del mismísimo Arturo para lograr su venganza, pero no podría satisfacer sus deseos, pues Lancelot lo derrotó en un fuerte duelo donde casi pierde la vida. Mientras todo esto sucedía, Mordred había informado oficialmente a todo el reino de la muerte del rey Arturo y se autoproclamó como su sucesor.

El rey Arturo partió entonces junto con Gawain y un gran ejército para recuperar el poder. En la primera batalla contra las fuerzas de Mordred, Sir Gawain cayó mortalmente herido. Sus últimas palabras fueron de arrepentimiento por no haberse dado cuenta a tiempo de la alta traición de Mordred y se confesó culpable de haber alejado al rey Arturo de Camelot para saciar su venganza. Escribió una carta corta a Lancelot donde le rogaba que regresara a Inglaterra y ayudara al rey a derrotar a los traidores. Luego de esto, murió.


La noche anterior a la última batalla contra Mordred, Arturo tuvo un sueño donde Gawain le decía que debía esperar a Lancelot para enfrentar a las fuerzas del traidor. Si no hacía esto, moriría junto a Mordred. El rey decidió entonces llegar a un acuerdo de paz con Mordred, para darle tiempo a que llegara Sir Lancelot. Mordred aceptó y se citaron un día para hacer oficial la firma del tratado de paz. En esta cita se hicieron acompañar los dos líderes de todo su ejército. El clima era tenso y un mal movimiento podía desencadenar la lucha. Fue la providencia la que ocasionó la desgracia: una serpiente mordió la pata de un caballo y el jinete sacó su espada para matarla. Esto fue entendido por el ejército contrario como una señal de guerra y se lanzaron todos ferozmente a la batalla. La mortandad fue increíble. Perdieron la vida más de cien mil soldados. De las tropas de Arturo solo sobrevivió Sir Bevidere. Mordred quedó solo. El rey vio ante sí a su enemigo y dijo: "Ven vida, ven muerte!". Y se lanzó, con Excalibur en la diestra, a matar a Mordred. Éste murió instantáneamente, pero Arturo cayó encima de la espada de su adversario y quedó a su vez muy mal herido.

Arturo quedó tirado en el suelo y recordó el mensaje que tenía escrito su espada en un lado: "Arrójame lejos". Entonces llamó con voz débil a Sir Bevidere y le dijo: "lleva mi espada cerca del agua y arrójala lejos. Sir Bevidere tomó la espada pero no quiso deshacerse de ella y la escondió y le contó a Arturo que ya lo había hecho. El rey le preguntó que qué había pasado cuando la lanzó y Bevidere respondió que solo había visto a la espada entrar en el agua. Arturo lo reprendió y le dijo que era un mentiroso y le exigió que cumpliera su petición. Bevidere trató de engañar nuevamente al rey pero éste se enfadó lo suficiente como para convencerlo de que debía hacerlo. Al lanzar la espada al agua salió de su centro un misterioso brazo desnudo el cual tomó la espada y se hundió con ella. El caballero quedó profundamente sorprendido y asustado por el fenómeno que acababa de ver. Al contárselo a Arturo, éste sintió alivio y dijo: "ahora, llévame a mi cerca del agua".

Cuando llegaron a la orilla del lago, una balsa estaba esperándolos. En la balsa estaban tres reinas vestidas de luto, con sus rostros tapados por un velo negro. Sir Bevidere colocó a su rey en la balsa y con lágrimas en los ojos se despidió de él. La balsa surcó las aguas y desapareció de la vista. Nunca se supo el destino del cuerpo de Arturo y mucho menos la identidad de las reinas que lo acompañaban en la balsa.


Días después, Sir Bevidere se encontró con una capilla, en la cual habían enterrado a un señor que habían traído tres misteriosas damas vestidas de negro. El noble caballero supuso que ese era el cuerpo de Arturo y decidió construir una capilla cerca y dedicarse a una vida ermitaña. Mientras todo eso había sucedido, Sir Lancelot se encaminaba a apoyar las fuerzas de Arturo. Pronto se encontró con la tumba de Gawain y se enteró de la muerte del rey. Se dirigió entonces hacia la capilla de Sir Bevidere donde se dedicaría hasta el fin de sus días a la vida ermitaña. Cuando murió la reina, poco después que su esposo, se trasladó su cuerpo a la capilla donde se suponía yacía el cadáver del rey Arturo.

El reino de Arturo había llegado a su fin. La anarquía reinaría un buen tiempo. La corte del rey Arturo y sus caballeros de la mesa redonda se convertirían en leyenda y nunca más volverían a coincidir hombres tan dignos con ideales tan puros en un mismo lugar y en una misma época.


EXCALIBUR

La Historia y leyenda del Rey Arturo, esta intimamente ligada a la magica y misteriosa espada Excalibur.
Definir Excalibur resulta mucho más simple. Excalibur era la espada del rey Arturo, la que le correspondía como símbolo de poder y vigor, como al Cid Tizona y Colada. ¿Qué es un caballero sin una espada? Poco más que un entrometido que interfiere en la vida y los destinos de los demás.

En realidad, nunca fue demasiado clara: para comenzar, aparecen dos orígenes distintos de la leyenda. Por un lado, se cuenta que la espada apareció en Nochebuena sobre un yunque, o tal vez en una piedra, en el patio de la catedral de Canterbury, para terminar con el problema de la sucesión al trono. Muerto Uther Pendragón, el padre de Arturo, los caballeros y los barones aspiraban a coronarse rey, y el cielo les mostró aquella espada, perfectamente incrustada, y una inscripción con letras de oro: "Aquel que arranque la espada de la roca será el legítimo monarca de Inglaterra". Y fue, por supuesto, Arturo, el más débil, el menos preparado de todos los caballeros, el elegido para lograr la espada mágica en el día de Año Nuevo.

En otras versiones, sin embargo, es una mujer quien entrega la espada, la misteriosa Dama del Lago, la misma que vendrá en su día a reclamársela. Y es Merlín el encargado de revelar la identidad de Arturo y quien le anima a reconquistar su reino, dividido por luchas intestinas.

Sin embargo, tras la reunificación de Inglaterra, Excalibur parece caer en el olvido. En determinado momento de la leyenda supuso una herramienta de orden social en el caos, pero una vez instaurado el equilibrio, los esfuerzos se centran en otros objetivos. Ginebra traerá, como dote, otro elemento esencial para crear Camelot: la Tabla Redonda. Al igual que la espada, un icono del ciclo artúrico perdido (la Mesa que se conserva en Winchester es muy posterior) y otro símbolo del orden, humano en esta ocasión.

Sin embargo, ningún caballero alcanzará el tercer pilar del orden que les haría conseguir la inmortalidad: el Grial, la garantía de orden espiritual. La búsqueda fracasa, los paladines se dispersan y el rey ha de elegir entre el perdón o la condena de su mujer y su amante.

Escoge la venganza, decide desterrar al amigo y quemar viva a la dama, y con ello, pierde el reino: la Tabla Redonda carece de significado, Camelot se hunde en el olvido, y por consiguiente, también Excalibur debe regresar al mítico lugar del que proviene.

La Muerte de Arturo cuenta cómo, tras la batalla que termina con el sueño caballeresco, el rey agoniza con la única compañía de Sir Bediver, a quien suplica que arroje la espada al lago. Pero al fiel doncel le puede la codicia, y sólo se desprende de la funda. Por dos veces miente a su rey, hasta que Arturo, bajo amenazas, le obliga a que devuelva la espada al agua. En ese momento, una mano de mujer, ricamente enjoyada, surge del lago y coge la espada, para volver a desaparecer en el agua.

Cuando Sir Bediver sale de su estupor, descubre que también el rey le ha abandonado: tres damas se llevan su cuerpo en un barco a la isla de Avalon, de donde regresará al final de los tiempos: cuando Inglaterra vuelva a necesitarlo. Sin Arturo, sin Excalibur, el sueño se quiebra brutalmente: el ser humano permitió que el reino perfecto se desintegrara, y volvió a comer la manzana que lo arrojó del paraíso.


EL MAGO MERLIN

Era hijo de una princesa galesa de Dyfed que había llevado una vida de devoción y pureza y que afirmaba que un ser dorado había engendrado un hijo con ella (lo que le enlazaría con las leyendas celtas, pues este ser dorado sería un dios). En otras versiones se dice en cambio que los demonios del infierno, enfurecidos por el advenimiento de Cristo, proyectaron el nacimiento de un Anticristo, para lo cual enviaron a un demonio con la misión de engendrar un hijo del mal con la princesa de Dyfed. Sus planes se malograron por la bondad innata de la madre que fue trasladada al hijo.

El niño nació cubierto de pelo y con la facultad de razonar y hablar desde su nacimiento. El pelo se le cayó cuando es bautizado, pero conservó la facultad de hablar y su clarividencia.

Su primera intervención es ante el rey Vortiger (ver historia del castillo y los dos dragones). Después fue consejero de Uther Pendragón, padre de Arturo y luego de Arturo mismo que es por lo que más se le conoce, participando en múltiples historias de los muchos caballeros de la Tabla Redonda.

Se le atribuía también el prodigio de haber trasladado el anillo de piedras mágicas llamado El Baile del Gigante desde Irlanda a la llanura de Salisbury, en donde se convirtió en un mausoleo para los reyes de Britania (este anillo de piedras megalíticas es conocido como Stonehenge).


Mago, nigromante, profeta, conocedor de secretos y hacedor de prodigios, maestro de lo oculto, espíritu capaz de participar en la historia del mundo. Es un personaje inquietante lleno de misterio y cuyo final, que no muerte, también se dejó en suspenso y del que existen varias versiones. En algunas estará encerrado eternamente dormido en una torre de aire en la que le encerró la Dama del Lago (ver), o bajo una enorme roca conocida como la roca de Perron o de Merlín, incluso hay una versión que asegura que está retirado y metido dentro de un esplumoir, palabra de significado impreciso, pero que se ha interpretado como una jaula en la que se metía a los halcones cuando tenían que mudar la pluma. Su significado simbólico sería su retirada para adoptar un nuevo ropaje ¿material o espiritual?

Se decía que tenía su refugio en una isla que se situaba en Bardsey, frente a la costa de Anglesey. Allí tenía su observatorio y guardaba los trece Tesoros de Bretaña entre los que se encontraban un caldero inagotable, una colección de armas mágicas y un cuerno que había pertenecido al dios Bran (que tenia una isla en la que el tiempo estaba detenido y la comida y la bebida eran suministradas por una fuente invisible que no se agotaba nunca).



LANCELOT

Era un caballero nacido en Bayona cerca de la frontera franco-española. Era hijo del rey Ban de Benwick y de su esposa Elena. Fue padre de sir Galahad.

En su escudo se veían dos leopardos y su nobleza era proverbial por lo que era además del caballero más temido en el campo de batalla el más respetado incluso por sus enemigos.

Caballero valiente, magnánimo, leal, generoso con sus amigos, encarnizado enemigo y el enamorado más puro del mundo.

Caballero desdichado porque se vio atrapado entre el amor y el deber, intentó ser fiel a ambos pero con su caída arrastró el reino de Arturo.

Su padre el rey Ban se vio envuelto en una guerra con un rey vecino, Claudas, que invadió el reino y obligó a huir al rey y a la reina. Cuando estaban huyendo, Ban volvió la cabeza y vio ardiendo su castillo desmayándose ante tal visión. La reina Elena dejó a su hijo, que se llamaba Galahad, solo un momento para atender al marido caído y apareció la Dama del Lago que raptó al niño.

Se le llamará desde entonces Lanzarote y del Lago por haber sido criado por la Dama del Lago. La Dama quería un hijo y al no poder tenerlo optó por raptar al más hermoso que encontró. Dama poderosa y rica tenía posesiones en Inglaterra y Francia ya que era natural del Continente. El niño fue criado en el palacio de la Dama aprendió con rapidez y demostró destreza con las armas. Se relacionó con sus primos Boores y Lionel y con un hermanastro llamado Héctor y cuando cumplió dieciocho años los cuatro se fueron a la corte del rey Arturo.

Una de las primera tareas que le encomiendó Arturo fue traer a su novia, Ginebra, a Camelot para la boda. Será en este viaje cuando ambos comienzan a enamorarse. Después, entre otras hazañas, conquistará a las fuerzas oscuras un castillo llamado de la Guardia Dolorosa, que convertirá en su propio hogar y rebautizará como de la Guardia Gozosa. Regresará a Camelot y ayudará a Arturo a sofocar la revuelta de Galehaut. Vivirá un episodio relacionado con una falsa Ginebra en el cual Lancelot devolverá a la verdadera Ginebra al rey. Pero ambos están ya totalmente enamorados y desde entonces la vida de Lancelot se convierte en una lucha con su conciencia entre su amor por la reina y sus obligaciones hacia su rey. En una continua búsqueda de maneras para alejarse de la corte y de la reina.

Un día que estaba cerca de la aldea de Carbonek, donde reinaba el rey Pelles, un grupo de aldeanos le llamó y le dijo que había una dama encerrada hacía cinco años dentro de la torre del castillo y que nadie había conseguido liberarla. Los aldeanos le acompañaron a la puerta del recinto y Lancelot entró. Vio a una doncella, apenas una niña, desnuda y sentada dentro de un recipiente cubierto de agua hirviendo. Sir Lancelot la cogió de la mano y ambos salieron de allí.

La niña le contó que Lady Morgana y la reina del Norte de Gales, por envidia la habían puesto allí mediante encantamientos, pues se decía que ella era la mujer más hermosa de aquellos lugares. Tan solo el mejor caballero del mundo podría liberarla del hechizo. La joven era Elaine (hija del rey Pelles, que era el guardián del Grial).

Los aldeanos le dijeron también que había cerca un dragón que los atormentaba y le pidieron que les acompañara al lugar donde se hallaba. Le llevaron ante la losa de una tumba donde se leía: " Hasta aquí llegará un leopardo de sangre real que matará a la serpiente que vive bajo esta losa. El leopardo engendrará a un león que será el mejor caballero del mundo". Lancelot consiguió matar también al dragón.

El rey Pelles para celebrar ambos acontecimientos dio una gran fiesta en medio de la cual apareció de pronto una paloma que llevaba en el pico un incensario. Todo se impregnó de pronto de un maravilloso olor y ante cada comensal apareció el plato que más le apetecía.

A continuación apareció una doncella con una copa en la mano. Todos se arrodillaron y elevaron plegarias al cielo. Al poco, doncella y copa desaparecieron.

Sir Lancelot no entendía nada hasta que el rey Pelles le explicó que lo que acababa de ver era el Santo Grial.
La princesa Elaine se había enamorado de Lancelot y se lo comunicó a una doncella suya que era en realidad una hechicera. La hechicera le dio un bebedizo que ella hizo tomar a Lancelot y este quedó a merced de la dama casándose con ella esa misma noche. Fueron después de la boda a unos aposentos preparados al efecto y privados de toda luz, pues para que el encantamiento tuviera efecto la oscuridad debía ser absoluta.

Cuando Lancelot despertó por la mañana lo primero que hizo fue abrir de par en par la ventana y al hacerlo desapareció el encantamiento, por lo que al mirar en el lecho y ver a Elaine no sabía a que atenerse. Elaine le contó lo sucedido y como Lancelot creía que su fuerza en el combate provenía de los votos de fidelidad, hechos tanto a su rey como a su reina, se sintió débil y desgraciado. En cuanto pudo regresó a Camelot abandonando a Elaine.

A su tiempo llegó a Camelot la noticia de que Lady Elaine había tenido un niño al que llamó por el primer nombre de Lanzarote que era Galahad.

Al enterarse la reina Ginebra le llamó perjuro y traidor y a poco sir Lancelot partió de Camelot en una misión que duraría años.

A su vuelta estaban esperándole su suegro, su esposa y su hijo pero a ninguno quiso ver encerrándose en una torre. Pero los comentarios malevolentes de los cortesanos no cesaron y la reina Ginebra que ya había olvidado todo lo sucedido volvió a enemistarse con él. Lanzarote no pudo aguantar la situación sobretodo haber traicionado su amor por Ginebra e incumplido su voto de celibato. Huyó a los bosques donde pasó dos años privado de razón. Fue encontrado y cuidado por Elaine con la que regresó a su castillo de la Guarda Gozosa conviviendo con ella durante algún tiempo.


Poco después emprendió la búsqueda del Grial. Llegó hasta la puerta de la capilla que lo guardaba pero una presencia angélica le hizo saber que su amor por la reina le impedirá seguir con la búsqueda por lo que volvió a Camelot.

Muchos caballeros murieron en el búsqueda del Grial y es en este momento cuando Mordred, el hijo ilegítimo de Arturo, comienza a poner en marcha sus planes para hacerse con el reino.

Sorprende a Lancelot y a Ginebra en los aposentos de la reina en el momento en que ambos habían decidido dar por terminada su relación por el bien del reino y acusándolos de estar tramando la caída de Arturo, convenció al rey para que condenara a la reina a la hoguera y desterrara a Lancelot. Lancelot rescató a la reina pero al hacerlo mató a dos hermanos de Mordred y de sir Gawain, provocando una guerra que acabó con la muerte de Gawain y con las noticias de que Mordred (que se quedó a cargo del reino mientras Arturo y Gawain iban a Francia a luchar contra Lancelot) ha usurpado el trono de Arturo y se ha coronado como rey de Bretaña.

Arturo regresó a Inglaterra y luchó contra su hijo siendo herido gravemente y llevado a Avalon (o muriendo a causa de estas heridas según otras versiones). Lancelot volvió a Inglaterra para ayudar a Arturo sin saber que había muerto. Enterado de todo, visita a Ginebra que había ingresado en un convento, y decidió convertirse en ermitaño.

Su devoción por Ginebra fue absoluta y duró hasta la muerte. Será él quien recoja del convento el cadáver de Ginebra y lo entierre junto al cuerpo de Arturo.

Enterrada su amada, él le sobrevivió sólo seis semanas ya que perdió el apetito y apenas bebía. Por la noche en lugar de dormir, deambulaba por los bosques o se pasaba horas enteras ante la tumba de la reina, hasta que estuvo demasiado débil para caminar. Sintiendo su fin cerca, pidió a su amigo sir Bors, que cuando muriera le llevasen a uno de sus castillos, el llamado Guardia Gozosa y allí le sepultaran. Así se hizo.








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