domingo, 21 de agosto de 2011

Alejo Carpentier: "Viaje a la semilla"

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En su ensayo “Lo barroco y lo real maravilloso”, Alejo Carpentier ofrece una disertación sobre sus concepto de barroco y de lo real maravilloso, de los cuales da su definición y explicación, acompañadas de abundantes ejemplos que ilustran sus características.
Hemos podido apreciar estas características en su cuento “Viaje a la semilla”. El relato narra la historia de un hombre anciano (Don Marcial, el Marqués de Capellanías) que debe despedirse de sus recuerdos ante la demolición de su hogar y su inminente muerte. Enfrentado a esta situación, emprende un imaginario (o real, según la interpretación escogida) “viaje a la semilla”, en el cual el tiempo va retrocediendo mientras él revive algunos momentos significativos de su vida.

Lo barroco
Según Carpentier explica en su conferencia, “...el barroco, constante del espíritu, ... se caracteriza por el horror al vacío, a la superficie desnuda, a la armonía lineal geométrica, ... se multiplican lo que podríamos llamar los núcleos proliferantes, es decir, elementos decorativos que llenan totalmente el espacio... Es un arte en movimiento, un arte de pulsión, un arte que va de un centro hacia afuera y va rompiendo, en cierto modo, sus propios márgenes...” (112). Aunque este párrafo se refiere principalmente a la arquitectura, gran parte de lo que dice puede ser aplicado a la literatura; en este caso, a “Viaje a la semilla”.
Por ejemplo, hacia el final de la parte III se encuentran las siguientes palabras: “Pensaba en los misterios de la letra escrita, en esas hebras negras que se entrelazan y desenlazan sobre anchas hojas afligranadas de balanzas, enlazando y desenlazando compromisos, juramentos, alianzas, testimonios, declaraciones, apellidos, títulos, fechas, tierras, árboles y piedras; maraña de hilos, sacada del tintero, en el que se enredaban las piernas del hombre, vedándole caminos desestimados por la Ley; cordón al cuello, que apretaba su sordina al percibir el sonido temible de las palabras en libertad.” Esta desaforada enumeración se asemeja a las que Carpentier cita de la obra de Rabelais (115) como ejemplos típicos de prosa barroca. Una de las principales características del barroco es el horror vacuis o “miedo al vacío”; la necesidad de llenar constantemente todos los espacios vacíos de una obra con detalles, circunstancias o enumeraciones. Esta tendencia se advierte en el párrafo citado y en otros muchos, por ejemplo el siguiente (capítulo VII): “Ahora vivía su crisis mística, poblada de detentes, corderos pascuales, palomas de porcelana, Vírgenes de manto azul celeste, estrellas de papel dorado, Reyes Magos, ángeles con alas de cisne, el Asno, el Buey, y un terrible San Dionisio que se le aparecía en sueños, con un gran vacío entre los hombros...” Resulta significativo que el “terrible” San Dionisio lo sea por su gran vacío entre los hombros.
Existen otras características del arte barroco en América Latina presentes en el cuento. Una de ellas es la alusión mitológica, representada por las frecuentes menciones de una estatua de la diosa romana Ceres, que en cierto momento se sustituye por una de Venus. Otra es la personificación, usada con gran frecuencia; por ejemplo, hacia el final del capítulo I: “Por primera vez las habitaciones dormirían sin persianas...” Aún otra es el paralelismo sintáctico, que es utilizado, entre otros casos, hacia el final del capítulo IV: “Reaparecieron muchos parientes. Volvieron muchos amigos. Ya brillaban, muy claras, las arañas del gran salón. Las grietas de la fachada se iban cerrando. El piano regresó al clavicordio. Las palmas perdían anillos.”
En su ensayo, Carpentier opone el barroco al clasicismo, que según él produce una impresión estética en la que los espacios vacíos valen tanto como los llenos, en que predomina una “severa majestad” y en el cual todo elemento superfluo queda eliminado. Es posible que esta oposición se marque en el texto con una situación, incluida en el capítulo VII, que vive el joven Marcial en el colegio: las “interpretaciones del universo” de Aristóteles, Santo Tomás, Bacon y Descartes (que pueden considerarse “clásicas“) lo aburren y pronto deja de estudiarlas “encontrándose liberado de un gran peso. Su mente se hizo alegre y ligera, admitiendo tan sólo un concepto instintivo de las cosas.” Esto puede señalar, en cierto modo, la transición de un concepto clásico a uno barroco y más aún: real maravilloso.

Lo real maravilloso

Alejo Carpentier, luego de hablar del barroco, expone sus opiniones sobre lo “real maravilloso”. Dice que el concepto de “maravilloso”, contrariamente a lo creído generalmente, no implica algo bueno y admirable, sino simplemente algo que maravilla por ser extraordinario y sorprendente. Lo real maravilloso, entonces, es la aparición de lo maravilloso dentro de la realidad, al contrario del surrealismo que lo busca en lo imaginario. El realismo maravilloso (vinculado al realismo mágico) es según Carpentier algo característicamente latinoamericano, ausente en otras partes del mundo, porque en América Latina “lo insólito es cotidiano” (122).
En “Viaje a la semilla” abundan los ejemplos de lo real maravilloso. El capítulo II termina con el siguiente párrafo: “Don Marcial, Marqués de Capellanías, yacía en su lecho de muerte, el pecho acorazado de medallas, escoltado por cuatro cirios con largas barbas de cera derretida.” Esta situación le resulta al lector insólita y chocante, y en cierto sentido “irreal”, pero no onírica o fantástica. Es un ejemplo excelente de las situaciones, reales pero maravillosas, que pueden darse en América Latina. Otro ejemplo lo encontramos en el capítulo X, cuando se nos dice que las botas de Melchor, ídolo infantil de Marcial, tenían nombres: Calambín y Calambán. La indiferencia con que se transmite esta extraña información aumenta su efecto de sorprender al lector y mostrarle esto como “natural” y no como una fantasía infantil, por ejemplo.
Un buen símbolo de lo real maravilloso que tiene importancia en el relato es el reloj. Al comenzar el capítulo VI, se nos dice que “Marcial tuvo la sensación extraña de que los relojes de la casa daban las cinco, luego las cuatro y media, luego las cuatro, luego las tres y media... Era como la percepción remota de otras posibilidades” Esta cita, es cierto, tiene más aire a surrealismo (ambiente onírico) que a real maravilloso; sin embargo, situada en el contexto del cuento en el cual lo insólito es cotidiano, no impresiona tanto como algo soñado sino como un hecho real, aunque inexplicable. Precisamente, una de las principales características del realismo mágico es la ambigüedad sobre si los hechos narrados son sobrenaturales, son sueños o visiones, o son reales y tienen una explicación natural.

Conclusión

Carpentier, en su conferencia, intenta explicar las características barrocas y maravillosas existentes en América Latina desde un punto de vista histórico, haciendo referencia a la conquista española y a algunos sucesos insólitos que abundan en la historia de esta parte del mundo (122-4). Insiste repetidamente en que, como consecuencia, el arte y la literatura latinoamericanas han de presentar características barrocas y real maravillosas. Hemos podido comprobar, efectivamente, la existencia de éstas en el cuento “Viaje a la semilla”; y hemos explicado anteriormente las razones que nos asisten para inscribir este relato dentro de las corrientes literarias gemelas (en Latinoamérica) de lo barroco y lo real maravilloso. Sin embargo, debemos señalar que al estar tanto el ensayo como el cuento escritos por la misma persona (Alejo Carpentier) resulta en cierto modo natural que las opiniones vertidas en el primero se reflejen en el segundo.


Entrevista a Alejo Carpentier:




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