jueves, 12 de abril de 2012

"Don Quijote": Historia de la literatura española (Parte I)


Historia de la literatura española
1. Primeros textos en Castellano
A principios del siglo XI se escriben los más antiguos textos conocidos en castellano, aunque aún no se pueden considerar literarios porque son simplemente unas explicaciones anotadas en textos latinos que servían para facilitar su comprensión. Se las conoce con los nombres de Glosas Silenses y Glosas Emilianenses , por los lugares dónde se descubrieron, monasterios de Santo Domingo de Silos y San Millán de la Cogolla respectivamente.
Consulta estas páginas en orden:

Posteriormente, los textos literarios surgen de la lírica popular. Las pequeñas cancioncillas que corrían de boca en boca y que se transmitían de manera oral...


Los primeros que recogieron estas canciones fueron los autores de poemas de la España musulmana. Dentro de unos poemas cultos en árabe llamados moaxahas sus autores incluyeron unos pequeños estribillos en mozárabe, que se conocen como jarchas.
Consulta esta página: http://www.jarchas.net/
El tema de las jarchas era casi siempre amoroso, y, a pesar de ser textos en lengua romance (recordemos que el mozárabe es una lengua del tronco latino), estaban escritos con caracteres árabes, por lo tanto pasaron desapercibidos durante mucho tiempo.




Debemos señalar que en el periodo del Califato de Córdoba, Al Andalus era uno de los más importantes centros culturales de Occidente, dónde permanecía gran parte de la cultura que los árabes habían conservado. En Córdoba se mezclaron las culturas cristiana y musulmana oriental. Anualmente se hacían concursos públicos de poesía. Los ganadores eran agasajados con todo tipo de premios, pero, lo más importante era el interés que los poetas despertaban en los gobernantes de la ciudad califal. Eran contratados para escribir textos oficiales o cartas amorosas, y así, protegidos por los poderosos, podían vivir libres de penurias y dedicarse a la composición de nuevas obras. En Córdoba se mezclaron las tres religiones, musulmana, cristiana y judía, en las épocas de esplendor. Esto creó una cultura de singular riqueza.





La segunda vía de transmisión fue a través de los cancioneros que se comienzan a escribir en el barroco. Los autores de estos cancioneros comienzan a fijarse en las tradiciones populares líricas y las transcriben para ser cantadas en los salones de los palacios.


El más importante de todos es el Cancionero de Palacio que se escribió entre finales del siglo XV y principios del XVI en la corte de los Reyes Católicos. En él se mezclan poemillas populares con otros creados por los autores cultos, entre los que empezaba a ponerse de moda la poesía cortesana de influencia provenzal.



La Literatura castellana durante la Edad Media:
Con la caída del Imperio Romano toda la Europa occidental queda a merced de los pueblos bárbaros. La cultura queda en franca decadencia y lo poco que se mantiene se aloja en los monasterios que están dispersos por toda Europa.
Al sur de los Pirineos, en la Península Ibérica, el panorama es distinto. Con los árabes se mantiene mucho mayor grado cultural que en los reinos cristianos. Los árabes habían traducido las obras de los autores griegos a su propia lengua y se convirtieron en los portadores de la cultura helénica en el occidente europeo.


En cuanto a la literatura se refiere, la primera obra literaria que se conocía en España fue el Cantar de Mío Cid, que es un poema épico sobre un héroe de la Reconquista española. Para la crítica esto resultaba extraño porque siempre las expresiones literarias de un pueblo comienzan por la lírica. Como ya se dijo, en las sucesivas investigaciones se descubrieron ciertos poemas breves escritos en árabe, llamados moaxajas. Dentro de estos poemas había unos pequeños versos en lengua mozárabe pero con caracteres árabes. Son las jarchas. Son las expresiones literarias más antiguas en lengua vernácula que se conservan.
Junto a ellas aparecen las Canciones de Amigo: letrillas que se ponen en boca de mujer cantadas a sus amantes. Están en un principio escritas en Galaico-portugués aunque enseguida se comienzan a escribirse en castellano, a mediados del siglo XIV.


También existe otra muestra de lírica de tipo popular que es el villancico . También son canciones de amor puestas en boca de una mujer. Aparecen estos textos en documentos literarios del siglo XV recogidos y glosados por autores cultos de la época. Hasta ese momento los portadores de la cultura no habían dado muestras de interés por lo que el pueblo hacía. Pero los nuevos autores se fijan en la belleza de estos bellos poemitas.


2.1. El poema épico español: El Cantar de Mio Cid


Es el poema épico español. Se basa en un guerrero medieval del reinado de Alfonso II (rey de Castilla desde 1072 a 1109). Rodrigo Díaz de Vivar "El Cid" (1043 - 1099), como personaje histórico fue un mercenario que lucho unas veces del lado cristiano y otras del lado musulmán durante la Reconquista, y que logró conquistar el Reino de Valencia, que estaba en manos de los árabes. Logró gran reputación en las batallas, que le valió el sobrenombre de al-Sidi = el Cid.
Pasó a la leyenda cuando los juglares empezaron a cantar sus gestas trayendo noticias de aquellos sucesos históricos.
En este poema se nos cuenta el viaje de destierro que sufre el Cid al obligar a su rey, Alfonso, jurar que no tuvo nada que ver en el asesinato de su hermano Sancho II de Castilla (Zamora, 1072). Las cortes se reunieron en la Iglesia de Santa María de Burgos y allí se realizaron las juras. Después de jurar sobre la Biblia el rey destierra al Cid fuera de los territorios castellanos. Aquí arranca el "Cantar del destierro":
De los sos ojos | tan fuerte mientre lorando
tornava la cabeça | y estava los catando.
Vio puertas abiertas | e uços sin cañados,
alcandaras vazias | sin pielles e sin mantos
e sin falcones e sin adtores mudados.
Sospiro mio Çid | ca mucho avie grandes cuidados.
Fablo mio Çid | bien e tan mesurado:
«¡Grado a ti, señor, | padre que estas en alto!
¡Esto me an buelto | mios enemigos malos!
El Cantar se divide en tres partes:
- “Cantar del Destierro” que narra desde el destierro del Cid hasta la conquista de Valencia.
- “Cantar de las Bodas” que narra las bodas de sus hijas con los infantes de Carrión.
- “La afrenta de corpesque” que narra la vejación de sus hijas por sus maridos y la posterior venganza del Cid.
Problemas de Autoría: El cantar de Mío Cid está firmado por Per Abbat, pero esto es en el manuscrito que se conserva. Se supone que el Cantar fue compuesto por dos poetas: uno que era de la zona de Gormaz y otro que era de Medinaceli. Según Menéndez Pidal, se atribuye al poeta de San Esteban de Gormaz la primera parte y la estructura general de la obra, mientras que al segundo se le debe el haberla completado. A pesar de ello, al tratarse de literatura oral, el cantar sufrió muchas alteraciones hasta su forma final, que es la recogida por Pedro el Abad en el siglo XIII ("en era de mill e CC XLV años").
Otra de las teorías nos habla de un solo autor, entendido en leyes, que hubiera estudiado en alguna ciudad de Francia, de ahí la influencia francesa del poema, y supo dar forma artística a unas bases documentales de carácter histórico que él conocía.
Estructura interna: El Cantar se caracteriza por el anisosilabismo. Los versos del poema no tienen, medida fija y están divididos en dos hemistiquios cuyas medidas también varían. Normalmente los versos siguen el esquema silábico de la frase española.
Los versos se agrupan en estrofas llamadas tiradas en las que el número de aquellos varía desde los tres versos hasta los cien. Se derivan de las jornadas de recitar que hacían los juglares.
El tema del poema es el honor. A lo largo del poema se suceden las pérdidas del honor en dos ocasiones (destierro, afrenta de Corpes) y las sucesivas recuperaciones de él por parte del Cid hasta la conquista de Valencia y las bodas de sus hijas con los herederos de Aragón y Navarra. Es el culmen de la obra. No se puede aspirar a más.
Realismo en el poema: El personaje del Cid Campeador es histórico. Tenemos la Historia Roderici, y el Carmen Campidoctoris, que así lo demuestran. Pero el creador de la obra quiso una obra de ficción llena de realismo. La verosimilitud narrativa de la obra huye de lo fabuloso y lo legendario para crear el realismo y hacer a la obra creíble.

2.2. El Mester de Clerencia

El Mester u oficio de Clerecía es el oficio de los monjes de la Edad Media. Se dedicaban a la oración y a la transmisión de la cultura. Comienzan un nuevo estilo de escritura, la Cuaderna Vía.
Ésta organiza el texto en estrofas de cuatro versos alejandrinos divididos en don hemistiquios iguales dando al poema un ritmo monótono fácil de recordar para aquellas composiciones destinadas a enseñar, no debemos olvidar que una de las principales ramas literarias medievales es la Didáctica.
En el Libro de Alexandre aparece lo siguiente:
Mester traygo fermoso, non es de ioglaría
Mester es sin pecado, ca es de Clerecía
Fablar curso rimado por la cuaderna via
A silabas contadas que es de gran maestría.
(Segunda estrofa del Libro de Alexandre)


Los textos escritos en esta estrofa dan un orden al poema estricto y ordenado de principio a fin. Se pasa del modo de componer popular, la lírica, a un nuevo modelo culto que sigue unas normas estrictas.


Su importancia se extendió a causa de que sus monasterios se encontraban en la ruta del Camino de Santiago, unión que tenían los reinos del norte de la Península Ibérica con el resto de Europa. Los monasterios que se fundaron en dicho recorrido eran monasterios de la orden de San Benito, que partieron de la región de Cluny. Estos monasterios fueron los que preservaron la cultura de la antigüedad. En ellos se traducía y se copiaban los textos a mano, y las copias se enviaban a los nuevos monasterios.
El Camino de Santiago en realidad eran varias rutas que se dirigían a través de la Península Ibérica hasta la ciudad de Santiago. Uno de los caminos partía del sur de Inglaterra y llegaba a las costas gallegas hasta la ciudad de Santiago. Una segunda vía seguía la antigua ruta romana de la Plata, que atravesaba la península de sur a norte, paralela a la frontera actual con Portugal. La tercera y más importante, también denominada Camino Francés, que viene desde Europa y cruza los Pirineos por la zona de Roncesvalles en el Pirineo Aragonés y otro paso por la zona del Pirineo catalán.



El camino francés está salpicado de monasterios y albergues dónde los peregrinos se alojaban durante el largo viaje. Estos monasterios se convertían en verdaderos núcleos de riqueza y centros de unión cultural de la Europa medieval. Dentro de estos monasterios realizó su obra literaria Berceo: Vida de Santo Domingo, Vida de San Millán, Vida de Santa Oria, etc.

2.3. Juan Ruiz, Arcipreste de Hita. El Libro de Buen Amor

En el siglo XIV aparece un misterioso autor, Juan Ruiz, Arcipreste de Hita o Fita. Autor al que conocemos sólo por los datos dispersos que nos da su única obra, El Libro de Buen Amor.


A partir de su obra deducimos que probablemente la escribió en la cárcel, o al menos allí escribió una de sus versiones (según investigaciones se habla de dos fechas de composición, una en 1330 y otra en 1343), por las continuas alusiones que hace para que Dios lo libere de la prisión en loa que se encuentra. Probablemente lo encerrase allí el arzobispo de Toledo don Gil, uno de los arzobispos que consagraron los Papas de Avignon.
Podemos considerar al autor como verdadero padre de la poesía contemporánea. La literatura anterior estaba llena de influencias externas. Juan Ruiz se despega de ellas llenando su poesía de lirismo y alejándola de la épica imperante. Cultiva gran variedad de metros. Es también el primero que cultiva la sátira humorística en sus obra. Se mofa de las costumbres religiosas de su época, y de las prohibiciones que hacen en los concilios para que los clérigos dejen de convivir con mujeres.
En su obra, y según el gusto de la época, incluye gran variedad de ensiemplos. En ellos se abordan las críticas a las costumbres morales. Canta al amor profano con sorna, haciendo de su obra uno de los textos medievales más divertidos.
El título del libro no se debe al autor sino que fue bautizado así por Ramón Menéndez Pidal, título que saca de uno de los pasajes del texto.

2.4. Mester de Juglaría


El Mester de Juglaría es el oficio que tenían los juglares en la Edad Media. Recorrían pueblos y ciudades y cantando las canciones de gestas realizadas por los héroes locales que luchaban contra los enemigos de los reinos. En un principio nacieron probablemente como portadores de noticias de los acontecimientos que sucedían en las aldeas vecinas. Adoptaron los métodos de la rima para poder memorizar las noticias. De esta forma nacieron los romances y los cantares épicos.
Se han encontrado romances que parecen formar parte de los largos poemas épicos que se cantaban, como si el juglar los hubiera cortado para no aburrir a la audiencia con los hechos que ya habían acontecido tiempo atrás y que ya no eran noticias, sino que eran simples formas de entretenimiento. La gran longitud de los poemas los obligó a acortarlos. El romance es un poema de versos octosílabos con rima en los pares y quedan sueltos los impares. Son de diferente temática: amorosos, caballerescos...

2.4.1. El Romancero:

Los romances son obras poéticas de variada temática y longitud cuyos rasgos comunes son las tiradas de versos octosílabos y la rima asonante de los versos pares. El romance tiene estrecha relación con el cantar de gesta, de dieciséis sílabas y versos monorrimos que se dividen en dos hemistíquios. El romance ha tomado esta división para crear dos versos, de ahí que sólo rimen los pares.
Podemos considerar a los juglares como creadores de los romances. Ellos iban de castillo en castillo llevando las gestas de los guerreros o cantando al amor humano. Recordemos que hasta bien entrado el siglo XVII la literatura no pasa a ser leída de modo interior, era de tradición oral. El propio Miguel de Cervantes asegurá en don Quijote que el ingenioso hidalgo se volvió loco por esta forma de lectura: "del mucho leer y del poco dormir se le secó el cerebro.".
Los romances no eran de un autor sino que eran del pueblo, que los recitaba una y otra vez transformándolos, hasta que los autores cultos se deciden a reunirlos en los cancioneros del siglo XVI. Este tipo de romance del que se desconoce su autor, o, más bien, su autor es el propio pueblo, son lo que conocemos como Romancero viejo. A partir del siglo XVII los autores cultos se interesan por las estructuras populares del romance y comienzan a escribir siguiendo sus moldes. Así dan lugar a la aparición del Romancero Nuevo. Éstos son ya unos romances con autor conocido. En el Romancero Nuevo se incluyen incluso autores del siglo XX: Lorca o Alberti escriben siguiendo estas estructuras.
Pero ¿en dónde reside la gran popularidad del romance? Tratemos dos puntos esenciales, los temas y el silabismo. En cuanto a los temas: El romance trataba los temas que interesaban al pueblo. Los romances hitóricos o heróicos traían noticias de las diferentes batallas contra los árabes, noticias dónde se ensalzaba a los héroes convirtiéndolos en mitos y enrolando a nuevos soldados para las nuevas batallas de la Reconquista. En cuanto a los romances amorosos, producían horas de entretenimiento con sus historias de amores casi imposibles. Existian también los Ciclos Bretón, con sus historias de la corte del rey Arturo y sus caballeros, y el Carolingio, que narra las hazañas de la corte de Carlomagno, modelo de corte cristiana y europea para los reinos Hispanos.
El sílabismo también es seductor. Recordemos que el romance son versos octosílabos que se acentúan en la penúltima silaba. Lo más común en el discurso oral del español son las frases de ocho sílabas y las palabras llanas, esto produce que los versos del romance suenen naturales para el oyente y por lo tanto sean fáciles de recordar e incluso transformar a la vez que se recita. Así nos han llegado muchas diferentes versiones de un mismo romance. Por lo tanto los encabalgamientos son escasos y abundan las repeticiones y los epítetos, que funcionan como fórmulas mnemotécnicas.

3. Novela de caballerías
Las novelas de caballerías tuvieron su auge en España durante el siglo XV.



En las novelas caballerescas sobreviven los temas y actitudes de la Edad Media: la defensa del honor, la idealización de la mujer, el ejercicio individual de la justicia. El héroe caballeresco es un paladín (caballero que luchaba en la guerra y sobresalía por sus hazañas; persona que defiende frente a otros una idea, una actitud,) que sale en busca de aventuras, y dispuesto a sostener con las armas, y contra cualquier tipo de enemigos, los principios por los que lucha. El ámbito en el que se mueve el caballero es fantástico; sus hazañas so extraordinarias, sobrenaturales: vence a gigantes y a seres monstruosos; castillos, ínsulas, encantamientos, y hechos sobrehumanos aparecen constantemente en el mundo novelesco de los caballeros andantes; su vida es una cadena interminable de hazañas.
La novela más famosa de este género y con la que se cierra dicho género es Don Quijote. Criticado en su época por ridiculizar las novelas de caballerías, hoy en día es uno de los libros más leídos de la historia.
A continuación, una pequeña lista de las novelas más famosas en su época:

El libro del caballero Zifar


Tirant lo Blanch, de Joan Martorell. (Valencia 1490, en valenciano; Valladolid 1511, traducción al castellano).


Amadís de Gaula, de Garci Rodríguez de Montalvo. (Zaragoza, 1508).


Las Sergas de Esplandián, de Garci Rodríguez de Montalvo. (Sevilla, 1510)


Florisando, Príncipe de Cantaria (Salamanca, 1510)


Lisuarte de Grecia, de Feliciano de Silva (Sevilla, 1514)


Palmerín de Olivia (1511)



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