miércoles, 27 de junio de 2012

Susana Pagano: "Y si yo fuera Susana San Juan"



1. La historia lineal:

Anastasia y Beto estaban enamorados y planeaban casarse, pero sus padres obligaron a ésta a desposarse con un hombre que no amaba, Ceferino.

Estos tuvieron dos hijos, el primero es Jaime, producto del amor entre Beto y Anastasia, pero Ceferino no lo supo; la segunda es Aurelia, hija legítima del matrimonio, pero que toda la vida, Ceferino sospechó que era hija de Beto, por lo que éste le toma mucho resentimiento. Cuando Aurelia crece, su madre la obliga a tomar por esposo a Gilberto, pero éste resulta un mujeriego que la abandona junto con su hija Susana.

Susana vive alejada de todo cariño y se enamora de Juan Rulfo; llega a tanto su demencia que adquiere la personalidad de Susana San Juan, protagonista de Pedro Páramo.

El matrimonio en esta novela cumple una función principal: es el punto de partida de las acciones y destinos de las tres generaciones:

Anastasia: “Quiero casarme con Beto. No quiero ser la mujer de ese hombre… En ese momento supe que mi vida había terminado, junto con la de mis dos hijos tan pequeños… Mi marido me había roto dos costillas y el dedo meñique de la mano izquierda. Tenía contusiones en todo el cuerpo…” (85 - 92)

En este ejemplo, lo natural para cada sexo se cumple: Anastasia está con los hijos (lo que es natural), los golpes hacen referencia a cierta sumisión que por ende nos transporta al hogar (lo privado); el hecho de arriesgar su vida diciendo que ama a Beto (puede ser síntoma de lo regalado: a pesar de lo que le pertenece, sus hijos).

Aurelia es digerida por la amargura de su madre y la prepotencia de su padre, por lo que, al contraer nupcias con Gilberto, acaba adquiriendo los roles clásicos del hogar, como coser y cocinar, al igual que Anastasia, sólo que Aurelia de forma sumisa.

Frente a sus ojos ve pasar al hombre alto y elegante… La niña de cinco años intenta abrazarlo de las piernas… El padre se hace a un lado y no la voltea a ver… Aurelia corre a su madre llorosa; pero Anastasia está sentada en la mesa del comedor limpiando frijoles y no le hace caso…Ceferino saca un par de pañuelos de su pantalón; con ellos amarra las muñecas de la niña a los barrotes de la cama… Después oye gritos, gritos de odio, de terror… de alguien que delira y se retuerce en su propia agonía. (111-112)

En esta novela los hijos no han sido la solución para tratar de equilibrar ambos mundos, por el contrario, son objetos de discordia entre los padres. “Lo perdí todo, no me quedaron más que los recuerdos”, concluye Anastasia.

Susana es el producto de estas dos generaciones “Mi madre me dijo estúpida muchas veces porque escogí el domingo para ir a Xochimilco. No le gusta la gente, dice que es estúpida, como yo…” (13) Lo interesante de este personaje es que gracias a su locura, tal vez heredada, quizás alimentada por su madre y su abuela, se posiciona tanto en el mundo de lo masculino, como en el femenino. Gracias al desdoblamiento de personalidades, Susana anula la cadena masculina que sometió a sus antecesoras.

El tema conyugal es recurrente en la escritura de mujeres, por lo menos en Hispanoamérica. Aunque no el conformismo, sí la desdicha de las personajes, comienza a partir de aquí, o por lo menos termina siendo un fracaso, tal es el caso del cuento Fierro dulce, de Socorro Venegas, El eterno femenino, de Rosario Castellanos, su cuento Receta de cocina; La palabra me sonó extraña, de Matilde Pons; el matrimonio de Magdalena en Mi hermanita Magdalena, de Elena Garro, y más.


2. El cometario:

Y si yo fuera Susana San Juan… de Susana Pagano, es publicada en 1998. La escritora nace en la ciudad de México, en 1968. La escritora, seducida por la obra literaria de Juan Rulfo, recrea o inventa un personaje femenino que toma de Susana San Juan su nombre y parte de la historia de este personaje literario consagrado por la literatura. Y si yo fuera Susana San Juan… es una genealogía femenina. Al contrario de Susana San Juan, quien vive con su padre, llorando a su marido y al lado –física mas no espiritualmente– de Pedro Páramo, Susana, la narradora vive con su madre –quien fuera abandonada por el padre– y con su abuela loca. En esta historia, la madre manda a Susana con el psiquiatra pero cuando ésta encuentra a Juan Rulfo y a Susana, personaje creado por el escritor, Susana mata a la Susana que era antes para empezar a vivir en Susana San Juan, deja atrás el encierro y ya no le importa el rechazo de la madre y la abuela. El autoritarismo de los padres genera el odio y la locura. Las historias se entrecruzan, la de la abuela se recupera a través de unas memorias que aparecen en cursivas y la historia de Aurelia se delinea de modo paralelo. La Susana San Juan de esta novela está enamorada de Pedro su medio hermano, pero como se ha investido con el nombre y la historia del personaje de Juan Rulfo ya no hay incesto, así que la encarnación de la fantasía, la actualización del personaje literario es la posibilidad de superar la locura y cerrar el círculo. Las tres Susanas –que la autora, de manera lúdica, nos hace confundir en una– pasan de un texto a otro. En la realidad, por el juego, también los límites entre literatura y vida se borran.


3. Apuntes próximos a una posible interpretación:

1. Algunos de los aspectos centrales del polifacetismo de la obra son: la locura de las Susanas y sus varios efectos, la soledad como leitmotiv y/o tema recurrente; las implicaciones y significaciones de la casa como espacio infernal.

2. La protagonista no está exenta de sufrimiento; en su persona se combina lo alto y sublime con lo abismal, lo celeste con lo humano, lo demasiado humano con lo infernal; el sufrimiento con la transfiguración, la catabasis (el descenso a los infiernos) con la ascensión, la estigmatización (por su locura y el abandono en el que vive su madre y la locura de su abuela) con la apoteosis (salir de Dios para hacer de una persona un dios: Rulfo). Precisamente la locura es una clave para el ensanchamiento del mundo “normal” porque la mera racionalidad excluye partes importantes de la realidad, que no obstante siguen existiendo y perteneciendo a la vida. Sacar lo anómalo, lo ridículo (y risueño), lo “enferm(iz)o”, lo infantil y senil del conjunto de lo permitido, significa necesariamente una restricción de la existencia social, colectiva, e individual; una falta de plenitud.

3. El refrán popular reza que los niños y los locos dicen la verdad. En un mundo supuestamente organizado y controlado de manera racional interrumpen los lados burlescos (Susana que se burla de todos a través de su locura) y oscuros de la condición humana; se difunde tanto lo satírico, lo dionisiaco, lo carnavalesco, que vuelve lo de arriba abajo, que permite arrojar otra luz a la realidad normalizada y estandardizada criticándola, como lo grotesco, lo fantasmal y al fin y al cabo lo letal.

4. El sueño de la razón produce monstruos, había constatado ya el romanticismo, la “contrailustración”, el oscurantismo y el misticismo.

5. La locura de Susana le permite a ella protegerse del asedio y del (des)amor de su familia, ella logra escaparse del mundo que la abandona; su familia nunca alcanza a dominarla.

6. Para Susana, la locura es también una forma de rebelión.

7. En Rayuela de Julio Cortázar la locura y la recuperación de un estado infantil contribuyen también al proyecto ambicionado de alcanzar y (re)crear una totalidad (perdida). El intelectual Oliveira, que reduce el mundo a categorías racionales, tiene que experimentar doloridamente que la 'analfabeta' Maga y su hijo tienen una accesibilidad insoportablemente liviana a una integridad e inmensidad, a una humanidad y sensualidad que a él le son ajenas, incomprensibles e inconcebibles.

8. En Pagano la figura de la loca aparece como un ser fragmentado que en un intento de escapar de una estructura patriarcal asfixiante, termina siendo absorbida por este mismo sistema.

9. Y si yo fuera Susana San Juan, que transcurre en su mayor parte en el interior de una vivienda, se caracteriza por la ausencia casi total de referencias sociales y/o políticas.

10. Pagano, frente a imágenes de locura como construcción de la identidad.

11. Pagano ha vociferado su rechazo a categorizar la literatura como femenina y se opone tajantemente a llamarse feminista. La escritora, por lo tanto, parecen moverse en una política cultural que mientras, por un lado, deja un espacio adecuado para la visibilidad de lo marginal, por otro, sigue controlando la producción, recepción y distribución de esa cultura.

12. El apelativo ‘irracional’ se emplea para nominar a cualquier mujer que se opone a unas normas, comportamientos y espacios, tradicionalmente asociados con lo femenino, y que acentúan un carácter general de pasividad e inercia en la mujer. Este sentido de transgresión y ruptura mental – y/o física – sintetiza la figura de la loca.

13. Una loca representa la denominación más común para cualquier mujer que cruza el umbral de la casa y que da un paso fuera de los límites tradicionales del pudor femenino (decoro, modestia, humildad y pureza) y del recato (prudencia, cautela, timidez).

14. Las protagonistas de estos textos, bien están locas, bien enloquecen durante el transcurso de la historia como expresión de su antagonismo ante un sistema patriarcal que las limita y, en muchos sentidos, las elimina. Sin embargo, la locura puntualiza una ruptura femenina que ha sido tradicionalmente descartada como irracional y, por lo tanto, sin relevancia o poder alguno: las madres de la plaza de mayo catalogadas como locas.

15. Así, en un contexto latinoamericano, a primera vista lo femenino aún parece acogerse a un modelo de silencio, inmovilidad y humildad, o en caso de discordancia con esta pasividad, se asocia con lo irracional y, consecuentemente, lo insignificante e ineficaz.

16. Frente a esta ausencia de lo femenino, lo masculino se adjunta tradicionalmente con la actividad, la presencia y, por supuesto, la razón. La crítica de esta relación unilateral entre género y raciocinio: esta es la gran interrogante del feminismo.

17. En ambos campos, la presencia femenina era prácticamente inexistente y cuando se enlazaba locura y feminidad, como en el caso de Freud, la figura de la histérica (la histérica es la mujer que no posee un hombre) estaba condenada a un vacío físico y mental por no poseer el órgano sexual masculino. Sin embargo, resulta necesario distinguir este prejuicio social que identifica a la mujer con la locura sin profundizar en las diferencias de esta feminidad de un discurso occidental más general en el que la asociación raciocinio/locura no siempre ha respondido a una visión de género fija y limitada. De hecho, la sabiduría ha sido identificada tradicionalmente con la figura femenina de Sofía mientras que la figura del loco (fool) se enlazaba con lo masculino.

18. Lo femenino con lo irracional y, consecuentemente, con una ausencia de poder, coinciden en retratar a la loca como una imagen de ruptura ante un patriarcado opresor que en nada tiene que ver con sus deseos.

19. La locura se presenta como un viaje hacia una oscuridad necesaria para poder alcanzar una claridad posterior y un ser completo. Así, aunque en todos los textos tratados la materialización literaria de la loca exhibe imágenes de ruptura, las variadas representaciones de esta figura en obras cercanas, no sólo temporal sino también espacial y culturalmente, indican, por un lado, la imposibilidad de universalizar la imagen de la loca desde una perspectiva femenina. Por otra parte, la heterogeneidad con la que las escritoras narran la ruptura de esta figura con el patriarcado (como seres bien fragmentados bien utópicos) es una clara indicación de la ambigüedad que a finales del siglo XX sigue acompañando la representación narrativa de la liberalización de la mujer.


4. El hipotexto: Pedro Páramo de Juan Rulfo:

La novela se divide en 10 partes:

La primera parte comienza con la llegada de Juan Preciado a la tierra de Comala (pág.6-10).

La segunda parte retrocede en el tiempo y nos relata una pequeña parte de la infancia de Pedro Páramo (pág. 10-12).

La tercera parte cuenta las vivencias de Dolores Preciado y Eduviges al relacionarse con Pedro Páramo.

La cuarta parte relata lo que ocurrió en el pueblo tras la muerte de Miguel Páramo (pág. 15-21).

En la quinta Damiana Cisneros relata una de las vivencias de Pedro Páramo, explicándonos el por qué de la relación con Dolores Preciado (pág. 21-25).

En la sexta parte la historia regresa con Juan Preciado contándonos lo que vivía y presenciaba tras caminar por las calles de Comala y parte de las anécdotas de Damiana Cisneros (pág. 26-38).

En la séptima parte, la historia continua relatándonos lo que sucedió tras la muerte de Miguel Páramo (pág. 39-43).

La historia continua a partir de la octava parte con de Pedro Páramo, contándonos sus vivencias con su esposa, Susana San Juan (pág. 43-54).

La novena parte nos cuenta los últimos momentos de su esposa y el desinterés que tuvo en participar en alguna revuelta revolucionaria de ese tiempo (pág. 54-65).

Y la última parte cierra con la muerte de Pedro Páramo. (pág. 65-68).

Las ideas principales que destacan son:

1. Juan Preciado le promete a su madre en su lecho de muerte, ir a Comala en busca de su padre, a exigirle lo que era suyo. (pág. 6)

2. Juan Preciado se encuentra con Abundio Martínez quien le indica dónde está Comala y le aconseja que busque a Eduviges Dyada para que le dé hospedaje, advirtiéndole de los peligros de Comala. (pág. 7-10)

3. El narrador nos introduce al protagonista Pedro Páramo, contándonos parte de su infancia y el principio de su relación con Susana San Juan, así como también nos muestra su comportamiento con sus padres y su actitud hacia la vida. (pág. 10-12)

4. Eduviges le cuenta a Juan lo unidas que eran ella y su madre, Dolores, y cómo ella la sustituyó en su noche de bodas, pues Dolores no podría estar con Pedro. Un día Dolores Preciado comentó que extrañaba a su hermana, por lo que Pedro Páramo la mandó a visitarla, pero nunca volvió a reclamarla. (pág. 13-15)

5. Eduviges introduce una historia más: la muerte de Miguel Páramo y los acontecimientos que sucedieron a su alrededor, al grado de que Pedro Páramo consciente de ello, asume como propios los crímenes e injusticias perpetrados por Miguel: asesinatos y violaciones. (pág. 15-21)

6. Damiana Cisneros, le informa a Juan que ha estado hablando con un alma en pena, la de Eduviges. Damiana Cisneros también parece inconsciente de su propia muerte y se lleva Juan Preciado camino de “La media luna” propiedad de Pedro Páramo, mientras le va contando historias de otros pobladores de Comala. Juan Preciado empieza a sospechar que también Damiana estaba muerta. (pág. 21-26)

7. Juan Preciado conoce a dos personas aparentemente muertes que le dan hospedaje en una casa caída en pedazos. Una noche, Juan comienza a sentir calor y camina sin rumbo hasta caer en la plaza del pueblo. Juan Preciado comienza a percatarse que el también había muerto tras afirmar “Me mataron los murmullos”. (pág. 26-34)

8. Después de muchos años, Don Bartolomé y su hija Susana San Juan regresan a Comala, con la ayuda de Pedro Páramo quien les ofrece su casa. Susana perdió la razón con la muerte de su marido Florentino. Para Don Bartolomé, Pedro no era hombre para su hija. Así es como el Pedro Páramo se vió obligado a eliminarlo en las minas La Andromeda, para pasar los últimos años de su vida a lado de Susana. (pág. 46-51)

9. Pedro Páramo se responsabiliza de Susana, pero en la mente de Susana sólo existía el recuerdo de su esposo fallecido, Florentino. Pedro sabía que él no podía luchar contra lo que rondaba la mente de Susana y se conformó con velar su sueño y cuidarla hasta su muerte. (pág. 51-63)

10. Algunos revolucionarios Villistas buscan a Pedro Páramo para matarlo, pero este les ofrece financiamiento y hombres por lo que deciden dejarlo y aceptar su ofrecimiento. Su ayudante “el Tilcuate”, también se va con ellos además de asaltar a la tierra de Contla, que es “de ricos”, como mandato de su patrón don Pedro. (pág. 53-55)

11. Susana muere y Pedro en su tristeza, se deshace de todo, no vuelve a sembrar ni a invertir en sus tierras, por lo que llevó a la desgracia al pueblo de Comala. (pág. 63-65) 12. Abundio Martínez en su tristeza por la muerte de su esposa Refugio, pierde la razón y se emborracha en la tienda de mamá Villa. Va a “La media luna”, lugar donde vive Pedro, a pedir una caridad para enterrar a su mujer, matando a Pedro Páramo. (pág. 65-68).


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