viernes, 1 de junio de 2012

Segundo Escolar Díez: "La espiral de la mente"


La espiral de la mente o Mentes profundas como también pudo haberse denominado según su autor, Segundo Escolar Díez, artista polifacético afincado en Belorado, España, fue editado en 1998 por un laboratorio farmacéutico como objeto promocional, con el apoyo de la Sociedad Española de Psiquiatría. Contiene imágenes tomadas por el autor en el antiguo manicomio de Bermeo, inaugurado en 1900 y hoy hospital psiquiátrico de larga estancia, uno de los pilares de la economía, junto a la industria pesquera y conservera, de la preciosa villa vizcaína a orillas del Cantábrico.

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Las fotografías, publicadas con acompañamiento de textos del Catedrático de Historia del Arte Alberto C. Ibáñez Pérez, y los psiquiatras Juan Mons y Jesús J. de la Gándara, fueron tomadas a lo largo de un mes de 1975, aunque no vieron la luz en forma impresa hasta más de 20 años después.

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El autor habla con pasión y cariño, no solo del trabajo realizado sino de las personas retratadas. Refiriéndose al libro como “algo muy pensado”, explica que las imágenes fueron seleccionadas con especial cuidado de no trasmitir los ambientes más duros y descuidados que pudo observar en la institución, escandalizándose de la impostura de aquellos que vieron algún tipo de amenaza en la desnudez parcial de alguno de los personajes fotografiados.



Recuerda todavía con pesadumbre y cierta nausea el penetrante olor a orines que impregnaba la institución y la imposibilidad de plasmarlo en el carrete fotográfico. Un carrete que, rememora con orgullo bien entendido de caballero castellano, entregaba religiosamente a la dirección médica del hospital como prueba de lo que había fotografiado con el compromiso de no ser nunca utilizado con fines amarillistas o tremendistas. Teniendo en cuenta las lamentables condiciones en que se encontraba el hospital en esos años, tal y como quedó reflejado en la entrada 35 de este blog, es fácil entender que hubiera sido muy sencillo dar un enfoque de ese tipo al reportaje. Un carrete, también, que recuerda sorprendido como un interno supo explicar metafóricamente, pleno de lucidez intelectiva, a un compañero “como en el seno materno, quedan ahí las imágenes y, como en el seno materno, luego ven la luz”, aunque hayan tenido que pasar muchos años para que nosotros las contempláramos.



Aires más alegres y complacidos toma la conversación cuando relata la forma de ganarse la aceptación de los enfermos: los cigarrillos distribuidos religiosamente, las rondas de café o refrescos en la cantina, el tiempo en cuclillas junto al “hombre mono”, catatónico kraepeliano, de quien consiguió le tocara con un dedo en el hombro cuando fue a alejarse de él, despertando un entusiasta “¡has conseguido que te toque!” exclamado por el equipo médico expectante enfrente.


Dice Segundo Escolar que tiene más fotos, incluidas muchas del pabellón de niños que nunca se le ocurrió publicar, por pudor y por respeto a los fuertes sentimientos experimentados en esas visitas, entre criaturas “pegadas al suelo, como pulpos”. Comenta que vio “la jaula”, una especie de pajarera monstruosa colgada sobre el suelo, donde se encerraba a los pacientes para la ducha y otras circunstancias, pero que tampoco nunca pensó divulgar, más interesado en la propia humanidad de los pacientes que en las terribles condiciones en que estos eran mantenidos.





















Fuente: http://www.psiquifotos.com/2010/01/117-tres-libros-malditos-3-la-espiral.html


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